11. Abogado

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Pov Bella.

─Buenas noches─ susurro sobre sus labios para después salir del auto.

Suspiro feliz como hace mucho no lo estoy, pero el lindo momento debe acabar debo volver a esa casa. Pido un uber y en menos de cinco minutos ya está para llevarme.

Entró en la casa y todo está en silencio y no debería, a esta hora ellas siempre están aquí, subo las escaleras para ir a la habitación, pero antes de poder entrar me toman del cabello y me empujan dentro.

Si tenían que estar.

Una de ellas pone sus zapatos de tacón presionandome para mantenerse en el suelo, entonces siento como rompe mi blusa dejando la piel de mi espalda expuesta.

─Que asquerosa y sucia piel─ escucho decir a Fedora mientras pasan dos dedos por mi espalda, como quien revisa que los muebles estén libres de polvo.

─Es una sucia y asquerosa mancha en el apellido Montesco─ dice Marina y presiona más su pie en mi espalda, me trago cualquier sonido que pueda salir de mi boca─ junto como su asquerosa madre─ dice.

Con ella no te metas zorra desgraciada.

Intento levantarme, pero me patean sacando el aire de mis pulmones, me golpean dos veces más en la misma zona, sus jodidos zapatos tienen pedrería, creo que me han cortado y si siguen me romperan una costilla.

─El señor Montesco llego─ escucho a la sirvienta, ambas se detienen y salen de la habitación apresuradas cerrando mi puerta.

Mis costillas me duelen, junto con mi espalda, mis pulmones arden. Paso varios minutos en la misma posición esperando que el dolor mengue un poco, cuando pasa con dificultad me levanto y camino hasta el baño y me deshago de lo poco que queda de la blusa.

Mi abdomen y mi costilla derecha está lastimada y sangra, voy al armario y en otra de las gavetas secretas que tengo saco lo necesario para curar y limpiar las heridas, las curó y vendo, no puedo revisar las de mi espalda.

─Mi lindo dia no podia durar para siempre, esta es mi realidad─ me digo a mi misma al espejo y mojo mi cara─ pero solo por ahora, me librare de ellas.

*******
Despierto sintiendo el cuerpo de plomo, pero me levanto, tengo clases, debo evitar faltar lo más que pueda, falta muy poco para terminar el año y no pienso perder cada punto que ganó con sudor y sangre, mucha sangre para perderlos ahora.

Tomo una ducha de agua fría para despertar mi mente y adormecer un poco los golpes, al terminar la ducha vendo las heridas, me visto con una camiseta gris hasta los codos que me queda enorme y unos jean que me ajustan un poco, trenzo mi cabello así mojado, tomo mi mochila y me voy.

Mientras bajo escucho sus risas burlescas y apresuro mas mi paso para salir cuanto antes de esta casa, camino sin mirar a nadie, cada uno de los que trabajan en esta casa son cómplices de lo que hacen y las apoyan en sus mentiras por algún pago adicional y no estoy hablando solo de dinero.

A dos cuadras de mi casa encuentro a Oliver estacionado, me sonríe al verme acercándome, pero cuando se fija mejor en mi rostro su semblante se vuelve serio.

─Por favor, no digas nada─ le pido y subo a la moto─ llévame a la escuela, por favor─ le pido.

Se lo piensa por unos minutos, pero al final enciende la moto y nos vamos.

─Cualquier cosa que necesites me llamas, sabes que vendré enseguida─ me dice y le sonrió agradecida por todo lo que hace por mi y lo abrazo, él me devuelve el abrazo y no puedo evitar quejarme cuando toca mi espalda, se separa de mi alarmado.

Oveja NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora