XXX / ~Al Infinito y Más Allá~

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Música de Ambientación: Balada No. 1 en Sol menor, Op. 23 (Versión de Piano con Violín) — Chopin

Miles de pequeñas luces adornaban el cielo nocturno en una tranquila noche de verano

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Miles de pequeñas luces adornaban el cielo nocturno en una tranquila noche de verano. Un par de almas unidas por su amor observaban el paisaje nocturno en una banca encontrada en el balcón de su gran hogar.

El silencio predominaba en el ambiente sintiendo únicamente el suave ulular de la brisa del viento. Al lado de aquel banco de oscura madera al parecer de roble, se encontraba un artefacto negro de gran tamaño con mirilla apuntando a las estrellas.

Dentro de pocos minutos se avistaría en el cielo una lluvia de meteoritos que iluminaria el cielo con sus colores dejando el rastro de un camino a su paso. La gente se preparaba para ver aquel espectáculo natural y mágico y para la pareja protagonista no era la excepción.

Habían pasado ya treinta años desde que se habían unido en santo matrimonio, sus hijos ya no los acompañaban puesto que habían emprendido su vida a parte, pero eso sí dándoles frecuentes visitas a sus ya ancianos padres sin olvidar nunca el amor y agradecimiento que les tenían por haberlos acogido.

Muchos años atrás se habían vuelto héroes del pueblo junto con sus amigos aunque actualmente ya estaban retirados de su oficio, el pueblo les tenía un gran respeto y devoción y de hecho habían escuchado que les harían una estatua en conmemoración, aunque a ellos no les agradaba mucho la idea de que los retrataran estando como una uva pasa, aunque realmente solo bromeaban.

Ya no eran jóvenes físicamente, pero su amor y sus ganas de seguir viviendo junto al otro lo que el destino les permitiera, si lo eran, y se les preguntarán en ese momento podrían decir que no estaban arrepentidos de nada en su vida y si si alma se desprendiera de su cuerpo en aquel instante habrían muerto felices y satisfechos.

Por ahora se dedicaban a simplemente apreciar cada momento que seguían voy viendo en su eterno amor y felicidad y este era uno de esos momentos que rememorarían entre todos aquellos recuerdos que tenían guardados en su mente y su corazón.

— ¿Cuántos crees que van a pasar? —preguntó el albino a su esposo que miraba atentamente el cielo esperando que el espectáculo empezará.

 Unos quince tal vez —comentó contestando a la pregunta.

— Yo digo que más pocos —mencionó sin despegar al igual su mirada del cielo nocturno.

— Ya pero, deben ser artos, sino no sería una lluvia —aclaró mirando a su acompañante confundido.

Tal vez, Tal vez, pero sabes que me gusta llevarte la contraria —dijo mirando gracioso a su pareja con una leve sonrisa.

¡Pff! ¡Te encanta! —rechistó desviando su mirada y observando como una pequeña luz empezaba a aparecer en la mitad del cielo—. Mira ya va a empezar —señaló.

La lluvia finalmente dio inicio dejando ver aquel maravilloso espectáculo, e incluso más de quince estrellas pasaron iluminando el cielo, tantas que ni se podían contar. Samuel miraba el hermoso cielo y a su pareja de vez en cuando quien sin saberlo también repetía sus acciones hasta que sus miradas se encontraron sorprendidos y rieron tal vez de nervios o de amor.  

Disfrutaban de la noche así como de su compañía, de vez en cuando se turnaban para mirar por la mira del telescopio o para grabar aquel momento que no se volvería a ver tal vez en un par de miles de años más. Después de un rato, la lluvia finalmente se dio por terminada y con la esperanza de su continuación o solo por querer estar con el otro, se quedaron un rato más observando el cielo.

Y aunque ya había pasado rato y el frío empezaba a hacer estragos implantando la idea en ambos de irse de allí, su deseo pareció reflejarse en el cielo cuando de la nada aparecieron dos meteoritos cruzando el cielo a la par dejando su larga estela de brillo en la oscuridad e iluminando miradas y corazones que los observaban desde algún lugar.

— ¡Mira somos tu y yo! —observó alegre el menor con una gran sonrisa mirando a su pareja quien tomaba una foto a ambos meteoritos en el cielo.

— ¡Si! ¡Tu y Yo! —respondió dejando a un lado la cámara y atrayendo a su pareja en un dulce beso.

 Te amo Vegetta uva pasa —expresó en broma a su edad el mitad oso al separarse del beso.

 Y yo a ti Rubius uva pasa —devolvió y ambos soltaron una risa sonora que calentó sus corazones a pesar del frío.

Una pequeña mariposa Lepidoptera pasaba volando, observando lo que sus pequeños ojos le permitían, un árbol en medio de un bello jardín adornado por blancas flores con toques lilas y se posó allí. Descanso en la flor de aquel gran manzano que apenas y brotaba los primeros retoños de sus frutos y minutos después emprendió nuevamente vuelo en la negrura e infinidad del cielo observando cómo esta historia llegaba a su fin.

Probablemente para aquella hermosa pareja en algunos años y con gran pesar, el destino por razones mortales los separaría, no tendrían duda de haber vivido felices una vida con el otro y si pudieran vivirían miles más, y aunque no sabían que seguía después de su final en aquel mundo terrenal, estaban más que seguros que su amor siempre brillaría eternamente así como aquel par de meteoritos que seguirían navegando en el espacio hacia el infinito y más allá. 

Fin

Att: Maruna_07

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Att: Maruna_07

My Life With You / ~Rubegetta Month~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora