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Se estaba obsesionando.
Habían pasado días desde que se reencontró por segunda vez con HongJoong y... no podía sacarlo de su mente. Era como si todo en él no lo quisiera dejar ir, así que a su cabeza llegaban un sinfín de recuerdos en los momentos más inoportunos para mortificarlo. Al principio sólo eran las sonrisas y coqueteos de ese hombre lo que se reproducía como un disco rayado en su mente. Pero, luego empezó a revivir fragmentos de su despedida de soltero o la noche en el bar y ahora sus mejillas se calentaban de vergüenza. Y los besos... tal vez ellos eran la parte más difícil de todo porque le era imposible no anhelar aquellos labios de nuevo contra los suyos.
En algún punto, como un buen ingenuo, creyó que su pequeña fascinación cesaría pronto como si se tratase de un simple crush pasajero. Quizás, para la siguiente semana ya lo habría olvidado por completo. Pero, con el paso de los días, su fascinación por el peliazul sólo parecía hacerse más fuerte. Incluso durante la cena con sus padres divagaba entre sus fantasías, en muchas de ellas el mismo escenario se repetía una y otra vez: HongJoong le robaba un beso y él se lo devolvía sin temor a que otras personas los vieran y descubrieran su sexualidad.
MinGi sabía que debía prestar atención a lo que sus padres decían si quería evitar una discusión. Aunque, tratándose de ellos, cada vez que les hablaba o les prestaba atención acababa de mal humor. Hoy no sería la excepción.
—¿Qué opinas, MinGi? —preguntó su madre sacándolo de sus pensamientos.
—¿Sobre qué? —dijo a destiempo.
Song percibió la irritación de su padre en la frialdad de su severa mirada mientras su madre yacía preocupada en su silla y se preparó para el sermón a continuación. MinGi deseó que ésta no fuera la misma tóxica rutina de regaños e insultos que giraba en círculos viciosos, cuyo inicio lo conocía perfectamente y final acababa peor que el anterior. Cuando su padre golpeó sus manos contra la mesa, suspiró con pesar.
Ahí iba otra vez su arrebato de ira.
—¡Song MinGi es suficiente de toda esta mierda sin sentido! —regañó enfurecido y lo apuntó con su dedo—. ¡Eres un hombre! ¡Eres parte de los Song! Tu novia te dejó y ya debes superarlo. No puedes andar como una niñita llorando por meses, tienes que hacerte cargo de tu vida y de las responsabilidades de la empresa que te corresponden, ¿te queda claro?
MinGi no contestó, sus ojos permanecieron en su plato a medio terminar.
—¿¡Te quedó claro!? —gritó histérico.
—Sí... como usted diga.
—Bien, mañana mismo irás a hacerte cargo de tu trabajo. Mi asistente te dirá lo que tienes pendiente —el castaño asintió hastiado—. También, necesito que vuelvas a tener una reputación adecuada, trata de tener citas... y aléjate de ese amigo tuyo, Choi JongHo. No es buena influencia para ti, ni es bueno para tu imagen por lo que tampoco es bueno para la mía... —concretó y MinGi observó perplejo ese incesante descaro.
—No, no lo haré —negó rotundo, dejó caer sus cubiertos contra el plato y el sonido estridente del impacto hirvió la sangre del señor Song.
—¿Qué dijiste, niño?
—No dejaré de ser amigo de JongHo sólo porque tú quieres eso.
—¡Es un maricón! —exclamó, la vena en su sien palpitando hasta el punto de casi estallar—. ¡No puedes relacionarte con gente así! ¡No vas hacerlo! O sino...
—¿O sino qué? ¡Tengo veinticinco años! Él es mi amigo, no te metas con mis amistades también. ¿Qué no te basta con lo que ya controlas en mi vida? ¿Qué más quieres?
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STRIP » MinJoong
Fiksi Penggemar❝Desnúdate, dime lo que sientes, te haré llegar al cielo con un beso y mis manos sobre tu cuerpo...❞ A un día de su inminente boda, su amigo Jeong YunHo cree conveniente llevar a cabo la tan ansiada despedida de soltero, así que arrastra a MinGi a u...