21. Sin remitente

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Olga.

Nada se escuchaba, todo era silencio profundo.

La oscuridad se hacía presente, parecía que mis ojos estuvieran vendados, impidiendo el paso de la luz a ellos. Si es que había luz...

Aún la cabeza me daba vueltas, no recordaba nada, obsolutamente nada.

¿Cómo llegué aquí? ¿En dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no recuerdo nada?

El dolor de cabeza era cada vez más insoportable, ni siquiera podía con el peso de mis propios pensamientos.

Sentía que, con cada respiración, los pulmones iban a explotar. Ni siquiera podía respirar con normalidad.

La cabeza adolorida, la respiración entre cortada, ¿qué ocurría conmigo? ¿A caso habia otra cosa que estaba pasando y ni siquiera me di cuenta? Sí, lo había.

Él sabor metálico en mi boca se hizo presente; toqué las paredes de ella con la lengua, verificando si había alguna rajada o algo. No, no había nada. El sangrado era de afuera, de los labios.

Algo caliente comenzó a escurrir de mi frente, dirigiéndose hacia mi mejilla, su camino era hacia abajo, como si ese líquido cayera d y emergiera de mí.

¿Dónde estoy?

Es lo único que podía preguntarme.

A la mente me llegaron unas borrosas escenas; una chica rubia en el supermercado, la misma chica rubia en el estacionamiento y por último sentada ena orilla de la playa.

La chica rubia soy yo. Soy yo, Olga.

Quise moverme pero tenía las manos atadas hacia atrás, los pies atados y juntos frente a mí. Estaba en una silla, amarrada a ella para... ¿no escapar?

¿Qué hago aquí?

Debía haber llegado a casa hacía mucho tiempo,aunque ni siquiera tenía noción del tiempo. Tal vez era de día, tal vez era de noche, tal vez sólo esté en una de esas pesadillas donde las sientes tan reales que piensas que lo son. Pero no, eso no era una pesadilla, era la realidad, la cruda y fría realidad.

-¡¿DÓNDE ESTOY?! -grité, moviendome para tratar de escapar. Pero con cada movimiento, sentía que el cuerpo se me despedazaria.

Todo el cuerpo me duele y no recuerdo la razón ni el por qué.

-¡Por favor! -supliqué, con las lágrimas saliendo desesperadas. -Quién sea que esté haciendo esto, quiero decirle que no es gracioso.

¿A caso no había nadie aquí?

Él sabor salado de mis lágrimas llegó hasta mis labios, donde pude saborearlas.

La desesperación se apoderó de mi ser; en ese momento lo único que quería era estar en casa, con mi familia y amigos, y no aquí sin ver ni oír nada, en un lugar que no conocía.

-¡Auxilio! -volví a gritar.

-Aquí nadie podrá escucharte, cariño. -escuché una voz masculina acercarse. -Aquí abajo sólo hay insectos y hormigas, no personas buenas que quieran meterse para ayudarte, Vives.

Nunca había escuchado esa voz, ni siquiera la recordaba. Yo no olvido las voces de las personas, sus rostros puede que sí, pero sus voces jamás.

-Por favor, ¿quién eres? ¿Qué quieres de mí? ¡Déjame ir, por favor! -lloré.

Escuché que alguien chasqueó la lengua, en un gesto de burla. ¿Le hacía chiste el tener a una persona en no sé dónde contra su voluntad? Vaya psicópata.

Reencuentro [Bandas #2]  (Completa) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora