STRIP » MinJoong

Capítulo 11: Día de Sauna.

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Este enamoramiento no era nada parecido a lo que antes experimentó. No era como el deseo de consumir por pura lujuria el cuerpo de esa persona. La posesividad inentendible de que sea suyo y de nadie más. El romance que sesgaba su visión en un mundo perfectamente imperfecto. La costumbre de sentirse a gusto aún cuando no había pasión. O sentirse protegido y valorado. En sus veintiséis años él navegó a través de esas relaciones en una marea inestable que casi lo ahogó en su propia decepción.

Y aún HongJoong tenía la manía de ver a las personas con una esperanza de que podía funcionar, aunque sus novios y novias vinieran con claras advertencias. Pero ninguno de sus enamoramientos o de sus desilusiones pasadas eran como ésta. Todo lo que conoció se había mezclado en un poco de cada buena y mala experiencia y lo estaba tomando por sorpresa.

Fue como quitarse prenda por prenda, le traía una emoción aterradora a HongJoong pero conocerse lentamente hizo que algo más creciera en su pecho, transparente y sincero. Como si estuviera desnudo, sentía todo a flor de piel. Era su enamoramiento más honesto.

¿Podría mantenerlo?

Luego de aquella mañana donde casi fueron descubiertos por el CEO, MinGi se había disculpado tantas veces que HongJoong se sintió miserable. Él no se llevó la peor parte, al final fue MinGi quien se la llevó cuando su padre le rompió el labio de una bofetada. Kim entendió, entonces, que era arriesgado ser descubiertos por ese señor ya que su ira podía drenarla sin misericordia contra MinGi. Y, en su corazón pesó que el menor se sintiera el doble de culpable aún cuando no debía y se volviera más atento para enmendar esa horrible mañana. Pero hubo algo más... era difícil no darse cuenta.

Otra prenda caía al suelo.

Ellos estaban dando un paso más allá... y este enamoramiento estaba en una cuerda floja, ya sea por ser descubierto o por lo que HongJoong ocultaba.

—¡HongJoong! ¡Se va a derramar! ¡Cuidado, idiota! —le gritó el castaño y sujetó su mano para evitar que la copa se rebosara de su límite. XiaoJun le dio una mirada sorprendido, era la segunda vez que prevenía un desastre—. ¿En qué piensas tanto? Estás totalmente fuera de ti. Podrías tener un accidente por andar distraído, hyung —tiró el cóctel fallido por el drenaje.

—Discúlpame... estoy un poco... no sé dónde tengo mi cabeza estos días.

—No me digas que el hijo del diablo terminó contigo. A la mierda, hay mejores hombres allá afuera.

—Si fuera eso, no estaría así.

—¿Lo extrañas? No creí que fueras tan pegajoso. Todos los días salen a comer juntos, ya no almuerzas con YuRi y conmigo. ¿Hoy tuvo trabajo o qué?

—Su padre le dejó tanto trabajo que es ridículo —Kim tomó la carta de bebidas aún con la mente en las nubes—. XiaoJun, le gustó bastante a MinGi y yo... creo que me estoy enamorando cada vez más.

—¿No es eso lo normal? Están saliendo, tienen sexo y se divierten. De hecho... ¿no tienes miedo de ser despedido?

—De hecho, no hemos tenido sexo, no todavía —XiaoJun alzó una ceja y luego rompió a carcajadas ante esa mentira—, y no sería la primera vez que me despiden por coquetear con alguien. Aunque esta vez si soy culpable, las otras no lo fui.

—La tensión entre ustedes es asfixiante. No puedes decirme que salen pero no han tenido sexo, no te lo compro —dejó la botella de ron a un lado para encararlo.

—No, por muy raro que suene.

—¡Vamos, no morirás por admitirlo!

—¡Te digo la verdad! —bramó indignado.