Capítulo 22. Epílogo

67 4 0
                                    

-¿Por qué te fuiste?- le preguntó Hailey arrancando una de las múltiples flores del lugar para poder olerla.

-Tenía que hacerlo.- contestó Justin

-Creí que sólo me había utilizado, ya sabes, para volver a tu hogar.

-No fue así, en verdad te quiero.

-Entonces ¿por qué nunca me lo dijiste?

-Fue complicado, yo tenía miedo de lo que te implicaría el que sintiera algo por ti, es difícil cuando somos tan distintos. No quería irme, pero debí hacerlo.

-¿Y por qué me dejaste el collar?

-Sentí mucho coraje cuando Cassiel te lastimó de ese modo para obligarme a defender a los arcángeles de los serafines. Así que te lo di para evitar volver al Paraíso.

-¿Por qué no vino Cassiel a quitarme el collar para devolvértelo?

-No podía, como ya te había dicho, nadie que no tenga mi autorización puede tocarlo.

-¿No había posibilidad de crearte uno nuevo?

Justin soltó una risita.

-Aunque lo parezca, no es simple pieza de bisutería, cada ser celestial tiene el propio para poder entrar al cielo. No es algo que se pueda reemplazar.

-¿Y aquí estuviste todo este tiempo?

-Si, en el limbo, no podía cruzar más allá de este espacio. Me sorprendió bastante verte por aquí, si te soy sincero creí que habías vendido tu alma al diablo para poder volver a vernos.

-De haber sabido que eso era posible, lo hubiera hecho.- afirmó recargando su cabeza en el pecho del ángel.- Dijiste que cada persona tiene un limbo diferente, ¿por que tú y yo estamos en el mismo?

-Por el collar, nos hizo tener una conexión tan fuerte que te trajo conmigo aquí.

-Si no volviste al cielo, ¿por qué tampoco volviste a buscarme?

-Varias razones, la primera es que creí que no querías volver a verme después de lo que oíste. La segunda es que después de que Él supiera que tuvimos intimidad, me castigo impidiéndome retomar mi forma humana, yo podía estar ahí, pero tú no ibas a verme. Y la tercera es que siempre dijiste que yo era un estorbo para tu carrera, y no quería serlo más. Así que decidí aislarme de la tierra.

-¿Cuándo fue que terminaste tu misión conmigo?

-Después de tu plática con Jay. Él no había sido capaz de seguir con su vida hasta que no lo empujaste a hacerlo.

-¿Por qué te quedaste conmigo después de ello?

-Quería poder estar contigo el resto de tiempo que me habías prometido, un mes completo. Nunca quise dejarte. Además que todavía no recuperaba mis alas.

-Así que, si yo no hubiera escuchado tu conversación de aquel día ¿tú te hubieras quedado conmigo hasta completar los treinta días?.-Justin asintió, sin dejar de jugar con los cabellos de Hailey.- ¿Qué hubiera pasado si te hubieras ido después de ese mes, como estaba planeado?

-Yo hubiese vuelto a casa, y tú, quizá, seguirías triunfando en la vida.

Por un momento se quedaron en silencio, después de haber pasado toda su vida en una ciudad tan recurrida como Nueva York, el poder respirar un aire tan fresco le hacía bien a la rubia. Además, que mejor modo de disfrutar tan tranquilo ambiente que a lado de su ángel.

-Justin...- le llamó rompiendo el silencio.

-Mande, bonita.

-¿Mis padres estarán bien?

-No les será fácil recuperarse, pero saldrán adelante.

-Nadie me necesitaba, ¿cierto?

-En el estado en el que te encontrabas, no. Si hubieses sido capaz de dejar de lado tu vicio con el alcohol, hubieras seguido ayudando y sirviendo de inspiración a muchas personas.

-No sabes cuánto me dolió dejar de verte. Te extrañé.

-Yo también te extrañé, Hails.

-Just...- le volvió a llamar, él volteó a verla y pudieron establecer contacto entre sus ojos.- Yo también te quiero.

El ángel se inclinó sonriendo para poderle dar un beso en los labios, ella lo recibió también con una sonrisa.

-¿Tienes más preguntas?

-Por ahora, no.

-¿Ya estás lista?

Hailey le estiró la mano para entregarle el collar con sus alas, Justin lo recibió y procedió a colocárselo. En cuanto cerró el broche, aquellas enormes y magníficas alas aparecieron de nuevo en su espalda, él hizo un movimiento de hombros para poderse volver a adaptar a ellas.

Se levantó de donde estaban recostados, y le tendió la mano a Hailey para ayudarla a levantarse también. Ella agradeció el gesto y se recargó en él para poderse poner de pie.

Justin la sostuvo con firmeza de la cintura, aferrándola a sí.

-Sujétate bien.- le pidió y ella obedeció envolviendo con sus brazos el cuello de Justin y sosteniéndose de ahí con toda la fuerza que pudo.

El ángel desplegó sus inmensas alas, se acuclilló para tomar impulso y comenzó su vuelo hacia el Paraíso. Poco tardaron en el viaje cuando se apareció una entrada entre las nubes, por la cual pudieron acceder sin mayor problema, para poder pasar el resto de su "para siempre" juntos.

Beauté Donde viven las historias. Descúbrelo ahora