Final.

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¿Mike? Me asusté más al ver que él me sonreía cínicamente.
Intenté moverme para poder safarme, pero fue imposible.
Él se acercaba cada vez más, y yo me repetía ¿qué carajos está ocurriendo aquí?
-No te asustes linda. Si Harry tanto te ama sabrá en dónde te encuentras. Él conoce este lugar, -tomo una bocanada de aire y luego siguió- y lo conoce muy bien.
Yo me confundí, ¿a qué mierda se refiere? Quise seguir moviendome pero fue imposible, no podía hacer nada.
Comencé a llorar. Mike se acercó al lado mío.
-No llores, preciosa. No tienes que llorar. Las princesas no lloran. -Lo dije con una cierta ironía, por un momento casi me lo creí.
Él llevó una de sus manos hasta la cinta que cubría mi boca.
-No sabes lo feo que es verte así, tan debil, tan... -elevó la cabeza, tratando de buscar las palabras correctas- vulnerable. Pero tú te lo has buscado. No había necesidad de engañarme. -con su otra mano comenzó a acariciar mi cabeza- Rompiste mi corazón, y ahora romperé el de Harry. Oh, quedará debastado cuando se entere que su amada Cassie murió. ¿No es cierto?
Abrí los ojos, ya que los tenía totalmente cerrados, y traté de mirarlo. Encontré sus ojos e intenté suplicarle que no lo hiciera. No merecía esto. No le había hecho daño a nadie. Solo seguí mi corazón.
Más lágrimas salieron de mis ojos, en este momento lo único que quiero es correr hasta los brazos de Harry. Lo necesito, y mucho.
Mike dio otro hasta acercarse a mi pelo, lo cogió y lo olió con delicadeza.
-Bebé, hagamos un trato -dijo suavemente- yo te suelto, pero tú te quedas callada, ¿vale?
Asentí de la manera que pude y me quede observando cómo él quitaba unas llaves de una pequeña caja que había en la habitación. Una vez que las tuvo entre sus manos, caminó en dirección hacia mis tobillos y los acarició, haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Con la llave fue raspando mis talones y luego comenzó a jugar con los dedos de mis pies. Me estaba incomodando, pero no podía decir nada. Después de divertirse con mis pies, subió sus manos hasta mis rodillas, luego acarició mis piernas desnudas y llegó al borde de la camisa, intenté detenerlo moviendo mis piernas, y eso mismo hizo él. Paró con sus toquetoneos y volvió hacia mis pies, justo donde estaban las cadenas, y me soltó el pie izquierdo.
-Mierda, bebé. Te has lastimado. -Exclamó mientras me quitaba la cadena del otro pie.
Mike se volvió a mi lado, se arrodilló y me miró. Yo giré mi cabeza para poder mirarlo a él. Qué bipolar que es, pensé mientras veía como me soltaba la muñeca derecha. También pude ver la cara de asombro al ver las lastimaduras que tenía por haber intentado safarme. Se levantó y fue hacia el otro lado, hizo lo mismo que mi otra muñeca y quedé libre, por fin.
Me levanté, algo asustada, y quité la cinta de mi boca, suspirando con alivio.
-Ahora prométeme que te quedarás callada y que no inttentarás escaparte.
-Lo prometo. -dije con una leve sonrisa. Ya estaba planificando mi propio escape, qué iluso.
-Iré a buscar un poco de alcohol para limpiar tus heridas. Quedate aquí. -dijo Mike antes de salir de la habitación.
Bien Cassie, hora de salir de aquí.
Esperé unos segundos y luego me levanté. Caminé hasta la puerta en puntillas de pie, la abrí lentamente y miré para ambos lados antes de salir.
Luego de salir, cerré la puerta sin hacer ruido.
Comencé a caminar lentamente por el corredor. Las paredes eran muy lindas, de un tono dorado con blanco. Algo delicado.
Mientras caminaba hacia la puerta de salida, sentí una respiración en mi nuca. Me asusté demasiado.
-Te dije que te quedarás quieta.
Empezaron a temblarme las rodillas y temí de caer.
No pude evitarlo, intenté correr sabiendo que sería inútil y que mis rodillas estaban muy debiles. Me invadió en pánico y salté hacia la salida.
Lo tuve delante de mi en un abrir y cerrar de ojos. Actuó tan rápido que me sorprendió.
-Yo pensaba ayudarte, perra. -pronunció con toda la irá del mundo y luego un golpe demoledor impactó en mi pecho y me sentí caer hacia atrás. Escuché el ruido del cristal romperese cuando mi cabeza se estrelló contra los espejos. El espejo se agrietó y los vidrios cayeron al suelo, justo a mi lado.
Estaba aturdida para sentir el dolor, ni siquiera podía respirar.
Se acercó muy despacio.
-Esto causará un efecto muy doloroso para Harry, ¿no crees? Tendría que ver esto.
Se abalanzó hacia a mi de inmediato y me pateó la pierna. Oí el espantonso chasquido antes de sentirlo, pero luego lo sentí y largué un grito de agonía. Me retorcí para agarrarme la pierna, él permaneció junto a mí, sonriente.
-¿Te gustaría una última petición? -preguntó mirandome.
-Harry... -susurré con el poco aire que me quedaba.
Me golpeó la pierna rota. Oí un alarido taladrador. Estaba en shock. Entonces algo me impactó contra la cara y me llevó de nuevo hacia los espejos.
Por encima del dolor de la pierna, sentí el filo del cristal atravesar mi cuero cabelludo. En ese momento, un líquido húmedo y caliente empezó a recorrer mi pelo a una velocidad alarmante. Noté cómo empapaba el hombro de mi camiseta, y oí el goteo sobre la madera en la que me hayaba. Se me hizo un nudo en el estomago a causa del dolor.
A travez de la nausea y el vertigo, atisbe algo que me dio un último hilo de esperanza. Los ojos de Mike, que poco antes mostraba interés ahora ardían con una incontrolable rabia.
Ojalá todo fuera rápido a partir de ahora. Todo lo que podía esperar era que la pérdida de sangre se llevara mi conocimiento con ella. Se me cerraban los ojos.
Oí el gruñido final de Mike como si proveniera de debajo del agua. Pude ver, a traves del tunel que se habia convertido mi visión, cómo la sombra oscura de él caía sobre mi. Con un último esfuerzo, levanté mi mano para proteger mi rostro.
Entonces se me cerraron los ojos y me dejé ir.

Conociendo a Harry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora