My Life With You / ~Rubegetta Month~

XXIII / ~Mudanza~

Música de Ambientación: Arigatou Doukyuusei — OST

Paradoja. Contradicciones que llenan nuestro mundo en mágicas palabras o trágicos sucesos. Paisajes irremediablemente irónicos y contrarios como la función de la vida misma.

Así se demostraba aquel panorama que ocurría en aquel momento. Las flores bellas y jóvenes mostraban sus vistosos colores entre el verde pasto y el cielo azul contrastaba con el amarillo del sol. Pero aquel ambiente de parecer tranquilo y natural se opacaba con el ruido y el desorden en aquel gran jardín que daba vista a prácticamente una mansión aún con algunas cosas que terminar.

Muebles y cajas de distintos tamaños y colores se repartían por todo el pasillo que atravesaba el jardín, junto con variados objetos como lámparas o un par de libros que denotaban el desorden del ambiente. Mientras tanto una joven pareja en el frenesí de su amor luchaba por entrar y acomodar todos aquellos muebles y objetos de su tan anhelada mudanza para por fin empezar una nueva vida juntos.

Aunque no todo era tan bello como aquella primavera pues de vez en cuando se escuchaban algunos gritos o regaños de pequeñas disputas que se presentaban entre los dos y sin embargo desistían pues el cansancio que los acechaba solo les exigía acabar con aquella sofocante tarea lo más rápido posible para darse un merecido descanso.

Mientras que ellos hacían su arduo pero tal vez luego recompensado trabajo, un par de lobos jugueteaban por todo el jardín. Hace pocas semanas habían cumplido cinco años de noviazgo y rememorando el inicio de su relación el mayor había decidido regalarle un lobo tal y como su pareja había hecho en su tiempo y finalmente habían tomado la decisión de mudarse a la gran y casi terminaba isla-mansión del azabache.

Luego de un rato y bastante agotados finalmente habían conseguido acabar aquel arduo trabajo. Los muebles, cuadros y decoraciones se encontraban perfectamente ubicados junto con el resto de cosas del menor. Y por fin para su gusto se dieron un merecido descanso ahora con la agradable y tan esperada compañía del contrario.

Llevaban talvez un par de meses viviendo juntos y aunque al principio fue más difícil de lo que imaginaban, como todo lo demás en sus vidas pudieron salir adelante juntos y hasta podrían decir que se amaban aún más de lo que lo hacían antes.

Fue un proceso largo pero bonito, las peleas constantes al inicio no hacían falta en el ambiente y en algún punto incluso los hizo dudar pero luego de una larga charla luego de un tiempo en el que simplemente solo peleaban por cualquier cosa, aprendieron a ceder, aceptar y enmendar cosas de sí mismos como de su pareja, lo cual a largo plazo había hecho evolucionar su relación para un futuro mejor.

Por ahora el albino cocinaba de lo poco que sabía hacer su plato favorito con una suave melodía de fondo. Spaghetti con albóndigas y una pequeña ensalada para acompañar junto con un vino tinto gran reserva cosecha de hace veinte años. Su pareja diseñaba un plano en la mesa del centro de la sala; De las cosas que amaba desde se mudo era verlo trabajar en el estudio, aunque no lo molestaba mucho por qué ya sabía que la concentración era importante, le encantaba admirar como movía sus brazos a través del plano y trazaba seguro las líneas, admiraba cada fracción y arruga que se formaba en su rostro y lo sexy que se veía con gafas, bueno si era sincero, siempre se veía sexy.

Samuel por su parte se concentraba en su trabajo mientras que de reojo lo veía cocinar, moviéndose de un lado al otro y revisando la hoja de la receta cada dos por tres, observaba detalladamente cómo se apoyaba en el mesón y miraba sus uñas por un par de segundos como intentando parecer desinteresado y luego volvía a dirigir su atención a las ollas con preocupación. Sacaba un spaghetti cada rato y lo tiraba a la pared para saber si ya estaba y con la carne sacaba una pequeña bolita con cuidado de no quemarse y la presionaba contra sus dedos de igual manera para saber si ya estaba bien cocida y luego volvía a mirar sus uñas nervioso. Verlo así le hacía reprimir una dulce sonrisa que intentaba asomarse en sus labios y le entraban inmensas ganas de acercarse y mimarlo solo para relajarlo, pero en aquel momento su trabajo le impedía cumplir su inconsciente deseo.

Por ahora vivían de esa manera disfrutando y conociéndose aún más el uno al otro, reconociendo sus errores y expresándose en confianza con seguros de sí mismos y del apoyo de su pareja, tal vez con alguna disputa de por medio pero nada que no pudieran solucionar.

Luego de un rato finalmente la pasta se pegó en la pared y la carne hablando entre un par de dedos, junto con un plano terminado y dos sonrisas, la cena estaba servida y una pareja dispuesta a disfrutar de su velada.

— No te quites las gafas está noche —pidió mientras terminaba de servir el vino en la copa de su pareja y cerraba la botella para sentarse en su puesto.

— ¿Por qué? —pregunto confundido ante la petición pues era justo lo que iba y solía hacer.

— Bueno, si no te las quites tal vez nos vayamos a dormir más tarde —comentó alzando sus cejas picaron mientras daba el primer bocado a su plato sin decir nada más al respecto.

— Y por qué iríamos a dor... Oh —menciono un poco asombrado brazo pero luego sonrió y subió sus gafas con su dedo índice—. Creo que no me las quitaré está noche —dijo a la par que sonreía y empezaba a comer—. Te quedó muy rica la cena chiqui —dio un cumplido debido al esfuerzo que le había puesto su pareja a la comida y por encima de eso en realidad estaba muy rica.

— Gracias cari —agradeció alegre sin quitar la vista de su pareja que comía gustoso y sonrió feliz por poder pasar aquellos bellos momentos con la persona que amaba.

Att: Maruna_07