My Life With You / ~Rubegetta Month~

VI / ~Pijamada~

Música de Ambientación: La Bella Durmiente para 4 manos (Versión de Rachmaninov's) — Tchaikovsky

Las estrellas nadaban como barcos sin rumbo en el gran e inmenso mar del cielo nocturno, los pájaros buscaban ya sus nidos y otros animales salían en busca de caza. El ambiente era naturalmente silencioso pero artificialmente bullicioso al tener una gran estructura con varias personas adentro al parecer disfrutando la velada.

Risas alegres sonaban por toda la casa mientras que el olor a comida hogareña invadía el lugar, música salía de aquella caja visual que emitía un programa para niños adornando el alegre ambiente para los pequeños infantes que disfrutaban de su pijamada.

— Niños vengan a comer —ordenó la madre anfitriona de los niños.

— Ya vamos —gritó su hijo desde la sala, haciendo una seña a sus amigos para que fueran a comer.

Pasaban una noche agradable, Samuel había invitado a sus amigos para hacer una pijamada y sin peros todos habían aceptado, estaba emocionado. No se acostarían tan tarde porque su madre decía que no era bueno, pero si que tendrían diversión asegurada con un par de juegos, películas y simplemente su compañía. Una vez terminada la comida se dispusieron a ver distintas películas de terror empezando con Monster House y terminando con El Cadáver de la Novia.

— Y ahora qué hacemos? —preguntó Samuel con curiosidad.

— ¿Qué tal si jugamos a escondidas con las luces apagadas? —propuso Auron a sus amigos.

— Si, eso estaría genial —comentó Lolito.

— ¿Qué hacen niños? —averiguó la madre de Samuel mientras entraba a la sala.

— Mamá, ¿Podemos jugar a escondidas con las luces apagadas? —consultó amable el azabache a su madre.

— Mmm, bien pero tengan mucho cuidado —respondió y aconsejo.

— Sí mamá, ¡Vamos! 

Así pues empezaron a jugar por turnos teniendo claro cuidado de no golpearse con algún mueble. El juego iba normal como si fuera plena luz del día hasta que a Lolito se le dio la gran maravillosa idea de asustar al amigo que le tocará contar, y para mala suerte de Rubén era su turno de contar.

— ...Nueve y diez ¡Aquí voy! —exclamó para empezar a buscar a sus compañeros con cuidado, pasó con miedo por el pasillo intentando palpar los muebles para no tropezarse, y mirando y escuchando muy atentamente su alrededor.

— ¡Por mi! —escucho el grito de Lolo en la sala.

— ¡Rayos! —maldijo y siguió con su búsqueda bastante concentrado cuando de repente una mano lo tomó del brazo y lo jalo hacia una habitación—. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! —grito asustado.