V / ~Cumpleaños~

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Música de Ambientación: One Summer's Day — Joe Hisaishi

Los gobernantes del pueblo charlaban alegres mientras organizaban las decoraciones para la fiesta infantil junto con su gran amigo el juez, que justamente era el padre del pequeño cumpleañero

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Los gobernantes del pueblo charlaban alegres mientras organizaban las decoraciones para la fiesta infantil junto con su gran amigo el juez, que justamente era el padre del pequeño cumpleañero. Las señoras corrían de un lado al otro con la comida y algunos aldeanos cargaban cajas de juegos y sorpresas, mientras que el tiempo corría a su paso para la hora de la fiesta.

El anfitrión se encontraba en un almacén de arreglos y ropa en el pueblo, cerca al lugar de la celebración. Pasaba de probarse distintas ropas a peinados, cansándolo un poco (bastante) pero causándole ansiedad y nervios por ser su día especial e impresionar a los demás en su gran celebración.

Auron tenía una relación bastante cercana con Lolito que al ser el hijo del alcalde rogó para hacerle una fiesta más grande que la que le había hecho a él mismo, y al ser los dos pequeños tan unidos el alcalde no lo negó. La celebración sería a lo grande, tanto así que todos los niños del poblado estaban invitados.

Una hora más pasó y todo ya estaba bien organizado, las decoraciones, la comida, los juegos, los regalos, y una última gran sorpresa para los celebrados. Los padres junto con sus hijos empezaban a llegar para la gran reunión y en menos de nada todos los invitados ya estaban en dicho lugar... O bueno, casi todos.

Rubén venía corriendo lo más rápido que sus pequeñas piernas le permitían, sus padres no habían podido acompañarlo y tras de él hecho se demoró bastante acomodando sus blancos cabellos lo mejor posible, lo cual en ese momento no había servido de nada. Agitado por fin lograba visualizar el lugar donde a la entrada se encontraba un montón de gente, más precisamente adultos que acaparaban completamente la entrada.

Cómo pudo se escabulló entre las piernas de aquella gente recibiendo un regaño que otro de paso, los cuales ignoro. Por fin logró llegar donde el resto de niños, que se encontraban sentados en cojines de colores en el piso, comiendo un vaso de gelatina con una galleta y siendo entretenidos por un mago que se encontraba haciendo un show a los cumpleañeros en la parte de a delante siendo el centro de atención.

Agradeció internamente que todos los demás niños estaban completamente perdidos tratando de entender todo lo que hacía el mago, y justo por esto nadie noto su presencia y su llegada tarde. Excepto Samuel, quien arrastró su cojín lo más disimuladamente posible hasta el recién llegado.

¡Hey! Te perdiste la gelatina —dijo el pelinegro susurrando y terminando de acomodarse.

¡Oh tú también viniste! —pregunto también en susurros viéndose un poco sorprendido por el obvio hecho.

Pues claro bobo. Nos invitaron a todos —Rubén se regañó internamente por su estupidez a algo tan obvio y miró a su compañero tratando de excusar su poca inteligencia—. Tus papás no te han enseñado a llegar temprano? —pregunto seguido el oji amatista indignado.

Pues lo siento señor puntualidad —contestó rodando los ojos a lo que Samuel bufo a su lado.

Toma —dijo ofreciéndole medio vaso de su gelatina a Rubén.

No es...

Y ahora maleducado, tómalo! —exclamó aún tratando de ser silencioso para que su conversación pasará desapercibida por las demás personas.

Ya —recibió el vaso y dijo seguido—. Gracias —junto con una sonrisa que llenó el pequeño corazón de Samuel.

La fiesta siguió alegre y vivamente, la comida iba desapareciendo de la mesa a medida que pasaban las horas y así mismo la diversión iba aumentando para los infantes. Ya solo quedaba la entrega de regalos y el gran evento especial. Así pues empezó el primer acto y el turno de Rubén llegó, el conocía muy bien a Raul o "Auron" como ya lo habían apodado y se habían hecho buenos amigos, así que solo esperaba que le agradara su regalo.

Bueno... Feliz cumpleaños Auron —se acerco al susodicho y le entrego una caja Roja de forma rectangular no muy alta adornada por un listón negro—. Espero que te guste —Le dio una sonrisa al susodicho tratando de ocultar sus nervios y sin más se dispuso a abrir su regalo.

Auron desamarro el listón y mandó la tapa de la caja a volar, encontrándose con un cofre tallado en madera que al abrirla le propino un gran susto, pues un muñeco de modo resorte salió disparado. Era un tubo largo de colores que en la punto tenia la cara de un muñeco de color azul que tenia pelo rojo completamente desorganizado—. Pero... Jaja! Tío es la ostia! Y no se calla! —bramo ignorando el comentario de su padre que lo regañaba por decir malas palabras. Agradeció a Rubén con una sonrisa y el peliblanco se retiró a su cojín dónde le saco la lengua a Samuel alardeando que sus regalos les habían gustado, aunque más tarde se ponía rojo de vergüenza cuando Samuel le regaló una bicicleta.

¿Cómo es que tienes para comprarles eso y no tu propio balón!? —dijo un poco ofendido y apenado.

No es que "tenga", un tío mío fábrica juguetes así que mi padre le pidió el favor —explicó indiferente.

Y por qué no le pides un balón? —pregunto obvio Rubén.

Por que tú me lo vas a prestar —dijo picando un ojo y sonriendo coqueto.

La entrega de regalos concluyó y la sorpresa iba iniciando. Guiaron en fila a los niños fuera del salón hacia el patio, dónde una manta se extendía en el pasto para mayor comodidad de los niños. Se organizaron todos en el suelo y paso al frente el juez para dar un pequeño discurso de agradecimiento y deseándoles una vez más un feliz cumpleaños a su querido hijo.

Así pues se retiraron y dejaron a los niños admirando el cielo, ya nocturno, lleno de brillitos blancos y un fondo oscuro. Y sin ninguno preverlo sobre aquel paisaje empezaron a extenderse luces de colores y formas como explosiones, maravillando a todos los pequeños invitados y llenando de emoción sus expresiones.

¡Wow! ¿Qué son todas esas luces? —preguntó Rubén asombrado e inquieto.

 ¡Son fuegos artificiales! —explicó Samuel—. Mis padres dicen que solo los usan para eventos muy especiales.

 ¡Es increíble! —exclamó.

—Rubén miro al cielo lleno de colores y sus ojos se iluminaron como dos estrellas y una sonrisa de ilusión se dejó mostrar en sus labios. Y a los ojos de Samuel que se dedicó a admirar aquella escena, pensó que era probablemente lo más brillante y bello que había visto por encima de las estrellas—. Si...es increíble.

Att: Maruna_07

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Att: Maruna_07

My Life With You / ~Rubegetta Month~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora