Reencuentro [Bandas #2] (Completa) ✔️

23. Al final no pude (1)

Capítulo 23. Al final no pude (parte 1)

-Vaya, vaya... -el odio en su voz es evidente. La chica de melena larga y negra camina alrededor de Christopher y el sonido de sus tacones hace eco en el sótano solitario.

Algunos sollozos de Zabdiel y Olga acompañan aquel sonido, un sonido que atormentaba a cada tacón que pasaba por el suelo.

Christopher se encontraba en una silla atado al igual que Zabdiel y Olga, la diferencia era que los últimos dos estaban uno al lado del otro, y Chris estaba en medio de toda la habitación, lejos de su amigo y de la chica que amaba más que a su propia vida.

"Por supuesto que sería capaz de dar mi propia vida por ella"

-Supongo que debes estarme odiando en estos momentos, ¿Me equivoco, Chris? -la sonrisa malévola con la que la recordaba seguía siendo la misma de siempre.

-No, Elena, odiarte es poco -responde el chico con demasiada rabia en su voz -. Quisiera matarte en estos momentos de un disparo, pero sería muy poco para una porquería como tú.

Elena suelta una risa amarga y le da un golpe en el rostro con la pistola que llevaba en la mano. Olga y Zabdiel gritan de horror al escuchar el grito de dolor por parte de Christopher. Pero las lágrimas se les escurren aún más cuando comienzan a notar la sangre que le escurre del ojo y de la boca.

-Me encantaría verte sufrir, Christopher -dice al ojimiel levantándole el rostro con la punta del arma -. A ti, a tu familia y a ellos.

Señala con la cabeza a los dos chicos que yacen amarrados a sus sillas y privados del habla con trapos en la boca.

-Puedes hacerme lo que quieras, Elena, pero no te metas con ellos -ahora le suplica.

-Eso era lo que yo quería antes, Christopher, pero sé perfectamente que lo son todo para ti, y la chica rubia es tu vida entera -rueda los ojos cuando se refiere a Olga -. Mi único fin contigo es verte sufrir, así de fácil y simple.

Era tanto el odio y el rencor que aquella mujer sentía hacia Christopher que en sus ojos había un brillo fascinante, pero no para bien; era un brillo de deseo por la venganza, por ver sufrir a aquella persona, verla pagar por el daño que te hizo. Pero, ¿Realmente Christopher la dañó, emocional o físicamente?

-Supiste rechazarme y usarme de la peor manera posible, Christopher -escupe con odio -. Te amaba y eso no te importó. Contigo todo fue nuevo para mí, fuiste mi primera vez, y la última, por cierto. Te llevaste tantas cosas de mí, y creí que sentías algo real por mí, pero qué mal estaba. Sentí que en verdad me amabas, tus palabras me mostraron que así era, pero sólo en la cama. No sabes en verdad cuánto te odio, cuánto me odio por haberte creído y haber caído como estúpida en tus malditos encantos -unas lágrimas caen de sus ojos y bajan hasta su mejilla -. Te llevaste mis primeras experiencias, todo lo que hubiera querido hacer con alguien que de verdad me amara y me hiciera sentir como nunca nadie lo había hecho, pero no fue así -se las seca de golpe con el dorso de la mano y le apunta hacia la frente con su arma -. Pero no más, ya no sufro por ti, ahora te quiero ver muerto, Christopher.

¿Tanto podía afectar a una persona la decepción amorosa? ¿Tanto, como para llegar al punto de cobrar venganza y matar?

Cada cabeza es un mundo, por eso hay millones de ellos. Todos tenemos la libertad de decidir sobre nuestras decisiones, decidir si afrontamos las consecuencias o huir como cobardes.

Todos tenemos distintas formas de enfrentar nuestras batallas, para algunos son más fáciles que para otros; para algunos será estúpido el cómo las enfrentan los demás, mientras que para los demás será algo de lo que se admirarán.