Capítulo 3: Azul y Gris.

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5 meses después.

¿Cómo pasó de estar en su apartamento procrastinando y lamentándose, a estar camino a un bar por la noche? ¿Acaso no podía acurrucarse en su miseria por cinco minutos más antes de enfrentar al mundo?

MinGi no le sorprendía que una vez más todo volvió a ser culpa de su mejor amigo, Jeong YunHo. En esta ocasión, lo sacó de la comodidad de sus sábanas en casa de sus padres bajo el pretexto de que ya había pasado mucho tiempo —otra vez— sin salir al mundo real y era tiempo de socializar como el adulto de veinticinco años que era. Pero, MinGi no estaba preparado para salir y “divertirse”. Su corazón roto aún dolía como el primer día y le arrebataba los ánimos, las ganas de comer e incluso el sueño, pues el insomnio que combatía desde hace meses era extenuante.

La comodidad de su habitación era lo único que deseaba, pero... ¿acaso deseaba algo más en estos días donde no podía sentir nada? Su alrededor no lograba causarle ninguna emoción genuina. La peor parte era que se sentía tonto e inútil por seguir aferrado a una persona que lo abandonó por otro, aun cuando él la amó como a nadie más... y eso sólo era el principio de toda su miseria. También, estaba la culpa que lo consumía y que le decía que se lo merecía por mentir toda su vida sobre su sexualidad, sus intereses, por dejarse llevar en su despedida de soltero y sentirse atraído de la única persona que nunca podría tener.

Luego de meses —todo el invierno y parte de la primavera— de estar entumecido en su melancolía, MinGi no creía que salir un viernes por la noche marcaría una diferencia. Nunca nada lo hacía sentir mejor. Y, por más que intentó oponerse a su mejor amigo, aceptó su propuesta luego de ver la preocupación en su rostro.

—YunHo, no se ve cómodo —comentó bajito la novia del azabache, creyendo que MinGi no la escucharía—. Esta es la octava vez que intentas sacarlo a un bar. Deberías dejarlo tranquilo, aún no está listo... —refutó, por su tono de voz estaba regañando a YunHo.

—No puede pasar su vida escondido en su habitación en casa de sus padres, MinSeo.

—¿Saben que puedo escucharlos bien, no? Y es incómodo que hablen como si yo no estuviera aquí —intervino MinGi en la discusión, la pareja compartió una mirada avergonzada por ser descubierta en su cotilleo.

—Lo sentimos —se disculpó la chica por ambos.

MinGi sonrió torcido y ocultó detrás de su sonrisa lo mucho que odiaba ser tratado con lástima, compasión y pena por los que más le importaba. Él sabía que no estaba bien, que toda la situación de su boda fue un golpe muy duro en su vida y que permanecía atascado en el mismo punto desde hace meses. Aún así, la indulgencia hacia su persona tomaba niveles tan bochornosos que ya no deseaba salir de casa o siquiera ser visitado por sus amigos. Song resopló, adelantándose de una vez por todas al bar con una idea en mente: fingir que la pasaba bien.

Él podía fingir que estaba bien para que los demás también lo pensaran.

Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo. MinGi se dio cuenta que sería un reto fingir que lo pasaba bien cuando dentro del bar lleno de personas, se sintió abrumado y fuera de lugar. Su idea no era la mejor solución pero estaba tan jodidamente desesperado que deseaba intentarlo con tal de sentir algo, demostrar algo, engañarse y engañar a los demás. ¿Era posible sacudirse lo que sea que tenía encima y lo hacía sentir tan enfermo?

Casi suspiró de alivio cuando el brazo de YunHo pasó sobre sus hombros recordándole que no estaba solo.

—Demonios, creo que nos perdimos el show. Bueno... MinSeo ve por una mesa, MinGi y yo iremos por las bebidas —Jeong le guiñó un ojo a su novia, quien rodó los ojos en respuesta antes de irse.

STRIP » MinJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora