Brazalete [Katsudeku]

18. De astrónomo a enfermero

Cómo dijo, tarde o temprano tenía que llegar el momento.
Tenía que al menos nombrarlo, no era una situación que se deja al aire. Estamos hablando del aseo personal. No es como si se pudiera descartar.

Toda la vergüenza que estaba sintiendo al estar de pie frente al rubio era castigo por no leer las indicaciones desde un principio.
Ya ni se preguntaba el ¿Qué hubiera pasado si leía todo? ¿Se hubiera ofrecido como enfermero? ya daba lo mismo, estaba ahí y fue determinado al decir que quería dar toda su ayuda a Katsuki.

La frase "Sé profesional." sería su nueva aliada, y la que constantemente repetiría en su mente cada vez que sintiera una extraña vergüenza.

Esperaba el hablar de Katsuki, pero al parecer ahora ni un grito o maldición tuvo de respuesta.

"Esto será más complicado de lo que creí."

–Katsu-

–Hazlo rápido. -interrumpió el cenizo con un gruñido.

–Bien. Voy por todo lo necesario. -salió sin más, no quería dar tantas vueltas a tan penoso asunto.

"En serio lo va hacer..." -tragó preocupado.

Izuku volvió en menos de cinco minutos, con toallas de distintos tamaños, un paño, un pequeño balde con agua caliente y otro vacío, acercó el maletín para poder sacar el jabón indicado.

Se paró a un lado de la cama, muy cerca de Bakugou, y se quedó analizando.

"¿Qué prenda debería sacar primero?" -en verdad estaba nervioso.

–Voy a empezar... ¿de acuerdo? -dijo en tono suave.

–Sí. -Katsuki se esforzaba para tener una expresión vacía e indiferente, pero tampoco podía evitar sentirse nervioso por la actividad que realizaría Izuku.

"Creo que empezaré a quitarle la prenda de arriba."

Para la suerte del chico la camiseta que llevaba Bakugou era una especial, se la pusieron en el ala de curación, teniendo cierres en los costados de las mangas y en si en todo el lateral de ella.

Comenzaría con eso.

Acercó sus manos lento, Katsuki evitaba mirar escondiendo sus nervios, Izuku dio un último suspiro y se aproximó por completo.

El sonido del primer cierre al bajar retumbó en toda la habitación, o al menos así lo sentían ambos.