Se quedaron el resto de la semana en Los Ángeles, arreglando la casa dónde la hija de Ginny se iba a mudar, hacia mucho tiempo que Hailey no ocupaba ese lugar y no se encontraba en las más óptimas condiciones, además Justin era más un fastidio que una ayuda, podía ser un ángel pero era realmente tonto para cualquier arreglo dentro de la casa.
Aprovechando su visita a Los Ángeles, Hailey se dio una vuelta por las oficinas de BEAUTÉ de este estado, se sentía contrariada y tenía sentimientos encontrados; por un lado extrañaba su trabajo, mandar, exigir, gastarse los ojos leyendo documentos, devanarse el cerebro para pensar mejores tácticas de venta, nuevos artículos de interés, ella amaba su trabajo y su posición, pero cada segundo que pasaba a lado de Justin sólo aspiraba poder estar más y más tiempo con él, le gustaba tocarlo, mirarlo, sentir su compañía y saber que en las noches podía dormir sintiendo su calor, aunque él no durmiera siempre.
¿Cómo podía permitirse siquiera pensar en dejar de lado su vida profesional por un hombre que no se quedaría más de tres semanas con ella? ¿Por alguien que la consideraba estúpida y maquiavélica? Sabía que todos estos hechos estaban en la mesa, pero aún así no podía descartar la realidad de cómo se derretía cada que el maldito sonreía.
Estuvieron de regreso en Nueva York el primer día de la segunda semana que se habían dado de plazo para cumplir la misión del ángel, Hailey se encontraba un poco tensa por todos estos sentimientos revoloteándole el estómago, se tiró junto con Justin en el sofá, abrieron un bote grande de helado que compartieron entre ellos y se pusieron a ver The Notebook, porque tal parecía que Justin era fan de las comedias románticas adolescentes.
Poco después de mediodía sonó el timbre de la puerta, Hailey se levantó con fastidio a abrir, miró antes por el picaporte y distinguió a su jefe, el señor Gray quién estaba detrás de su puerta con una flor entre sus dedos. Ella le abrió la puerta un tanto confundida.
-¿Michael?- lo recibió.
-Hails, hola.- tartamudeó nervioso,- eh yo... te traje esto, para agradecerte por habernos ayudado a arreglar esos asuntos pendientes en LA.- finalizó estirando el tulipán que traía hacia ella. Hailey lo recibió sintiéndose enrojecer.
-Muchas gracias, pero no era necesario, sabes que es mi trabajo.- hizo su mayor esfuerzo por mantener la compostura, el detalle era lindo, pero no había cambiado de opinión respecto a mantener una relación con su jefe, era fuera de lo profesional y ella no tenía tiempo para andar acallando habladurías sobre su posición.
-No sabía que estabas acompañada, lamento interrumpir
-¿Ah? Oh no, él es Justin, Just te presentó a mi jefe, Michael. Pero igual Justin ya se iba ¿cierto?
Ellos se saludaron con un apretón de manos, el ángel no parecía muy contento por esta inesperada visita pero no le quedó de otra más que ceder cuando Hailey le infirió que se marchara, salió al pasillo para desaparecer de la Tierra sin que el intruso que estaba en el apartamento fuera testigo de como se desvanecía.
Justin se sentía molesto, no había conocido antes esa emoción pero por el revuelo que sentía en el vientre y en su cabeza quiso describirlo como molestia, ¿qué se sentía ese estúpido engreído para llegar al apartamento de Hailey sin aviso? ¿y con una flor? ¿y además Hailey tuvo la osadía de pedirle que se fuera para dejarlos solos? Había actuado como si él no existiera y cómo odiaba la forma en que ella se había sonrojado al recibir ese maldito tulipán.
¿Pudiese ser que lo que sentía es lo que los humanos conocen como "celos"? Oh, ¿por qué le daba tantas vueltas al asunto? Él tenía cosas más importantes que hacer en este tiempo libre.
-Ambos sabemos que no viniste solo para agradecerme la visita en LA.- inquirió Hailey mientras servía dos copas de vino blanco.
-La verdad es que tu ausencia en la oficina es demasiado notoria.- admitió Michael aceptando su copa.- Te he echado de menos.
-Ya hemos hablado de esto, tú sabes que no puedo permitirme estar contigo fuera de los profesional.
-Si, pero al menos contéstame esto, si yo no fuera tu jefe ¿podríamos darnos una oportunidad?
-La única oportunidad que yo tengo es para el éxito, no para una relación.
Platicaron poco, la realidad es que fuera del trabajo no tenían mucho en común, Michael le pidió que se conectara desde su domicilio a una junta con otros editores en distintas cedes y después se fue.
Hailey resintió la ausencia de Justin cuando se quedó sola, hacia mucho tiempo que no se quedaba en silencio, en general el ángel era muy parlanchín, era difícil mantenerlo callado, pero su voz era tan melodiosa que no había necesidad de pedirle que se callara, era agradable escucharlo.
No pasó más de una hora antes de que Justin volviera, aterrizó en frente de ella. Hailey tardó en darse cuenta que la camisa que él usaba estaba enrojecida en la parte del antebrazo izquierdo, tenía una cortada que se veía algo profunda y sangraba.
-¿Pero que te pasó?- exclamó escandalizada, corrió hacia el baño por el botiquín de emergencias y sentó a Justin en el piso para curarle.- Creí que los seres como tú no sangraban.
-No lo hacemos, pero tanto tiempo en la tierra está comenzando a hacer efectos, ¡Ah! ¡Ten cuidado, eso duele!- se quejó cuando la rubia le colocó el alcohol sobre su herida, la cual, se veía mucho mejor de cómo estaba hace un par de minutos.- Se curara pronto sola, no es necesario que me sigas torturando.
-Pudiste decirlo antes,- le reclamo molesta, tanto escándalo cuando el maldito engreído se podía curar solo.- ¿ya vas a contarme que fue lo qué pasó?
El corte en el brazo del rubio casi se desvanecía, Hailey comenzaba a aliviarse del susto que le causó el verlo aterrizar ensangrentado. Justin iba a comenzar a contarle lo que había pasado cuando se escuchó la clásica ráfaga de viento que acompañaba como efecto sonoro el aterrizaje de los Ángeles a la Tierra. De repente apareció en la esquina de la habitación una criatura vestida de blanco, con enormes alas en su espalda, muy bíblico si somos realistas.
Hailey se sorprendió momentáneamente al ver esas celestiales alas que Justin no tenía, o al menos nunca se las había visto, supuso que se trataba de otro ángel por lo que no se sorprendió tanto como la primera vez que se le apareció una de esas cosas.El recién llegado tenía el cabello color castaño, el mentón y sus facciones en general muy definidas, los ojos del color gris más claro que pudiese haber; ella no pudo continuar evaluando su rostro cuando la criatura alada comenzó a caminar hacia ellos, Hailey temía que con sus enormes alas tirara sus cosas, pero antes de poder advertir cuidado, notó que las alas atravesaban los muebles, por más realistas e impresionantes que se viesen, no movían las cosas sobre las que pasaban sin arrebato.
-Justin, te necesitamos de vuelta. Habrá una rebelión si no arreglas esto.- exclamó con agitación el recién llegado.
-¿Qué? ¿De qué habla? Justin ¿que está pasando?- preguntó la rubia temiendo sonar igual de paranoica que como se sentía.
-Hailey, te presento a mi hermano, Cassiel... quien inexplicablemente se aparece sin más donde nadie lo llamó.
-Hermano, por favor. Necesito que vuelvas ahora.
Cassiel estaba dando un paso hacia el frente para acercarse a ellos cuando de repente se detuvo, como si el tiempo alrededor de Hailey y Justin se hubiera congelado pero ellos pudieran continuar sin más.
-Hails, se que esto es muy confuso y lamento que te hayas visto envuelta. Tendré que irme un par de días, cuando vuelva te explicaré todo, lo juro.
Y así como se detuvo, el tiempo volvió a su curso regular, Cassiel terminó de dar el paso que le había quedado pendiente.
-Sabes que odio cuando haces eso, Justin.- se quejó.
Justin tomó a su hermano de la mano y juntos desaparecieron sin más.
¿Irse? ¿Un par de días? ¿Pero como se supone que iba a sin él tanto tiempo?
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Beauté
أدب الهواةÉl no podía volver al cielo sin su ayuda. Y ella jamás entraría al cielo si él no la ayudaba. Pero ¿funcionaría?