Hailey se había levantado de mal humor, todavía sentía una punzada en su orgullo de pensar en lo sucedido la noche anterior, de mala gana hizo su rutina de todas las mañanas, sólo que esta vez, tomó su café leyendo el volumen de su revista que Ly le había mandado antes de que se enviara la edición oficial para publicar.
"Que borren esa basura acerca de ¿Cómo los hombres las prefieren? Publica algo acerca del amor propio, es una revista para mujeres, ya a nadie le importa lo que los hombres piensen sobre nosotras, ¿quién escribió ese reportaje tan estúpido? Ah claro, debía ser otro hombre quién lo editara. No, Ly, no me importa que tengan una semana antes de enviarlo, no quiero ver esta insensatez en la edición oficial ¿oíste? Y despide al idiota que escribió la otra columna... Por favor"
Parloteó por teléfono al terminar de hojear la edición.
Todo ese día Justin no se había aparecido para nada, y aunque le costara admitirlo, pensaba más en él de lo que debía, quizá ella había exagerado, es decir, puede que también se desorientaría tanto si las situaciones fueran opuestas. Pero por otro lado, no debía darle tanta importancia, de todos modos él se iba a ir en menos de un mes, y no lo volvería a ver nunca porque así debe ser, ángeles y humanos no conviven, porque los humanos son estúpidos y Los Ángeles pues... son ángeles.
Harta de pensar tanto, Hailey tomó sus cosas y salió a la Quinta Avenida para comprar ropa, hace mucho no lo hacía. No pudo evitar comprar muchas cosas para Justin, porque odiaba su estilo vagabundo y despreocupado, tenía que mejorarlo un poco. Terminando de las compras pasó por comida tailandesa para llevar y por un batido de frutas, para poder volver a casa y comer.
La tarde se le fue viendo la tele y comiendo, sin nada interesante que ver; hasta muy entrada la noche, cuando casi se quedaba dormida en la sala, sintió de nuevo esa ráfaga de viento que Justin traía consigo cuando aparecía, y en efecto, ahí estaba él, con el semblante bajo.-¿Sigues molesta?- le preguntó con timidez.
-No, eso significaría que me importas, y no es así, tú me usas para recuperar tus alas y yo te uso porque besas bien, es todo.- mintió.
-Yo en verdad no sé cómo responder a eso.- contestó confundido.
-¿Para qué volviste, Justin?
-Bueno, tenemos una misión que terminar, y debes empacar tus cosas y comprar boletos de viaje, iremos a visitar a tus padres, bonita.
-¡No me llames así!
-¿Cómo? ¿Bonita?
-Si, Justo así.
-Entonces ya está, ve a preparar tus maletas, bonita.
Al día siguiente fueron al aeropuerto temprano, eran seis horas de vuelo desde Nueva York hasta Los Ángeles y Hailey esperaba llegar con sus padres antes de que anocheciera. Justin estaba muy feliz, porque no había tenido ganas de dormir ni había sentido hambre de nuevo, quizá esas sensaciones humanas solo sean pasajeras. En cambio ella seguía irritada, no le fascinaba la idea de ir con sus padres y su hermana y menos sin avisar, pero ¿qué otra tenía? Estaba a merced de un rubio con pésimo sentido de la moda que se la pasaba comiendo Skittles.
Subieron juntos al avión, ella pidió el asiento de la ventana y ocupó la mayor parte del tiempo para mandarse mensajes con su jefe y su asistente para saber cómo iba todo en esos pocos días de su ausencia, mientras él se quedó sentado, inmóvil, si no supiera que esa reacción era normal, le hubiera dado miedo, de vez en vez volteaba de reojo a mirarlo, y él seguía igual, inmóvil.
Llegaron a LA poco pasadas las seis de la tarde. Hailey pidió un taxi que la llevara hasta la puerta de la casa de sus padres, Kenya y Stephen, cuando llegaron a la entrada ella tocó el timbre, y fue recibida por su abuela, quien casualmente se encontraba en la casa.
Para su sorpresa la recibió con gusto.-¡Pero mira que grande estás, querida!, te ves tan hermosa mi babyboo, que bueno que has venido a visitarnos.
Con su familia le era imposible efectuar su típica mirada que echaba fuego, le costó mucho contenerla cuando su abuela la llamó "babyboo" y escuchó a Justin reírse tras ella.
-También me da mucho gusto verte abuela, ¿sabes donde están mis padres?- preguntó terminando con delicadeza el abrazo en que Mary Ellen, su abuela, la había envuelto.
-En el patio de atrás, terminando el asado, ¿no me vas a presentar a tu novio, babyboo?- interrumpió llevando la atención hacia Justin.
-No es mi novio, es solo un amigo, se llama Justin.- contestó dejando sus maletas en la sala y dirigiéndose hacia el patio trasero para ver a sus padres.
Se encontró con que también estaba ahí su hermana, y su recién nacido sobrino a quien Hailey no había conocido, poco después de ella llegó Justin al mismo lugar.
Su familia quedó muy contenta de verla, y ella no pudo evitar sentirse agradecida por ello, hacia varios años que no los visitaba porque intuía que su presencia no era agradable, al menos no con sus fastidiosas primas y algunos tíos conservadores, pero así, con las personas que estaban ahora, se sentía llena y querida.
Su madre les sirvió a ella y a Justin un plato de comida, mientras platicaban sobre todo lo que había pasado en el tiempo que no se vieron y mientras Hailey y Justin jugaban fascinados con el bebé de su hermana, Alaia.
Cuando oscureció, su padre fue a dejar a Alaia y a Mary Allen a sus respectivos hogares, Hailey se quedó en casa con su mamá.-Supongo que te puedes quedar en tu antigua habitación, Hails, está un poco desordenada porque no sabía que vendrías pero fuera de ahí, quedó tal cual la dejaste. Justin puede quedarse en el cuarto de invitados, ni sospechen que los dejaré dormir juntos.
Ella se ruborizó con ese comentario, pero aceptó el trato. Le deseo buenas noches a su madre, y recibió el beso que Kenya le proporcionó en la frente. Entró a su antigua habitación prestando poca atención en los detalles porque ya se sentía cansada.
Se quito el sostén, se puso una playera y dejó su ropa interior. Sacó su cepillo de dientes del neceser y entró al baño para lavarse los dientes. Al salir, se encontró con que Justin ya estaba ahí dentro, esperando por ella, y hubiera deseado desde el fondo de su retorcida alma que se hecho no le emocionara tanto como lo hacía.

ESTÁS LEYENDO
Beauté
FanfictionÉl no podía volver al cielo sin su ayuda. Y ella jamás entraría al cielo si él no la ayudaba. Pero ¿funcionaría?