15. ¿A caso estás mal?

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La sensación de su pecho es tremenda; no entiende nada de lo que está pasando.

Es un lugar demasido oscuro, tanto que es imposible distinguir dónde está. Camina sin rumbo, sin sentido común aunque una parte de ella le dice que las cosas están bien, mientras que la otra le dice todo lo contrario.

Natalia: ¿Hola? ¿Hay alguien aquí? –pregunta la castaña, con las manos sudadas del nerviosismo. –Esto no es gracioso, si alguien quiere hacer una broma no lo siga asiendo.

Frunce el ceño caminando hacia adelante; aunque no sabe a dónde exactamente la llevará. Entre más avanza, una luz tenue se puede distinguir a lo lejos; es una puerta.

Cada vez está más cerca de aquella puerta que da la luz casi segadora; cuando está a punto de entrar, todo se vuelve luminoso. Al fin puede ver en dónde está.

Es una habitación de hospital, lo sabe por que toda ésta es blanca, completa y profundamente blanca. Al fondo puede distinguir a dos personas; un chico y una chica. Rápidamente disntingue al chico, era Joel. Se le ve muy feliz, sonríe como suele hacerlo con ella. La chica es muy hermosa; piel apiñonada, ojos verdes, cabello castaño y un cuerpo perfectamente esculpido. Era Emilia Mernes; la chica con la que muchas veces habían visto a Joel, obvio en plan de amigos.

Emilia estaba sentada en un sillón con un bulto en sus brazos, mientras que Joel le cantaba una canción que no logró escuchar muy bien. Un bulto: era un bebé recién nacido.

De repente, los ojos de Natalia se inundaron de lágrimas que querían salir a la voz de ya. Sin permiso, salieron y rodaron por sus mejillas. Cerró los ojos para no seguir viendo la imagen que la lastimaba demasiado. Al abrirlos, los dos chicos estaban justo en frente de ella.

Natalia: ¿Por qué lo hiciste, Joel? —le preguntó en un sollozo. —Éramos felices.

Joel: Tú no quisiste darme un hijo. —le respondió con rencor en su voz. —¡Tú mataste a nuestro bebé! Y él murió por tu culpa. Lo enterramos, y ahí se fueron mis sentimientos hacia ti, ¡a la tumba! Ahora mírate; quieres tener hijos y no puedes, Natalia. Pero ahora, yo soy feliz con Emilia. Ella y mi hijo tendrán todo y no les faltará nada.

Natalia: Pero yo no maté a nuestro bebé. —las lágrimas incrementaban con cada palabra que decía. 

Joel: ¡Por Dios, Natalia! —soltó una risa sarcástico. —Me arrebataste el derecho de ser papá, y eso nunca te lo voy a perdonar. ¡Nunca!

Emilia no hacía caso a la situación, ella estaba muy feliz amamantando a su pequeño bebé.

Joel: Yo... Yo no te amo, Natalia. —soltó con amargura y una lágrima rodó por su mejilla.

Natalia: ¡JOEL! —gritó y se levantó en ese mismo momento. Juliana y Erick voltearon a verla asustados, y ella la abrazó de inmediato cuando comenzó a llorar.

Juliana: Tranquila, solo fue una pesadilla, nada más. —acarició el cabello de Natalia para tranquilizarla. —Sólo fue eso, un mal sueño, Nati.

Natalia: Lo sentí tan real... —sollozó.

Erick: Debe ser por el calor que hace. —dice con la vista en el camino. Aún seguían rumbo a la casa. —En unos minutos llegamos, tienes que calmarte.

Juliana: Ya, tranquila. —siguió abrazándola.

En lo que restó del camino, nadie dijo ni una sola palabra.

Lo que había soñado le afectó mucho; tal vez la idea de querer abortar al bebé no era buena. Pero por otro lado, no podía dejar su carrera como cantante por cuidar a un bebé.

Reencuentro [Bandas #2]  (Completa) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora