Capítulo 9

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-Tu familia es muy agradable.- comentó Justin tratando de iniciar una conversación.

Hailey lo miró mal, y sin molestarse en responder se metió entre sus cobijas para poder dormir. Nunca esperó que el rubio se metiera con ella, se acurrucó a su lado, encajando más bien de lo que ella hubiera deseado.

-Me gusta como hueles ¿te lo había dicho?- insistió Justin clavando su rostro en el cuello de Hailey.

-Los estúpidos humanos solemos bañarnos.- dijo entre dientes, finalizando su silencio.

-Y también suelen ser muy rencorosos, ¿o eso solo es así contigo?

-Y a todo esto,- bufó Hailey deshaciéndose del abrazo de Justin para poder voltear a verlo de frente.- ¿por qué rayos te quitaron tus alas? ¿Y eso qué significa?

-Significa que no puedo volver al Paraíso, es como cuando tus papás te corren de tu casa por portarte mal.- explicó, aceptó la nueva postura que Hailey había tomado, y se acostó también frente a ella, acariciándole el cabello y la mejilla con su pulgar.

-¿Y tú te portaste mal?- insistió meciendo su cabeza al ritmo que Justin la acariciaba.

-Depende como lo quieras ver.

-¿Qué fue lo que hiciste?

Justin soltó una risita juguetona y suspiro con profundidad.

-¿Recuerdas que te explique cómo funcionan las reglas del infierno, el cielo y todo eso?- ella asintió.- Pues yo no estaba de acuerdo, hay personas que no merecen ser castigados después de la muerte por esa consigna, muchos bebés que nacen sin el deseo de su madre y se arruinan la vida entre sí, pero en ese tipo de casos, los bebés desde que nacen están condenados, por haberle arruinado la vida a alguien. Las personas en accidentes, que quedan lesionados o si se perdieron vidas en dicho accidente también quedan condenados. Se supone que pueden ser recibidos en el Paraíso si demuestran estar arrepentidos, pero la gran mayoría ni siquiera están conscientes del "mal" que hicieron. Así que con ayuda de algunos de mis hermanos, liberaba almas que habían sido enviadas al infierno injustamente, el creador se enteró por chismes de otro de mis hermanos y me desterró. Dijo que si realmente quería ayudar a las almas condenadas hiciera algo que fuera útil, y me mandó contigo. Ahora lo veo más como premio que como castigo.

Hailey, por instinto, comenzó a acariciar el cabello del rubio, como queriéndole dar consuelo, se acomodó entre los grandes brazos de Justin, y aunque al principio lo sintió tensarse, poco tardó en recibirla sin poner objeciones.

-¿Y solo te arrancaron las alas o como demonios te las quitaron?

-Son simbólicas, mira.- le mostró una cadena que tenía colgando en su cuello.- Cuando me regresen mis alas, estarán aquí, como un colguije, mientras no las tenga solo estará la cadena vacía. De todos modos nadie me la puede quitar, a menos que yo la ceda.- esto último terminó de explicarlo en medio de un bostezo, otra vez estaba experimentando sueño, y ni siquiera fue consciente porque poco después estaba dormido.

Ella no tardó en seguirle, había estado muy cansada desde que bajaron del avión, y no podía evitar sentirse tan cómoda en el abrazo de su ángel.

Al día siguiente, ambos danzaron escaleras abajo para poder desayunar con Stephen y Kennya, ésta última había preparado los waffles de fresa favoritos de Hailey, quien devoró su plato.
Justin comentó su deseo de acudir a la playa en medio del desayuno, los padres de Hailey lamentaron no poder acudir con ellos por cuestiones laborales, pero los incitaron a invitar a Alaia. La hermana de Hailey tampoco pudo ir porque debía llevar a su abuela al doctor, por lo que Justin se ofreció a cuidar a la bebé de Alaia.

Así que sólo quedaron Justin, Hailey y su sobrina en su excursión por la playa. Estaban pasando un rato bastante agradable, jugando con la bebé en la arena, metiéndose de vez en vez al agua.
Unas horas después de haber llegado, Justin volvió a hacer ese gesto de quedarse inmóvil viendo un punto fijo, Hailey comenzaba a entender lo que eso significaba así que volteó hacia donde el rubio tenía pérdida la mirada y después de un esfuerzo muy grande de distinguir entre todos los rostros alguno que le fuese familiar, se encontró con el de Giny Clayton.

-Ella tampoco supo que por ti fue que la despidieron ¿cierto?- le preguntó Justin volviendo su atención hacia ella.

Hailey negó con la cabeza, Giny había ocupado su puesto en la revista antes que ella, a sus espaldas, Hailey reunió evidencia falsa de que Giny ocupaba recursos de la revista de manera ilícita, los envió anónimamente al señor Grey, tardaron muy poco en despedir a Giny cuando Hailey se propuso para aceptar su puesto.

-¿Y cómo demonios se supone que lo que hice le arruinó la vida? Pudo conseguir otro trabajo y ya.- bufó, molesta.

-¿Por qué no te acercas y se lo preguntas? No nos iremos de aquí hasta que hagas algo.

Ella tomó a su sobrina, Iris, y se fue dejando a Justin solo. Caminó hacia donde estaba Giny, y se acercó de modo que ella no la viera, recogió un puño pequeño de arena y se lo aventó a la espalda.

-¡Iris, no! Eso no se hace.- regañó falsamente a su sobrina, para que pareciese que la bebé había lanzado la arena.- Cuánto lo siento, de verdad.

-Oh no te preocupes, yo lo entiendo... ¿Hailey?- exclamó Giny al notar que era su antigua compañera de trabajo la responsable del ataque con arena.

-¡Giny!- fingió sorprendida.-Hace cuánto no te veía, ¿cómo te va? ¿Qué haces tú sola en la playa?

-Oh, quería descansar un poco de mi marido, me siento agotada.

Hailey la invitó a ir por un café, y Giny aceptó; en resumidas cuentas, el esposo de Giny padecía Alzheimer. Cuando perdió su trabajo en BEAUTÉ, no pudo continuar con los excesivos gastos de vivir en Nueva York y se alojó en Los Ángeles, pero debido a la enfermedad de su esposo no pudo continuar trabajando así que se jubiló antes de tiempo cobrando una pensión muy baja. Su única esperanza era que su hija pudiera regresar a vivir con ella para ayudarle a cuidar a su esposo, pero su hija vivía en Ottawa, y no le alcanzaba para pagar una renta o una nueva casa en Los Ángeles.

Cuando Giny terminó su relato triste, Hailey suspiró con pesar, entendía lo que Justin estaba tratando de hacer y no le quedaba de otra más que aceptar.

-Giny, yo tengo una casa que no ocupo aquí, puedo darte las llaves para que tu hija se mude.- notó cómo el rostro de su antigua jefa recuperaba de repente la esperanza al haber terminado esa frase.

-Oh no, yo no podría, es mucho compromiso.-respondió tímida.

-Me harías un favor de hecho, si sigue deshabitada tal vez se vaya a la ruina, necesito de alguien que la cuide.

-¿Estás hablando en serio, Hails?

-¡Claro! Puede quedarse el tiempo que sea necesario.

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