I / ~Infancia~

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Música de Ambientación: Nocturna en Bemol Mayor (Op. 9 No. 2) — Chopin

Las hojas secas de los árboles ya comenzaban a caer en aquel extraordinario pueblo, y el crepúsculo del atardecer anunciaba el acechante fin de los rebosantes calores de verano, para dar paso a los fríos vientos otoñales anunciando la venida de un...

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Las hojas secas de los árboles ya comenzaban a caer en aquel extraordinario pueblo, y el crepúsculo del atardecer anunciaba el acechante fin de los rebosantes calores de verano, para dar paso a los fríos vientos otoñales anunciando la venida de una nueva estación. 

Mientras tanto un pequeño de ojos morados que parecían dos amatistas y pelo negro como el esplendor de la noche, avanzaba a mano de su madre por la plaza del pueblo ignorando las compras que hacia su progenitora y fijándose en una pequeña y delicada mariposa que buscaba posarse en su nariz, causándole gracia el rose de sus suaves alas con sus regordetas mejillas.

Finalmente y luego de varios intentos fallidos por posarse en la diminuta nariz del niño, la mariposa decidió retirarse y dejar de provocar aquellas tiernas risas en aquel pequeño infante, para seguir con su suave aleteo yendo hacia el lugar que la llevara el viento.

La vida de una mariposa es bastante corta pues ronda entre tan solo un par de semanas y aquellas que tienen suerte llegan al año. Pensar que un pequeño animal puede producir con un fino y preciso movimiento un gran y estruendoso huracán es sin duda algo inverosímil, sin embargo hay cosas que no podemos descifrar de este maravilloso mundo y se reducen a simples pensamientos basados en creencias para no desesperar nuestra curiosidad.

Así aquella mariposa Lepidóptera siguió su delicado vuelo, esta vez hacia un gran manzano que se encontraba en los alrededores del centro de aquel gran pueblo. Se posó en una blanca flor con toques lila, que junto a otras como ella, adornaban el árbol de blanco pero sin opacar el verde de las hojas y el rojo de algunas manzanas que ya empezaban a brotar.

Al pie del árbol un pequeño de ojos verdes como dos esmeraldas y cabello blanco y puro como la nieve, se encontraba recostado en el tronco de fina madera leyendo un libro que su padre le había comprado, titulado "El Principito".  Aunque al principio parecía no tenerle gusto a un montón de simples letras formando un sin fin de aburridas palabras y uno que otro dibujo cada veinte páginas, le interesó al ver y leer todas esas grandes aventuras que esperaba el algún día poder vivir. 

Así pues la mariposa se alimentaba del néctar de la bella flor mientras que el niño curioso seguía leyendo las aventuras del protagonista de aquel libro. Sin embargo la calma de su lectura fue perturbada por un grito agudo pero agraciado que captó inmediatamente su atención, haciendo que su mirada se encontrara a lo lejos con un pequeño niño que tendría más o menos su misma edad, que reclamaba a su madre por un balón.

¡Pero Mamá! Me he portado bien y es muy bonito!

¡Ya te dije que no Samuel! Apenas y traje dinero para las compras de la casa.

Aquel niño que según había oído se llamaba Samuel, no noto su presencia ni su mirada a lo lejos, y Rubén estaba seguro que nunca le había causado curiosidad cualquier otro niño que hubiera visto en el pueblo, su nombre, su voz, sus ojos o su cabello habían causado en tan solo unos segundos un gran interés en Rubén por conocer a Samuel. Pero pensó que probablemente el chico que había captado su atención ni siquiera sabría de su existencia y que sería muy raro que se le acercara de la nada diciendo su nombre.

La mariposa terminó su merienda y con el más fuerte aleteo de sus alas emprendió vuelo de nuevo por las praderas aledañas al pueblo para perderse en el horizonte natural, probablemente Samuel nunca volvería a ver una mariposa como aquella y probablemente Rubén nunca volvería a ver a Samuel, pero las probabilidades no son definiciones del destino de aquella mariposa, o del destino de Rubén y de Samuel, las probabilidades no definen nuestro destino sino el camino que decidimos tomar.

Samuel caminaba con las compras junto a su madre un poco obstinado por no haber conseguido el balón que tanto le había gustado, pero si algo había aprendido de sus padres en su efímera vida, es que las cosas debían ganarse justamente, así que tal vez si ayudaba más a su madre o era un niño juicioso, conseguiría que alguno de sus padres le comprase el balón. Por un reflejo audaz de su visión vislumbro a su costado izquierdo a aquella mariposa azul que tanto le molestaba a gracia hace un rato, y giró su cabeza sin dejar de caminar para enfocarla mejor. 

Avistó allí a aquella mariposa volando en dirección contraria a un árbol de blancas flores, con un pequeño niño que tendría más o menos su misma edad leyendo un libro al pie de aquel árbol y le pareció curioso el gusto por la lectura que aquel niño aparentaba tener, desvió su mirada y se dio cuenta que había perdido a la mariposa de vista, así que volvió su cabeza para mirar su camino a casa no sea que se tropezara por no mirar por donde iba caminando.

Rubén siguió observando como Samuel y su madre se alejaban a paso lento de la plaza principal y futuramente del pueblo, seguido bajó su mirada nuevamente al libro pero por mas que intentaba no podía concentrar sus pensamientos en otra cosa que no fuese Samuel, pero se conformo con pensar que algún día lo invitaría a jugar con su balón.

Rubén siguió observando como Samuel y su madre se alejaban a paso lento de la plaza principal y futuramente del pueblo, seguido bajó su mirada nuevamente al libro pero por mas que intentaba no podía concentrar sus pensamientos en otra cosa que no ...

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Att: Maruna_07

My Life With You / ~Rubegetta Month~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora