28. Grupo B

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Dánae

Habíamos aprovechado la mañana siguiente para que Jay me enseñase algunos lugares escondidos de Roma y además para contarme historias sobre Rómulo y Remo, o algo así le había entendido. Parecía que estaba repasando para algún examen de Latín, no terminaba de entender cómo le apasionaba tanto la mitología, éramos tan distintos. Pasamos cerca del jardín de los naranjos, me hacía mucha ilusión estar ahí otra vez con él y quise entrar, pero Jay me dijo que era un lugar especial, no debíamos acostumbrarnos a él, o dejaríamos de verlo con asombro.

Entre tanto, no nos dimos cuenta de la hora que era y debíamos almorzar, por ende fuimos hasta un restaurante para poder comer juntos tranquilamente. Lo había hablado todo con Alessandra para que me cubriese y ella no tenía ningún inconveniente en ser mi cómplice, hasta que nos sentamos. Muy cerca de la zona en la que nos encontrábamos vi a mi padre, quien no se encontraba sólo, le acompañaba una mujer de pelo negro muy rizado, su tono de piel era muy pálido. Un nudo se apoderó completamente de mi garganta, ¿Quién era esa mujer?, quizás era una compañera de trabajo, pero mis dudas desaparecieron cuando observé cómo se agarraban de la mano cariñosamente.

—Vamos a otro sitio.—dije saliendo del restaurante. Jay salió tras de mí sin entender nada.

—¿Qué pasa, no te gusta el sitio?

—He visto a mi padre con una mujer ahí dentro.—dije mientras me daba la vuelta para dirigirme a cualquier otro sitio.

—Ah, bueno, ¿Y qué pasa?—dijo Jay indiferente.

—Pues que no quiero comer aquí viendo eso, además mi padre cree que estoy con Ale.

—Bueno pues yo voy a comer aquí.—dijo en un tono serio. De un momento a otro su actitud había cambiado.

—¿Perdona?

—Tú eres el problema aquí, no yo.

—¿Pero por qué te pones así ahora?

—Sé que te avergüenzas de mí.—eso no tenía sentido, había estado con él por la calle varias veces, además realmente me incomodaba la presencia de mi padre y aquella mujer.

—No digas tonterías.—pero Jay hizo caso omiso a mi contestación, me cogió del brazo y nos dirigimos hasta mi casa, aunque quedaba bastante lejos y el camino se haría eterno sin hablar, preferí estar callada.

Iba a despedirme con un beso, pero fue imposible, ni si quiera me miraba a los ojos, por lo que me di la vuelta y entré en casa. Estaba sola, así que decidí encerrarme en mi cuarto, incluso se me había quitado el hambre. Sentía la necesidad de llorar, se me estaban juntando tantas cosas, no paraba de pensar en mi padre con aquella mujer pelinegra y en la actitud tan horrible de Jay. De pronto comencé a analizar más detalladamente cada una de las actitudes que Jay mostraba, siempre tan cambiantes.

Me levanté de la cama y cogí el ordenador para buscar información sobre trastornos de la personalidad y me sorprendí al ver que él encajaba bastante bien con las características del grupo B. Narcisista, antisocial, frialdad emocional, sentimiento de soledad o abandono, relaciones disfuncionales con otros... Seguí leyendo otros post que iba encontrando, hablaban sobre cómo pueden llegar a tener también ansiedad, que puede ser en algunos casos horrible.

Yo había sufrido ansiedad generalizada durante mucho tiempo, pero lo de Jay iba más allá y quería averiguar qué le pasaba exactamente. Fui leyendo acerca de los tipos de ansiedad más frecuentes para ir descartando las diferentes opciones que había; Mutismo selectivo, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de pánico, trastorno por estrés postraumático, fobia social, fobias específicas, trastornos de ansiedad por separación, pero ninguno encajaba con él.

Puede que tal vez ocultase bastante bien sus sentimientos o quizás no sufría ansiedad y sólo tenía un trastorno de la personalidad, cosa que era muy probable. Una hora más tarde pude confirmarlo cuando me llegó un mensaje de él que decía:

"Avísame si te apetece hacer videollamada, que me gustaría estar hablando contigo de lo que sea"

HeavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora