The hero and the banshee - Stydia (Teen Wolf)

7 minutos en el cielo (Cap. 4)

-Lydia, ¡hablame! ¿No fue solo para ayudarme? ¿Lydia? -Stiles estaba confundido también. ¿Por que ella lo había metido en esta situacion? Él realmente no queria hablar sobre eso; la memoria lo hacía sentir patetico.

¡La única forma en la que él habia logrado que la chica que amaba lo besara, fue teniendo un ataque de pánico!

Lo hacía sentir tan horrible con si mismo; el estaba convencido de que ese beso fue la confirmación de que su amor nunca pasaría.

Pero todavía, él sentía algo por ella.

-¡No! ¿Esta bien? ¡No lo fue!

Lydia estaba llorando, había arruinado todo.

-No fue para ayudarte. -Continuó.- Yo... o sea, si lo fue. Pero cuando pasó... yo sentí que tu respiración se normalizaba, pero... no quería separarme. Lo lamento. -Lydia iba a abrir la puerta del armario, pero Stiles la tomó por la muñeca.

-¿De que estas hablando? ¿Por que querías besarme?

-¿Es en serio? ¿Necesitas que lo deletree para ti Stilinski? -Stiles asintió tímidamente en la oscuridad.

-Ugh, Stiles... me gustas ¿Bien? Me gustas... mucho. -Dijo bajando el tono al final de la oración.

Lydia hundió su cara en sus manos. Acababa de arruinar toda su amistad con Stiles y se habia humillado en el proceso.

De pronto, Stiles, movió las manos de la cara de Lydia.

Puso su mano en su mejilla y otra al rededor de su cintura.

-He estado esperando para que digas eso desde tercer grado. No tienes que decir que lo sientes. -Y ya no pudo aguantarlo más.

La acerco a él y la beso. Era ese beso, que parece irreal, es como si eso no estuviera pasando en realidad. Pero lo estaba, y ambos parecian felices con ello.

¿Recuerdas esa canción? ¿Que dice que sientes fuegos artificiales cuando estas con esa personas? Era exactamente eso. Chispas se encendían en sus interiores. Que no se a pagarían jamas.

Las manos de Lydia encontraron un lugar en su nuca, para acercarlo más. Ninguno de los dos podia parar de sonreir. Era como deshacerse de una carga que llevaba en ellos mucho tiempo. Ahora ninguno la llevaba. Era perfecto.