Conociendo a Harry.

XXIII

La alarma del móvil de Harry sonó haciendo que me despertara. Mis ojos pesaban como dos camiones. No quería levantarme. Por favor sol apiadate de mí y apagate un ratito, hermoso.

Soy vaga y con mucha honra, maldita sea.

Me giré en la cama tratando de desvelarme un poco, ya que la zona de Harry estaba fría y eso a la mañana me jode mucho. Mi zona tiene la temperatura ideal, pero una vacía es odiosa.

—¡Muy bien Cassie! Sé fuerte y mueve ese hermoso culo de la cama. —Me animé.

Con fuerza y coraje eleve mi tronco hacia arriba para poder levantarme, pero fue inútil así que caí dándome la espalda con la amada pared. ¡Es mentira! Odio a la pared. ¡Muerte a las paredes golpeadoras! Me reí por mi propio comentario. Necesito desayunar urgentemente. Me cruje el estómago. ¿Dónde estará Harry?

Nuevamente, intenté levantarme y, por suerte, no hubo ningún golpe por parte de la pared. Cosa que agradecí.

Con ambas manos me frote los ojos. La cama era grande, forrada del color blanco. Muy cómoda para decir. Creo que si fuera Harry no saldría nunca de ésta. No sé como lo hace.

Giré hacia la derecha y, en una mesilla de noche, visualicé a mi teléfono. Me estiré un poco para alcanzarlo. Lo agarre entre mis manos y: “1% de batería” “El móvil se apagara” ”Apagando...” “Apagado.” Esas eran las únicas palabras que aparecían en mi pantalla, ahora, negra. Maldición, justo cuando lo necesito se me apaga, ¿pueden creerlo? Lo dejé en el mismo lugar que estaba anteriormente. Miré a la izquierda y vi el celular de Harry. ¿Debo cogerlo solo para mirar la hora? ¿Eso se consideraría invasión a la privacidad? No lo creo. No es ningún delito mirar la hora.

Me moví para quedar más cerca y para no tener que estirarme tanto. Lo sé, toda una vaga. Una vez que estuve lo más cerca posible, tomé el teléfono en mis manos y lo desbloquee, sorprendentemente, no tenía ningún tipo de bloqueo. Eran las 9.18 a.m. En las notificaciones del móvil apareció un mensaje de una tal “Anne <3” ¿quién carajo se supone que es? Sé que esta mal meterse en la vida de los demás, pero, tengo que admitir, que me despertó curiosidad la identidad de esa tal “Anne”.

Con sumo cuidado, abrí el mensaje. Éste decía lo siguiente:

“Bueno amor, que descanses. Te amo, no lo olvides <3.”

¿Amor? ¿Te amo? ¿Quién es? Me dio más curiosidad y leí el mensaje anterior, enviado por, nada más y nada menos, Harry.

“Me tengo que ir a descansar. Hablamos luego. Tqm ;) x)”

¿Qué me perdí? Me fije en la hora que envío el mensaje. 1.38 a.m. Maldita sea. Soy una estúpida.

Pude sentir como mis ojos se aguaban. Miré al celular con asco y lo deje en donde estaba.

Me levanté, con las últimas fuerzas que me quedaban, y miré la camisa que traía puesta. De él. Me quedaba larga, hasta más arriba de las rodillas. En ese momento me la quise arrancar pero no tenía las fuerzas ni las ganas.

Pasaron minutos y yo seguía allí, parada. No me movía y tampoco pretendía hacerlo. Escuche que alguien se acercaba y me dí la vuelta.

La puerta se abrió en un movimiento repentino. Admito que me asuste. Me giré y ahí lo vi a él. Me sonreía como si me amara, de verdad. Creo que eso fue lo que me termino de destruir. “El amor duele, hasta matar.” Recordé las palabras de mi abuela, difunta. Tenía razón, no le daría la contra.

—Buenos días princesa. —Habló Harry y vino, casi corriendo, a mi lado y me abrazo. Yo no se lo respondí, me quede quieta, con el orgullo bien alto. Harry se separo de mí y me miro a los ojos.— ¿Ocurre algo Cass?