Los Malfoy en Diagon Alley

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30 de Junio de 1991

Había estado dedicando todo mi tiempo a leer los libros que había mandado la escuela ya que no quería estar atrasado y otros que había decidido leer por cuenta propia, la mayoría de ellos hablaban sobre mí, mis padres y la guerra, pero ahora estaba volviendo a hacer unas compras, ya que después de todo visité Diagon Alley más de una vez, y siguiendo el consejo de mi tía, siempre ocultaba mi cicatriz entre mis cabellos, ella me había dicho, después de la segunda visita, que podía venir solo, por lo que yo solo tenía que pedirle el dinero para venir hasta aquí...

Entre en Madame Malkin, buscando con los ojos a la dependienta, la cual apareció frente a él, sonriendo y con una cinta enrollada a su cuello.

— ¿Hogwarts, cariño?— Pregunto, pero cuando intente hablar me interrumpió-Tengo bastantes, si... de hecho, otro muchacho se está probando ahora.- ella me condujo a través de múltiples pasillos llenos de ropa y telas. En el fondo de la tienda, un niño de rostro pálido y afilado estaba de pie sobre un escabel, mientras otra bruja le ponía alfileres en la larga túnica negra. Madame Malkin me puso en el escabel contiguo, mientras con su cinta tomaba medidas y anotaba en un pergamino.

— Hola— dijo el chico rubio — ¿También Hogwarts?— pregunto mirándome de arriba abajo

— Sí— respondí.

— Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre ha ido calle arriba para mirar las varitas- dijo el, su voz denotaba aburrimiento —Luego voy a arrastrarlos a mirar escobas de carrera, no sé por qué los de primer año no pueden tener una propia, es bastante injusto— comento el chico, mientras una cinta encantada tomaba sus medidas.

— ¿Tú tienes escoba propia?— continuó el muchacho.

— No— dije estirando los brazos.

— ¿Juegas al menos al Quiddich?— volvió a interrogar

— No— repetí de nuevo, mirando la cinta medir mis piernas

— Yo sí, podría enseñarte— sugirió con una sonrisa —¿Ya sabes en qué casa vas a estar?- interrogo

— No, pero el sombrero lo dirá de todos modos— dije encogiéndome de hombros

— Bueno, eso es cierto, nadie lo sabrá realmente hasta que lleguemos allí, pero yo sé que seré de Slytherin, porque toda mi familia fue de allí— comento con una sonrisa arrogante que me hizo rodar los ojos.

— ¿Qué hay de la tuya? ¿A qué casa pertenecieron tus padres?— pregunto con genuina curiosidad.

— Oh, ellos fallecieron en la primera guerra mágica— comente mirando a un lado

— Lo siento— susurro sujetando mi hombro

— Podríamos ser amigos si quedas en Slytherin, o aunque no lo hagas— dijo emocionado y con una sonrisa en sus labios, los cuales se fruncieron inmediatamente

— Oh ¿¡Donde están mis modales!? Soy Malfoy, Draco Malfoy, ¿y tú eres?— volvió a mirarme de arriba abajo, arqueando una ceja con una pequeña sonrisita.

— Soy Harry, Harry Potter— susurre, sus ojos brillaron y se bajó del taburete caminando hacia el mío

— ¿Quieres ser mi amigo?— pregunto con una expresión de profundo anhelo

— Si— dije estrechando su mano

— Oh debo presentarte con mis padres— comento mirando hacia afuera con la misma sonrisa que ponían los amigos de Duddley cuando estaban por hacer una travesura.

Casi inexistente (𝙩𝙤𝙢𝙖𝙧𝙧𝙮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora