Cuando Hailey despertó, todavía no habían llegado a casa. Por voluntad de Justin habían ido al lago The Reservoir, estaban ambos dentro de su auto, por suerte lo había llenado de gasolina la tarde anterior porque había estado conduciendo demasiado ese último par de días.
Cada que amanecía, ella buscaba encontrar un modo de verificar el día en que se encontraba, para saber cuánto tiempo tenía de sobra a lado del Ángel. Hoy era viernes, de la segunda semana.-¿Te duele?- le preguntó Justin preocupado, ella no entendía de qué hablaba hasta que él le pasó suavemente el dedo por la mejilla y sintió una punzada de dolor que la hizo quejarse.
Se miró en el espejo del auto y notó un enorme moretón extendiéndose en su mejilla, casi alcanzando su ojo.-¡Mierda!- exclamó revisando la herida.
-No sabes cuánto lo siento, debí estar ahí, no sé porque te deje sola, yo... perdóname de verdad.- Justin hablaba en murmullos, se veía afligido.
Hailey dejó de revisarse el golpe para voltear a verlo y tomar su mano.
-Perdóname tú a mi. No tenía ningún derecho de hablarte como lo hice, no te lo mereces y no es tu culpa. Merezco que me pasen este tipo de cosas
-No digas eso, no.- él la calló atrayéndola hacia sí para darle un beso.
La noche pasada había sentido un verdadero terror, no estuvo pendiente de ella cuando mas lo necesitaba y por eso sucedió todo aquello, priorizo los asuntos con sus hermanos y los problemas en el Paraíso y ella había pagado las consecuencias. Nunca había experimentado tantas sensaciones humanas en tan poco tiempo, ni siquiera sabía cómo describirlas él mismo. Solo sabía que Hailey le importaba, y que haría cualquier cosa que estuviera en su poder para mantenerla a salvo.
Dentro del miedo que tuvo cuando la vio siendo víctima de una mala persona, olvidó su lucha interna entre sí besarla o no era buena idea, le nació hacerlo, necesitaba sentirla.El sonido del teléfono de Hailey los interrumpió, ella contestó de mala gana.
"-¿Que necesitas Ly?
-Lamentó importunarla en sus días de descanso, pero en la noche hay una gala de la revista y el Sr Grey la quiere presente.
-Aguarda ¿esta noche? ¿Estás bromeando cierto? ¿Por qué demonios me avisas hasta ahora?
-Lo siento tanto, el señor Grey acaba de avisarme, en verdad no sabía.
-Olvídalo, envíame los datos por mensaje"Colgó la llamada y volteó a mirar a Justin, algo estresada.
-Entonces, ¿quieres ir a una gala?- le preguntó al ángel mientras se retorcía en su asiento para acercarse a él.
Antes de volver a Brooklyn, se detuvieron en el camino par comprar un traje que Justin pudiera usar esa noche, Hailey se limitó a pensar en uno de los múltiples vestidos que ya tenía y partieron de vuelta al departamento para poder acicalarse, por primera vez en todo el tiempo que el ángel había estado con ella, entró al baño para tomar una ducha. Para seres de su especie no era necesario tomar un baño, su divinidad los hacía permanecer limpios, pero parece que el ocupar un cuerpo humano y permanecer en la tierra comenzaba a perjudicar la divinidad de Justin, en diversos aspectos, otro de dichos aspectos fue el sentir una punzada en su entrepierna cuando vio a Hailey arreglada en ese entallado vestido negro que había elegido, no entendía que era esa sensación que le recorría como corriente eléctrica desde el pecho hasta la punta de los pies, odiaba las sensaciones humanas en general, pero esta lo hacía sentir bien, como si a pesar de haber existido por siglos, comenzara a vivir.
-Te ves muy hermosa.- le murmuró recibiendo su mano para brindarle un beso en el dorso de la misma.
-También tú te ves muy guapo.- admitió ruborizada.
No hicieron uso del auto porque por parte de la editorial les enviaron una limo exclusiva, cuando llegaron al Centro de la Ciudad, en Brodway, los invadieron flashes de infinidad de cámaras que trataban de plasmar cada paso que daban en fotografías, Hailey estaba acostumbrada y a cierto grado lo disfrutaba, pero Justin se veía bastante desorientado y molesto.
Ella se detuvo en varias ocasiones cuando los periodistas le hacían preguntas, contestándolas con la profesión y altanería que siempre la había distinguido, ignorando por un momento a su acompañante, para las cámaras le serviría como un buen accesorio.
Cuando entraron al recinto, de la mano se dirigieron hacia una de las altas mesas que estaban alrededor de la pista de baile y tomaron asiento. En diversas ocasiones, personas se acercaban a Hailey para platicar ya fuese personal o de trabajo, aunque ella lo presentaba como su acompañante, las personas lo ignoraban. Justin sabía que se trataba de personas egoístas que seguramente tendrían muchos problemas para entrar al Paraíso en su segunda vida. El ambiente se sentía frívolo, no le gustaba estar ahí, y aún menos combinando sus presentimientos de divinidad con sus sentimientos humanos, quizá antes hubiese tolerado esta sensación pero ahora no podía hacerlo con tanta facilidad.
En cierto punto de la noche, Hailey notó las continuas muecas del ángel y cómo se revolvía en su asiento, era extraño ya que él generalmente parecía una estatua. Lo tomo de la mano y sintió como destensaba todo su peso en ella con esa simple acción.
-¿Bailas?- él negó con una ligera sonrisa.
Importándole poco la negativa, Hailey lo levantó del asiento para dirigirlo hacia la pista, donde sonaba una canción que ella no conocía, pero semi lenta, por fortuna, porque Justin no era un experto en baile. Ella se recargó en su hombro y se apegó a él lo más que pudo, suficiente para que el ángel sintiera como se aceleraba el corazón de la rubia cuando estaban así de cerca.
-No entiendo como poder soportar esto.- se burló Justin refiriéndose a la velada.
-Me gusta ser el centro de atención, por lo que veo no es tu fuerte.
-Tendrás muchos defectos, pero al menos ves muy bien.- bromeó, ella le golpeó el pecho pretendiendo estar ofendida por aquel comentario.
-¿Y si nos escapamos?- sugirió.
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Beauté
Fiksi PenggemarÉl no podía volver al cielo sin su ayuda. Y ella jamás entraría al cielo si él no la ayudaba. Pero ¿funcionaría?