34. Semana Santa

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Dánae

—No sé ni cómo compensarte hija, me tienes impresionado.—Yo todavía seguía sin creerlo, mis notas eran las mejores de mi clase y estaba en el tercer puesto de las mejores del curso.

Todo diez menos dos asignaturas con un nueve, matemáticas y física y química. Podría haberle contestado un "Me dejas irme en Semana Santa a casa del chico con el que llevo meses quedando sin que tú lo sepas, ¡Anda cómo tú lo estabas haciendo con Chloe!". Sí, ya conocíamos a su nueva...amiga.

La mujer no tenía culpa de mi odio hacia ella, la verdad era bastante agradable y encima cocinaba súper bien, así que me estaba enamorando como el mal dicho de a los hombres, por la barriga. Dichos machistas y misóginos, en fin, la sociedad misma. A Angus tampoco le había ido tan mal el curso, logró recuperar la asquerosa asignatura de matemáticas que tanto odiaba y sus notas en general habían subido considerablemente.

—Bueno, con estas notas tendremos que celebrarlo chicos, ¿Qué hacemos por Semana Santa?— a mi mente sólo se venían comentarios malos sobre su relación los cuales no quería pronunciar.

—Padre, lamentablemente, me voy a pasar toooooda la Semana Santa en una finca que tienen los padres de Alessandra, no me puedes decir que no, me he esforzado mucho este curso.—mi padre puso los ojos en blanco, y más los puse yo, porque no tenía ninguna excusa para irme con Jay, y también me daba pena dejarlo sólo, bueno, ¡Una mierda sólo!, traería a su amada Chloe. Le di una patada a Angus por debajo de la mesa para que me cubriese a mi también con él.

—Tal vez nos llevamos a Dánae, sí, eso me dijo Alessandra ayer, que le encantaría que Dánae fuese, no puedes dejar a dos amigas sin verse papá, por favor.

—Está bien, pero quiero que el Domingo estéis aquí desde temprano para pasar el día juntos, y no hagáis ninguna locura.—Angus y yo soltamos un fuerte grito de la emoción, al final me había venido bien contárselo todo a mi hermano, me podía salvar de muchas tonterías.

Llamé a Jay para comentarle todo y le expliqué que la mañana siguiente estaría en su casa ya que era el día que mi hermano se iba con Ale, él me comentó que debíamos vernos en el Jardín de los naranjos sobre las once de la mañana, ni un minuto más ni uno menos. Corté la llamada y comencé hacer la maleta, estaba nerviosa, era la primera vez que íbamos a pasar tantos días juntos, para ser exactos, cinco maravillosos días.

 Corté la llamada y comencé hacer la maleta, estaba nerviosa, era la primera vez que íbamos a pasar tantos días juntos, para ser exactos, cinco maravillosos días

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