DánaeMe desperté con un dolor de cabeza horrible, la noche anterior nos habíamos quedado hasta tarde jugando a las cartas y viendo una serie, papá había cumplido su promesa de llevarnos a un sitio espectacular para cenar, los tres estuvimos bien, en familia, como siempre e incluso mejor.
Por otro lado, no se me quitaba de la cabeza el mensaje de Daniela, no hacía más que mirar el móvil cada cinco minutos, pero aún no recibía respuesta. No quería alterarme, ella siempre estaba muy ocupada, quizás no había cogido el móvil en todo el día, así que no le di importancia. Además, ya estaba lo suficientemente nerviosa por empezar las clases en un día como para estar cogiéndome más nervios.
Luego de seguir tirada en la cama media hora, me levanté y fui al salón. No vi a nadie, por ello entendí que mi padre ya se había ido a trabajar y que Angus estaría durmiendo, así que fui a visitar a mi pequeña amiga Pepi. Le habíamos dejado el mejor sitio de la casa para ella, el increíble patio que transmitía tanta paz. Quise sentarme allí un rato, pero mi estómago me pedía de manera urgente comer antes de que me diese una de mis típicas fatigas. Era un día aburrido y aproveché para terminarme un libro que había dejado a medias en wattpad; El chico de los Cds, no era muy largo, pero con tanto alboroto no tuve tiempo de continuarlo.
Lloré con el final, era odioso ver como todos los escritores de wattpad siempre mataban a la persona que peor vida había tenido, que estaba empezando a vivir ahora, siempre tan injusto, pero negué con la cabeza pensando en que no era real, por lo menos esa historia. Seguí mirando por si alguna otra historia me llamaba la atención mientras escuchaba Walking in the wind, esa canción no dolía, quemaba si sabías el significado. De repente tocaron en mi puerta, supuse que era Angus así que le dije que pasara.
—Buenos días, ¿qué tal te encuentras hoy?—dijo con cara de no haber dormido muy bien.
—Bien, ya sabes que siempre estoy bien.—fruncí el ceño dando a entender que no sabía el por qué de su pregunta.
—Verás, estoy algo nervioso por las clases, sabes que es lo de siempre y que podemos ponernos juntos en el descanso, pero no sé, me siento muy intranquilo.
—Créeme que me siento igual que tú, pero al menos tu corres la suerte de que mañana mismo harás amigos y por la tarde estarás saliendo con ellos, mientras me abandonas.—dije de manera sarcástica, porque realmente no me importaba, había aceptado esa parte desde el principio.
—No digas eso, sabes que siempre te invito a venir con mis amigos, sólo que tu prefieres quedarte leyendo o hablando con Pepi.—dijo entre risas.
Nos quedamos unos segundos callados, mirando cada uno su móvil mientras seguíamos acostados en mi cama. No sabía el por qué pero de repente sin quererlo solté una pregunta en voz alta.
—¿Cómo se siente estar enamorado?—qué estúpida, no podía hablar de estas cosas con mi hermano, iba a pensar que era patética.
—¿Quieres que te responda?
—No...perdón...es...sólo una canción, obvio que sé lo que se siente, ¿por quién me tomas?—fingí reírme para no sonar tan ridícula ante mi hermano.
—¿Segura?, que yo sepa nunca has mencionado a nadie, igual te lo has tenido bien guardado para distraernos.
—¿Eh? Sí claro, ya sabes que soy muy reservada.—no me gustaba mentirle, pero tampoco podía quedar así delante de él.— ¿Te importa si me dejas sola? Ahora bajo al salón, es que estaba leyendo en Wattpad.
Angus asintió y me dedicó una encantadora sonrisa. ¿Qué había hecho? ¿Por qué me pregunté eso a mi misma? ¡Y encima en voz alta! ¿Desde cuando me importaba a mí ese sentimiento? Tenía tantas preguntas, quizás, era sólo la edad, aunque con diecisiete años lo lógico ante la sociedad es que ya hayas sentido cosas por alguien, pero no era mi caso, de todas maneras debía evitarlo, ya sabía mi propia regla número uno mientras viajásemos con papá; Nada de relaciones personales.
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Heaven
RomanceEntre libros y música, Dánae llega a Italia, pero no de la manera que más le hubiese gustado. Tras cuatro años viajando por el trabajo de su padre, por fin consigue estar en un lugar dónde se siente cómoda. Aunque la ciudad de Roma será testigo de u...