Conociendo a Harry.

XXVI

CASSIE'S POV.

Tome mi móvil y le puse la carga del celular de Harry. Después lo deje en el lugar de siempre y bajé las escaleras, rumbo a la cocina.

Cuando bajaba iba bailando al compás de la melodía que sonaba en mi cabeza. Solo movía mis pies en dirección de la suave canción que, por lo visto, no tenía intención alguna de abandonar mi mente.

Dos escalones más. Dos escalones que parecieron eternos gracias a mis pies sin control.

Cuando me cercioré de estar bajo de la escalera, mis pies se calmaron y siguieron su rutina diaria. Ambos pies trabajando al mismo tiempo. Uno adelante o otro atrás, me repetía en la cabeza hasta llegar al comedor.

Cuando estuve allí me encontré con un mega desayuno. Éste consistía en waffles, con jalea roja arriba, un panecillo, zumo de naranja y un poco de café. Vaya, él quiere engordarme, pensé.

Me senté en una silla que adornaba la habitación y me dispuse a comer. Tome el tenedor en mis manos y enseguida lo solté.

Lleve mis manos a mi cuello, desprendí el colgante con la inicial del nombre de Mike y me lo guarde en uno de los bolsillos del vestido. Ahora sí podre comer tranquila. No más Mike en mi vida.

Con una sonrisa en mi rostro me lleve a la boca un trozo del waffle.

Cuando termine de comer me levanté y lleve todo a la piletilla de la cocina para lavar todo. Eso era lo menos que podría hacer por Harry.

Enjuague todo y lo guarde en donde correspondía.

Miré mi reloj de mi muñeca y me indicaba que eran las once y cincuenta. ¿Desde cuando era tan lenta?

Subí las escaleras y fui hasta la habitación en donde estaba mi celular.

Abrí la puerta y corrí hasta el cargador. “100% cargado, retire la batería.” Hice lo que me decía y mire las notificaciones.

10 llamadas perdidas de un número desconocido. Antes de que pudiera abrir las llamadas, la pantalla se bloqueo y el mismo número que me había llamado 10 veces volvía a llamar.

Deslicé mi dedo sobre la pantalla y atendí.

—¿Diga?

—Cassie, ¿eres tú? —Pregunto el extraño del otro lado de la línea.

—Sí y ¿tú quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? —Dije muy exaltada.

—Soy Edward. ¿Te has olvidado de mi voz?

—¿Edward? Yo no conozco a ningún Edward. Disculpe, se ha equivocado.

—Veamos si esto te hace recordar algo. “Cassie, vida mía, ven con tu papi.” —Esa voz. Ahora empezaba a recordar todo. Mi “papá” me ha llamado. Él no se había preocupado por mí desde hace diecisiete años y ahora venía a llamarme. De un momento a otro, mi vista se nubló y no sentí mis piernas. Mis manos se aflojaron y me obligaron a soltar el móvil. Ya ni me acordaba de su rostro. Él no estuvo presente en mi vida ¿y ahora me llama? ¿Con qué derecho? No sabía que hacer. Mi vista se volvía negra y sentí la necesidad de sujetarme de la pared para no caer. ¿Por qué aparecía ahora que mi vida esta tomando otro camino lejos del dolor, disoluciones y miedos? ¿Por qué él volvía? Esto parecía una pesadilla de la cual no pude despertar.— ¿Cassie me oyes? —Lo oí gritar. De la misma manera de la cual le gritaba a mi madre. Que descarado, sin vergüenza y enfermo que es. Cogí el celular y con las fuerzas que me quedaban le contesté.

—¡No sé quien te crees que eres pero nunca en tu vida me vuelvas a llamar! ¡Te odio, maldito imbécil! —Lo más rápido que pude, quite el celular de mi oído y le colgué. No quería volver a escuchar su sucia voz. No quería saber nada de él.