Abby hablaba y es como si estuviera escuchando música para dormir.
Los analgésicos que Dia me sugirió surtieron su efecto, casi en totalidad —aún tengo algo de tos—. Gracias a ello pude regresar a las clases presenciales de la UT y concluir unos trámites que debía hacer allí. Aunque en realidad, prefería entregar mis deberes online y desde casita.
Sin embargo, lo de Gallen no se pudo cambiar. Él ya había enviado el acta de mi estado de salud a la coordinación del Torneo y fue demasiado tarde para retirarla. No me quedó de otra más que encerrar mi frustración en mí misma y esperar a que el equipo pueda ocupar un lugar en las semifinales. Sé que tiene todas las de ganar sin mí.
Como es de esperarse, el curso de Artes Escénicas no es tan flexible con eso de los trabajos online. ¿Por qué?: porque la profesora es Abby Tower. Creo que ya mencioné suficientes características sobre ella para que me entiendan.
Tuve que presentarme en una de sus clases porque sí. No obstante, durante esa media hora, el sueño estaba ganándome. No le
prestaba atención a ninguna palabra que salía de su boca.El resfrío me había dejado cansada, sumado al trajín de hoy. Suelto otro de los muchos bostezos que he sumado en la clase. Tower se pasea de extremo a extremo de la pizarra y empiezo a verla doble. Dios, estoy tan cansada…
Algo choca en mis espaldas y me espabilo. Fue el golpe de algo liviano.
Rebusco en el espacio de entre mi espalda y el respaldo del asiento y lo veo: una bola de papel arrugada. Alzo la coronilla en busca del reo que, lamentablemente, no consigo diferenciar. Todos parecen estar muy concentrados en Tower.
Tomo la pelota de papel y la ruedo por debajo del asiento. Mi vista se vuelve a perder en el cabello corto de Tower y el mismo golpe ocurre en mi omóplato izquierdo. Furiosa, me vuelvo otra vez para ver lo mismo: otra bola y nadie mirándome.
Frunzo el ceño cogiendo la bola para lanzarla. Rueda por el
suelo debajo de varias mesas y me vuelvo otra vez. ¿Qué carajos tienen contra mí?Sin darme cuenta, me he espabilado del todo. Una mano se estira por detrás de mí hacia mi mesa y deja caer un papel en ella.
Tower tiene un moco pegado en la nalga izquierda.
«¿Qué diablos?»
No sé si esto es un prototipo de broma pesada. De todos modos, direcciono mis ojos hacia la falda de Tower. Se pone de espaldas para escribir algo en la
pizarra. Mis ojos se abren como platos.Doy asentimiento completo a la nota: hay un gran moco en su nalga.
Santo cielo, ¿cómo llegó eso allí?
Todo mi cansancio se agrupa en mi boca y se convierte en lo inevitable: una risa. El ruido hace eco en las cuatro paredes del salón. Siento miles de
ojos sobre mí y me petrifico como si tuviesen los poderes de Medusa.Tower me miró con semblante serio.
—¿Algo que agregar, señorita Harding?
Mi mandíbula se tensa tanto que tiembla. Muchas personas que antes parecían ni notar mi existencia, ahora están pendientes de mí.
Que me trague la tierra.
Finjo aclararme la garganta. Junto mis manos con los dedos entremetidos.
—Eh, no, profesora. Yo… quería señalar que su ejemplo es muy… —diablos— descriptivo. Por favor, continúe.
Mis pulmones desechan todo el aire que contenían.
La clase decide pasar por alto el momento y, en breve, Tower continúa hablando como radio FM. Mi corazón resuena en mis oídos. Demonios, eso fue
horrible.
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Replay [1# Play]
Novela JuvenilNessa se ha mudado a Austin para comenzar la universidad y enseguida le va estupendo: es capitana del equipo de voleibol, tiene una amiga increíble, vive en un apartamento con wifi y sus notas son... regulares. Pese al abandono de sus padres, consig...