Hailey Baldwin era la directora en jefe de la edición de la revista más importante en toda América: BEAUTÉ.
Las personas que la conocían preferían no acercarse mucho, y las personas más cercanas a ella deseaban sólo conocerla de lejos.
El poder no es fácil, no se adquiere por ser dócil y permitir que te pisoteen, tienes que pasar encima de todos a cualquier costo para llegar a la cima, ese era el mantra de Hailey.Su familia era muy grande, en su mayoría la toleraban, pero no se podía argumentar que disfrutaban su compañía, de igual modo ella vivía del otro lado del país.
Se graduó en NYU y tuvo muchas ofertas de trabajo a partir de ello, por lo que decidió instalarse en Nueva York para crecer profesionalmente. No fue fácil, perdió amistades, hizo algunas cosas ilegales y quito del camino a quien le estorbara. Pero todo había valido la pena, o al menos así lo sentía ella, hasta ahora.Llegó desfilando a su oficina hasta arriba del edificio cede de la revista, llevando con un exquisito control el vaivén del caminar con sus tacones enormes. Escucho varios gritos ahogados cuando el ascensor se abrió permitiéndole la salida, todos corrieron a su lugar de trabajo y centraron la vista en las actividades que les correspondían. Su asistente corrió hacia ella y le estiró su café del diario, con agilidad, Hailey tomó el vaso entre dos de sus dedos y se llevó el líquido a la boca.
-¡Esto tiene leche de soya y no de almendra, es asqueroso, Ly!- reprochó haciendo muecas de un excesivo disgusto. Vació el café en una planta y aventó el vaso hacia el bote de basura más cercano. Se molestó más cuando no atinó su tiro.-¡Tú!- le gritó a un chico al que atrapó riéndose por su falla.- Levanta eso y ve por mi café, latte mediano, saborizado de vainilla, natural, no artificial, café sumatra, temperatura ambiente y... leche de almendra.- esto último lo dijo despacio, sonriendo con malicia hacia Ly, quien no había puesto la leche correcta en su café matutino.
El chico asintió energético, sin moverse.
-¿Qué esperas?- inquirió Hailey
-Es que yo... eh yo... no sé dónde conseguir eso.- balbuceó apenado.
-Recoge tus cosas y lárgate de mi oficina.- espetó quitándose sus gafas oscuras y entrando a su oficina, donde un montón de pendientes la esperaban en el escritorio.
Detrás de ella entró Ly, quien ya tenía el teléfono en la mano, llamando a la cafetería para pedir de nuevo el maldito café.
-...Y esta vez por favor que sea leche de ALMENDRAS, no soya, almendras.- gritó Ly al teléfono antes de colgar.
-¿Qué es lo más importante en la agenda?- pregunto la rubia sentándose en su amplia silla giratoria, cruzando sus piernas.
-Hay junta con los inversionistas, quieren quitar la publicidad de sus marcas de la revista porque los números en ventas han bajado. Y también tenemos que hablar con el agente de Milly Bobby Brown si queremos que aparezca en la siguiente portada.
-¿Milly Bobby?, no, Stranger Things ha pasado de moda y no podemos tener en portada a quien ya pasó de moda. Pon al teléfono a Sierra Deaton, debemos tener la exclusiva de su compromiso con Luke Hemmings.- ordenó decidida. Tomo la carpeta necesaria para la junta con los inversionistas y volvió a levantarse partiendo a la sala de juntas.
Como siempre la primera en llegar, y como siempre, la más lista en la reunión. Todos los demás en la sala eran hombres, a ella le gustaba más trabajar así porque sabía cómo manipular a los hombres, eran tan fáciles de predecir, en cambio las mujeres eran más astutas, pensaban demasiado en el trasfondo de todo antes de dar un veredicto. Después de las dos horas y diecisiete minutos que duró la junta, salió victoriosa al final de todos los presentes, había logrado convencerlos con cifras y hechos que su revista, era por mucho la más prometedora para la publicidad que cualquier otro medio, y claro, que cualquier otra revista.
-¿Conseguiste la entrevista con Sierra?- le preguntó a Ly, quien ya la esperaba fuera de la sala de juntas con su batido de mediodía listo para ser tomado.
-Su agente dice que ella no quiere dar exclusivas sobre su vida privada.- respondió temerosa.
-Ponla al teléfono.
"Entiendo tu punto, y es bastante honorable, yo sé que luchas por los derechos de tu gente y en verdad, es lo que más me llama la atención sobre ti, pero debes comprender que la gente se sentirá atraída por tu reciente compromiso más que por tu lucha, podemos ocupar ese titular y que el resto del artículo se trate sobre tus objetivos...¿Entonces eso en un "si"?.... Oh, no sabes cuan feliz estoy, verás que juntas haremos historia."
Lyn estaba del otro lado de la oficina escuchando las palabras de su jefa, atónita por su modo de convencer. Seguía trabajando con Hailey porque la admiraba, a pesar de su despotismo y egocentrismo, esa mujer lograba todo lo que se proponía, así que aguantaba sus malos tratos con tal de poder aprender aunque fuese un poco sobre su magnífica forma de obtener lo que su apetito le pidiese. Estaba segura que Hailey no la notaba ni la apreciaba en lo más mínimo, pero no importaba, algún día, Ly quería ser como ella.
-Es la hora del almuerzo, de nuevo no me dará tiempo de salir, ve a comer y tráeme comida China, shown mei con pollo.- le ordenó cuando termino la llamada con Sierra.
Eran pasadas las nueve de la noche cuando regresó a su departamento, un penthouse en la zona más exclusiva del estado. Se tiró en su inmenso sofá de cuero blanco y encendió la tele. Quito con cuidado sus tacones y se dio un pequeño masaje en los pies con sus propias manos.
Cerró los ojos disfrutando de poder al fin dejar de sentir el dolor en sus pies cuando escucho un ruido muy extraño, como una ráfaga de viento. Abrió los ojos asustada y quedó atónita al ver una figura masculina frente a ella arrodillado en el piso, como si acabase de caerse.-Eh, hola, mucho gusto, soy Justin.- él quiso acercarse, pero sólo logro un grito que generó acústica en todo el edificio por parte de Hailey.
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Beauté
FanfictionÉl no podía volver al cielo sin su ayuda. Y ella jamás entraría al cielo si él no la ayudaba. Pero ¿funcionaría?