Prácticamente le lanzo los billetes al chófer que los ataja en el aire y bajo a toda velocidad del bus. El lugar que yace en mi frente es inmenso y me infunde un tanto de temor. Avanzo hacia la puerta y atravieso el camino que me conduce hacia el corazón de la instalación: el campo del estadio.
Las butacas están vacías y la soledad es palpable en cada sitio. Inspecciono con los ojos cada detalle del área, incluyendo la gravilla y los bordes de las paredes. Me siento una hormiga caminando en medio del campo donde celebramos victoria en las Inaugurales. Mi cuerpo revive esa emoción y sonrío.
No voy muy lejos cuando diviso una naranja rechoncha en el medio del campo. Corro hacia ella y despego el papel que trae consigo.
“Feel myself saying the same old things. But this love’s important. Don’t wanna lose, don’t wanna lose you this way…”
No puede ser. Es la misma canción que bailamos Adler y yo en la HEP. Un momento, ¿pretende que vaya al club de la HEP? Está demente. Queda muy lejos de aquí; cuando menos, al otro lado del Austin Central.
El deseo de saber qué trae Adler con todo esto se incrementa, y no me queda de otra más que seguir y tomar el siguiente bus que lleva al club.
El viaje parece eterno mientras más veo la hora del celular. Refunfuño dejando de imaginar por enésima vez la razón por la que Adler me está haciendo cruzar media ciudad. Y pensar que aún quedan tres naranjas por encontrar.
Las tres horas y media de viaje se cortaron. Al bajar las escaleras del bus, fui a comprar un smoothie para matar el hambre que nacía en mi estómago.
Traspaso el inicio de la calle a pie, envuelta en personas. La parada de taxis que noto al pasar me trae miles de recuerdos de la fiesta de Halloween. Por fuera del inicio de mi infidelidad con Adler, había sido un momento
muy especial. Estuve en compañía de Josh, Alyssa y las demás chicas del grupo en un viaje lleno de chistes, comentarios cómicos sobre los disfraces de otros y discusiones sobre quién elegiría la siguiente canción. Pese a que el alcohol reinó después, esos momentos en el auto de Josh no los cambiaría por nada.Las rejas del club nocturno me indicaron la entrada. El parking, que ese día estaba lleno de autos de marca, hoy se encuentra desierto e iluminado por el
sol de la tarde. Entré al club sin ningún guarura de por medio.
La amplitud del salón era reconfortante. Miré a mis pies los pisos relucientes.Me acerqué casi al fondo, donde se halla la barra. Doy una ojeada
al mostrador en la pared y las diferentes presentaciones de botellas de vino. Posé mi índice en el borde de la madera y avancé, recorriéndola con los dedos. Aún pude percibir la estela de la cerve-sangre en el aire.Otra vez, en medio del piso, localicé la siguiente naranja.
“Way down among Brazilians. Coffee beans grow by the billions. So they’ve got to find those extra cups to fill…”
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Replay [1# Play]
Teen FictionNessa se ha mudado a Austin para comenzar la universidad y enseguida le va estupendo: es capitana del equipo de voleibol, tiene una amiga increíble, vive en un apartamento con wifi y sus notas son... regulares. Pese al abandono de sus padres, consig...