VIII / ~Mi persona de Confianza~

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Música de Ambientación: El lago de los Cisnes  Tchaikovsky

El calor de verano empezaba a desaparecer y solo una suave brisa acompañaba el ambiente hostil de la naturaleza

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El calor de verano empezaba a desaparecer y solo una suave brisa acompañaba el ambiente hostil de la naturaleza. Un pequeño zorro Vulpes llevaba en su hocico un pequeño conejo blanco en aquellos momentos bañado en sangre, que aún se retorcía entre la mandíbula de su depredador y que en pocas horas su efímera vida llegaría a su fin. 

Así mismo un pequeño pez se retorcía bajo el agua después de ser enganchado por un vil anzuelo que le había puesto una trampa, haciéndole creer que solo era un inocente y delicioso gusanito, pero ya que los peces no tienen tanta capacidad para pensar dejémoslo ahí. 

Samuel De Luque se encontraba sentado en el borde del muelle pescando en un lago ya que su padre normalmente lo mandaba a conseguir varios recursos después de sus clases en el colegio. Ya llevaba unos cinco peces y creía que con uno más sería suficiente para dos días de alimento, pero al ver al chico a su lado rogándole para que le enseñara a pescar ya sabía que por esa tarde se demoraría más de la cuenta.

Está bien —dijo bufando a lo que Rubén sonrió victorioso después de haberlo convencido—. Pero harás lo que yo te diga y no empezarás con tus bobadas okey?

¡Sí mi capitán! —bromeó él contrario a lo que Samuel solo rechisto al ver que ya le había desobedecido.

— Bien como sea, ven aquí —se acercó al peliblanco por detrás y lo enrollo con sus brazos como si lo fuera a abrazar, colocando la caña en las manos de Rubén y guiando los movimientos de sus brazos con los propios—. Bien, tomas las caña, sueltas un poco la seda y te echas un poco para atrás... y luego la impulsas fuerte lanzándola al agua! —dijo a la par que hacía los movimientos—. Ahora esperas que el pez se enganche en el anzuelo y cuando sientas que algo comienza a jalar es por que ya lo tienes —indicó soltando las manos contrarias y alejándose para darle espacio al contrario.

— Y cuando empiece a jalar que hago? —preguntó curioso a su compañero.

— Hechas un poca la caña hacia atrás para que no te vaya a jalar, y empiezas a mover esta palanquita del carrete para que la línea vuelva a ti y así sacas el pez —explicó detalladamente a su compañero que al ya saber que a veces era un poco (demasiado) bobo, tenía que tenerle paciencia.

 Y cuando jalara? —cuestiono un poco impaciente.

 Doblas apenas y llevamos dos minutos... tardarás con suerte veinte minutos si quieres pescar algo —informo al susodicho el cual solo atino a fruncir el ceño—. No me digas que ya te rendiste chiqui —canturreo para molestarlo.

— No no...mmm como te ha ido? —curioseo Rubén.

¡Jajaja! —rio el azabache.

My Life With You / ~Rubegetta Month~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora