Capitulo 23 Tokio parte III/2 (+18)

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¿Jimin realmente me dejarás que te la meta esta vez? – pregunté besando su cuello mientras Jimin se restregaba con vehemencia contra mi miembro aún dentro de la bañera.

Esto sucedía constantemente, llegábamos al punto de estar tan jadeantes y listos para dar el siguiente paso, sin embargo, algo nos interrumpía o Jimin asustado decidía que no podía; jamás me enojé con él, no era algo que yo pudiese cambiar, solo me quedaba respetarlo. Debe ser difícil dar un paso a algo desconocido, aunque hayamos llegado a un previo, uno en donde él había experimentado una sensación similar, pero con mis dedos, aun así, no sería comparable, por eso siempre le di su espacio al respecto. Aunque eso jamás detuvo a Jimin, él sabía perfectamente como hacer que nos corramos sin la necesidad de una penetración.

Esta noche nada nos detiene Kookie – dijo mientras se volteaba para besarme, con unos ojos de deseo fulminantes – hoy follaremos duro hasta que nos duela todo – solo pude tragar duro al ver semejante espectáculo; tengo al más dulce y sexy novio del mundo, joder que afortunado soy, y el me veía como si quisiera comerme, ¿cómo resistirme ante eso?

vaya Jimin, eres jodidamente sexy cuando me vez así, ¿quieres comerme acaso cariño? – mi hyung bajó la mirada encontrando su objeto de deseo, dispuesto a comerlo por completo, se lamió los labios y se los mordió

Sí, deseo comerte entero, cada centímetro del cuerpo, que nada quede libre, y comenzaré con ese gran miembro tuyo – lo tomó con una mano mientras aprisionó mi boca con la suya, subía y bajaba mi miembro con suficiente presión mientras su lengua luchaba con la mía llenándose de una humedad sensual, fue entonces cuando abandonando mis labios se dirigió a mi miembro y se lo metió a la boca comenzando a succionar de a pocos y jugar con su lengua tal como si de una paleta se tratara, – ah, ah, Jimin, ah, carajo siempre has sido tan buenoSoy bueno en lo que me gusta -Dijo mirándome desde abajo sin retirárselo de la boca – Te gusta que te folle la boca eh?Me encanta – el calor de su boca sobre mi miembro, su humedad derretirse encima, todo con un movimiento constante y con ritmo, introduciéndolo todo de vez en cuando y pasando su lengua por toda su longitud; definitivamente ya no podía más, entonces lo separé, él me miró con extrañeza, pero al salir de la bañera lo tomé de la cintura y lo cargué, por inercia rodeó mis caderas fundiéndose en el calor que desprendían su boca en la mía, dando pequeños gemidos, producto del choque de miembro erecto contra su entrada.

Ahora sí, nada ni nadie podría interrumpirnos; todos sabían que ya estábamos en Japón y que probablemente no podrían comunicarse con nosotros por medio de los celulares. Era lógico, apagaríamos nuestros datos inalámbricos para estar juntos, este viaje era una especie de luna de miel por adelantado, combinando todas las celebraciones que juntos quisimos hacer.

Deliciosa celebración.

Coloqué a Jimin sobre la cama sin despegar mis labios de los suyos manteniendo el constante baile que formaban al encontrarse atrapados unos con otros. Pero alcé mi rostro apartándome de él y solo pude ver la más hermosa escena que mis ojos no habían visto en mucho tiempo; Jimin siempre parecía un precioso ser ficticio, muy ninfa, muy hada, muy irreal y aún más cuando jugábamos así, pero en esos momentos él se veía diferente, era tan jodidamente sublime, fuera de este mundo, listo para entregarse a mí, listo para juntos fundirnos por completo en nuestro amor. Sus labios hinchados y entreabiertos, jadeantes, sus mejillas regordetas sonrosadas, sus ojos felinos, cristalinos y salvajes, el era un poema, vaya poema.

Bajé mi rostro de nuevo a su boca, lo besé, con furia y pasión, dando leves mordiscos penetrándola con mi lengua, varios gemidos salieron de su boca. Me dirigí a su cuello succionando dulcemente dejando pequeñas marquitas, seguí el recorrido con mi lengua hacia su pecho topándome son sus pezones erectos, así que apresé uno de ellos con mis dientes mientras con la mano acariciaba el otro con dulzura, lameteaba seguro mientras sentía su cuerpo retorcerse bajo el mío, entonces sonreí, y sin abandonar su pezón seguí acariciándolo para seguir camino abajo con mi boca; dando lamidas llegué a su vientre en donde me detuve; Jimin era un mar de jadeos, listo para desbordarse.

Esta es nuestra historia - jamás contada - Jimin & JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora