XIV

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Harry solo me miraba. No podía desifrar su expresión.

Todos estaban en silencio. Todos tenían sus ojos clavados en mí.

No estoy de humor para esto. No, mucho menos ahora.

—Es sobre las fotos. Sobre los dichos en las redes. —habló de una buena vez.

—¿Y qué con eso? —dije fría. Él no tiene la culpa, pero no quiero más problemas de los que ya tengo.

—¿Estás bien? —preguntó Louis, que estaba al lado mío. Al parecer él sí lo había notado. Él si prestó atención en como estaba.

—¡Claro que no! ¡Primero las fotos, luego Mike, no estoy bien!

Explote. En cierto modo, explote.

No se puede contener a una bomba que sabes que en cualquier momento explotara y no hará más que lastimarte.

Lleve mis manos a mi rostro. No lloraría. Estaba segura. Solo, necesito pensar en lo que haré. Si tendré que suplicarle a Mike de volver o conformarme con Harry, que sé que me ama.

Esto es como una batalla entre Mike y Harry. Sólo uno podrá ganar.

El problema, es que quiero que ambos ganen aunque yo sepa lo imposible que es.

Tal vez tenga miedo; sí, miedo. Miedo de perder a Mike. Él fue mucho más que mi simple novio.

Mucho antes, él había sido mi mejor amigo, ¡compartíamos todo!

Él fue mi primer novio. Mi primera vez.

Fue muchas cosas para mí. Y lo que menos quería era perderlo.

Me levante del sofá y mire a cada uno.

—Tengo que irme. Lo siento. —mi voz salió quebrada. Sabía que si no me iría, lloraría ahí mismo.

Salí dando un portazo. Sólo quería llegar a mi casa y encontrarme con Jason. Mi pequeño.

Pasé dos habitaciones, hasta que llegue a la 123.

Saqué la llave de mi bolsillo y abrí la puerta.

Todo estaba en silencio. Estarán durmiendo, supuse.

Camine por el pasillo, hasta la puerta de mi madre.

La abrí y allí estaba ella. Durmiendo con Jason en brazos.

Saqué mi móvil y les hice una foto. Luego la subí a Instagram. Se veían hermosos.

Cerre la puerta y me metí en la cama, al lado de mi madre. La quiero muchísimo.

Los quiero muchísimo.

Los amo.

Fui cerrando los ojos, hasta quedarme profundamente dormida.

[---]

Al día siguiente, me desperté en mi cama. ¡Alto! ¿No me había quedado dormida con mi madre?

Sentía un peso en mi brazo izquierdo. Me gire y ahí estaba Jason. Durmiendo angelicalmente.

Sin despertarlo, le dí un besito en su cabello castaño.

Puede que solo tenga 4 años, pero cuando él habla, te hace creer que es un tipo de 80 atrapado en el cuerpo de uno de 4.

Tengo que admitirlo, cuando estaba con él, me olvidaba de todo.

Sonreí cuando Jason abrió su pequeño ojito y me miro.

—¿Cassie?

—¡Hermanito!

—¿Mamá? ¿No estaba durmiendo con ella? —como les dije, cuando habla parece tener 80 años.

—Sí, yo también estaba durmiendo con ella, pequeño. ¿Sabes donde esta?

—¡Esta en el trabajo! —¡consiguió el empleo! Yeei.

—Esperame aquí que la llamaré.

Jason asintió.

Me salí de las sábanas y cogí mi móvil.

Eran las 10:36 a.m.

Marque su número y espere.

Uno, dos, tres tonos y nada.

Iba a colgar cuando su voz me lo impidió.

—¡Cass, hija! Que alegría que llamas. ¿Cómo estas?

—Muy bien. ¿Tiene donde estas?

—Estoy en mi empleo, ¡lo conseguí!

—¡Felicidades! Madre, ¿te molestaría si llevo a Jason a conocer Londres? Ya verás, estamos aburridos los dos.

—Claro, llevalo. ¡No lo pierdas, eh!

—Por supuesto que no. —reí— También lo llevaré a desayunar. Adiós. Besos te quiero.

Colgue la llamada y me volví a mi habitación, donde estaba Jason.

Él estaba jugando con sus robots que le regale.

—Pequeñín, cambiate que saldremos.

—¡Wiii!

Jason salio corriendo de mi habitación a la de él.

Yo abrí mi armario y escogí unos shorts de jean rasgados que dejaba en descubierto pocas pastes de mí y un top negro con detalles dorados.

—¡Jason, vamos ya!

—Ahí voy. —grito él.

Conociendo a Harry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora