11. Malas noticias

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...

–Hermano...Sero tiene que decirte algo...

–Pues que me lo diga. -respondió Katsuki.

Sero desde lejos, volteó a verlos, se acercó al rubio a paso lento, y el de ojos escarlata caminó al frente, dejando a Izuku un par de pasos atrás.

–Bakugou... -Sero comenzó a hablar  –tú sabes lo difícil que era esta misión...todos luchamos hasta el final, y como pudimos...los detalles ahora están de sobra...

–Ve al punto. -el rubio intervino.

–Bien...de todos los que fuimos, hubieron varios que no pudieron regresar...

Hubo silencio de un par de segundos que parecieron un par de eternidades.

–Mitsuki...murió en la misión...

Las pupilas de Katsuki se hicieron pequeñas al oír semejante noticia, abrió sus ojos tanto como pudo e intentó manejar el shock que estaba teniendo, bajó la mirada al suelo y pasó así unos cuantos segundos

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Las pupilas de Katsuki se hicieron pequeñas al oír semejante noticia, abrió sus ojos tanto como pudo e intentó manejar el shock que estaba teniendo, bajó la mirada al suelo y pasó así unos cuantos segundos.

–Gracias por notificarme. -dijo serio y a continuación sacó los discos propulsores de su brazalete, se colocaron en sus extremidades y salió volando hasta la cúpula de su torre.

–¡Katsuki! -Izuku trató de detener al kount, aunque no sabía porque lo hizo, mero impulso tal vez.

–Midoriya, es mejor que no te acerques, ni le digas nada por hoy.

–¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!!! -un grito desgarrador se escuchó en la lejanía, proveniente de la torre, Katsuki en su casa liberó su verdadera reacción ante la noticia. No quiso hacerlo frente a los demás, pero el estruendoso lamento lo escucharon los presentes a la situación y hasta algunos kount que pasaban por el sitio.

–¿Que fue lo qué pasó? -preguntó Midoriya un poco exaltado mirando al cielo en dirección a la cúpula.

–Mitsuki...es la mamá de Bakugou. -le respondió Eijiro cabizbajo.

Izuku al oír eso entendió la actitud repentina de su compañero. Se sintió apenado, quería ir con el rubio, pero sabía que no era el momento indicado.
Ni siquiera sabía qué decir en ese momento, tampoco quería preguntar detalles, no quería ser inoportuno.

–Midoriya, lo más conveniente es que no pongas pie por el día de hoy en la casa de Bakugou, ven conmigo. Vamos a mi casa, puedes estar ahí por el resto del día. -invitó Kirishima.

En el camino a la torre del pelirrojo se separó Sero, montando sus discos propulsores.

–Bueno, Kirishima, nos vemos al rato en el ala de curación, te avisaré si despierta Kaminari. Adiós...Midoriya ¿Cierto?

–Ehh...¡Si! Hasta luego...

–Te veo al rato Sero, adiós.

Entraron a la casa de Kirishima y del cuarto principal salieron Mina y Eina felices por ver a Eijiro y también porque llevó a Izuku, y a Eina le simpatizaba mucho el chico con rizos, pero su sonrisa al verlos fue desapareciendo cuando notaron el semblante que llevaban ambos, unas caras largas y sin ganas de querer cambiar de expresión.

Brazalete [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora