Capítulo 21

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-¿Hailey? ¿Pero qué demonios haces aquí?

Ella tuvo que pestañear varias veces para poderse acostumbrar a la luz blanca que reinaba todo el lugar. Parecía un parque inmenso, con algunas tonalidades en un verde muy claro, pero en su mayoría era todo blanco.
A excepción, claro, de Justin, quien la había ayudado a levantarse del suelo y la sostuvo entre sus brazos en el tiempo que tardó para poder valerse por sí misma.

-Ni siquiera sé dónde es "aquí".- refunfuñó aventando los brazos de Justin cuando dejó de necesitarlos, y limpiándose el vestido blanco que le había aparecido de repente.
Justin también estaba vestido de blanco, con un pantalón y una playera holgados.

-Es el limbo.- le explicó.- Una especie de intersección entre la vida y la muerte. Pero cada persona tiene el propio, no entiendo porque tú y yo estamos en el mismo. ¿Qué es lo último que recuerdas?

Mientras terminaba de formular la pregunta, Justin alcanzó a percibir el collar con sus alas alrededor del cuello de Hailey, eso podría explicar porqué el limbo de ambos era el mismo.

-Yo iba conduciendo por Feinstein's, y sólo recuerdo las luces de un auto deslumbrándome.

El rostro de Justin se deformó a un aspecto horrorizado, por un momento supuso que por algún poder celestial Hailey había solo aparecido ahí. Pero después de lo escuchado entendió que quizá la rubia si se estaba debatiendo entre la vida y la muerte.

-Debo irme. No tardaré.

Y como acostumbraba, desapareció sin más de ahí, dejándola sola en quién sabe donde.

Pero Justin tenía cosas más importantes que hacer. Apareció en la esquina donde estaba Feinstein's y miró a su alrededor en busca de Hails. Las luces de los vehículos de policía lo aturdieron un poco, camino con lentitud hacia donde se encontraba la cinta amarilla que le impedía el paso a los peatones.
Alcanzó a visualizar las placas del auto de Hailey, pero el Volvo había quedado deshecho, parecía un montón de chatarra. A sabiendas de que los humanos no podían verlo, cruzó la cinta amarilla y se acercó más al lugar del accidente. Se horrorizó aún más cuando vio las salpicaduras y charcos de sangre alrededor, pero no encontró el cuerpo de la rubia en ningún lado.

Cerró los ojos y agudizó su oído al máximo nivel posible, le costó un par de minutos pero al final pudo escuchar lo que necesitaba.

"Hailey Baldwin acaba de entrar a terapia intensiva."

Al escuchar su nombre, volvió a abrir los ojos, perdiendo importancia en el resto de la información acerca de ella. Volvió a desaparecer para aterrizar en el lugar donde había escuchado el nombre de Hails, era un hospital.
En la sala de espera, identificó a la familia de Hailey. Kennya, su madre, lloraba desconsoladamente en los brazos de Stephen, su padre. En la otra hilera de asientos estaban Justine, Kendall y Alaia, con las lágrimas deslizando por sus mejillas.
Justin pudo sentir el dolor y la angustia que emanaba ese lugar, pero no tenía el tiempo de permitirse hacer algo al respecto.

Continuó caminando hasta que fue capaz de encontrar el cuerpo de la rubia, le costó un poco distinguirlo porque el tan bello rostro de Hailey había quedado irreconocible, tenía heridas abiertas alrededor, y la sangre y moretones cubrían su semblante.
El ángel nunca había sentido tal desesperación y angustia como en ese momento, al ver a la única humana que se había permitido querer, peleando por su vida en una camilla.
Entró al quirófano atravesando las puertas, dispuesto a lo que fuese para poder salvarle la vida.

Justin estaba acercando su mano para tocar a Hailey y ayudarle a sobrevivir cuando le sostuvieron por la muñeca, era su hermano, Azrael, quien le había impedido ayudar a la chica.

-¡No!- gritó Justin escandalizado cuando miró como el ángel de la muerte trataba de besar a Hailey en la frente para llevársela consigo.- ¡Azrael, no por favor!

Azrael se enderezó, sin dejar de custodiar la cama donde la rubia se debatía entre la vida y la muerte.

-No hay nada que puedas hacer, Justin. Ella debe morir.

-Por favor, hermano, no puedo permitirlo, debo salvarla, ella debe vivir, merece vivir.- peleó desesperado, sintiendo como la garganta se le cerraba.

-Supongo que es la chica a quien nuestro Padre te envió a custodiar, Cassiel me había comentado acerca del cariño que le tomaste. Pero debes entenderlo, no seas aferrado como los humanos, permítele descansar.

-¡Es que aún no es su tiempo!- gritó encolerizado, golpeando la pared del quirófano.

-Hermano, aún si sobreviviera, sus heridas son muy graves, tiene la columna fracturada, no podría volver a caminar, y el golpe en su cabeza no le permitiría mover gran parte de su cuerpo, además que sus cicatrices serían fatales. Lo mejor es que me permitas llevarla de una vez.

-¡Nada de eso importa!- continuó gritando.- Yo me quedaría con ella, yo podría cuidarla para siempre.- no pudo sostener la voz a base de gritos, esta última frase le emanó como suplicio. Dio unos pasos para poder estar más cerca de ella, pero evitó tocarla para no tener conflictos con Azrael.

-Ella no podría verte, y para los humanos eso es muy importante. Fuera del daño físico, ella quedó vacía cuando tú la dejaste, siéntelo, no está peleando por su vida, no tiene nada a que aferrarse o alguien que la retenga en la tierra. No le importa más su trabajo, ni su familia.

Su hermano tenía razón, Justin no sintió en ningún momento que Hailey se aferrara a su vida, dejó de saber de ella cuando decidió mantener distancia, así que no podía confirmar que la razón de que no tuviera voluntad para vivir fuese su separación. No pudo sentir culpa, no estaba en su naturaleza, creía fielmente que cualquier decisión que alguien tomara era su propia responsabilidad, y había entendido que la decisión de Hailey era dejar de pelear.

-Al menos dime,- pidió con una lágrima que amenazaba con salir.- si ella irá al Paraíso.

-Sabes que no puedo, hermano. Lo siento.

El ángel miró como Azrael besaba la frente de la chica, y al poco tiempo se escuchó un fuerte pitido de la máquina que monitoreaba sus signos vitales. Una línea de dibujo en el aparato que medía su frecuencia cardiaca. Los doctores alrededor comenzaron a alborotarse y tratar de reanimarla de cualquier modo posible, Justin sabía que eso era inútil.

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