39. Aquella estrella

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—Por favor déjame verte... –volvió a llamar Inko.

Bakugou no sabía que hacer, estaba apretando sus dientes de la indecisión. Pero si la señora supo que había alguien ahí es por que quería decirle algo, estaba atónito porque pudo percibirlo, no se iba a negar, también tenía curiosidad.

Salió de la vista de la señora y se hizo visible, y volvió, para no generar un impacto de primera vista al hacerse visible frente a ella.

Se mantuvo callado y atento para traducir lo más rápido posible de lo que pudiera decir la señora.

—Por Dios... realmente eres tú... eres idéntico a como recuerdo en mis sueños.

El rubio iba traduciendo como podía y se quedaba aún más confundido, la madre de Deku le daba a entender que lo conocía y estaba totalmente desubicado. Pero aún así no dijo nada, su expresión en el rostro hablaba por sí sola.

Quería hablar pero no podía, había un nudo en su garganta que se lo impedía por ahora.

—Eres igual a como mi Izuku te describía de niño.

Con eso, lo dejó helado.

—Señora... no entiendo. –musitó bajo.

—Eres la estrella de mi hijo, aquella estrella de la que siempre hablaba.

Ahora el rubio realmente se encontraba ansioso tratando de descifrar lo que Inko quería decir.

—Al principio creí que se trataba de un amigo imaginario, los niños pequeños suelen tenerlo, pero Izuku insistía que no era un amigo como tal, porque no jugaba con él, solo lo veía a través de su ventana algunas noches.

Bakugou se sentó en una silla cerca de ella sin decir una palabra, con el único motivo para que la mujer prosiguiese hablando.

—Me lo describía como una estrella solitaria, me decía que siempre estaba triste y llorando. Cuando empezó a describirte con cabello y el color de tus ojos supe que se refería a alguien, y no a una estrella, pero él te decía así. "Mamá los ojos de esa estrella son rojos y podrían ser intimidantes porque es un color nada común pero siempre tiene lágrimas en ellos, ¿Porque llora mamá?" Me decía jeje, y no sabía que contestarle, pero le decía que intentara preguntarte.

Una como mamá también se preocupa, temía que mi hijo realmente estuviera viendo a una persona real por la ventana o peor, que mi hijo estuviera loco. Pero había noches que lo espiaba, y solo se ponía sobre sus rodillas frente a la ventana, nunca vi nada.

Pero después él empezó a dibujarte también...

Katsuki estaba con ese nudo en la garganta más tenso que nunca, estaba al borde de las lágrimas.

—Sabes, Izuku era un niño muy pequeño, 3 o 4 años, y cuando me decía todo eso, lo tomaba como simples fantasías de niños, incluso cuando fue creciendo y su interés en la astronomía también creció, no le tomé demasiada importancia.

La importancia se la di, y me di cuenta de todo cuando después de años que desapareció mi Izuku empecé a tener sueños recurrentes, con él, contigo...

Bakugou abrió más sus ojos al acordarse que también había tenido sueños con ella.

—Hazme un favor, en el segundo cajón de ahí –señaló débil al mueble de a lado —hay una libreta con algunas hojas sueltas, sácala.

Brazalete [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora