XXI

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El día siguiente había llegado, él chico de orbes rojizas abría con dificultad sus ojos, se removió con incomodidad en su cama, sentía algo pesando sobre su pecho, al dirigir su mirada hacía la cosa que causaba su molestia se llevó una gran sorpresa, él pelieverde se hallaba a su lado en completa desnudes y con varías maracas en su cuerpo; los recuerdos de la noche anterior empezaban a invadir su mente.

«¡Mierda!» Salió de la cama con sumo cuidado de no despertar a su acompañante, tomó su ropa, se vistió y salió lo más rápido que pudo de su habitación, no quería estar en ella cuando Deku despertara.

Caminaba por los pasillos a una gran velocidad, había arruinado por completo las cosas, era el mayor de los idiotas por haber acepto el tener relaciones sexuales con Midoriya. Bajo hasta la estancia de los dormitorios, dónde mayormente se podía encontrar a los alumnos de la clase A, no obstante al ser fin de semana la mayoría de alumnos aún se les podía encontrar durmiendo en sus respectivas habitaciones.

Al ingresar a la estadía se percató de que alguien yacía sentando en el sofá, desde lejos pudo divisar de la persona que se traba. Todoroki era el que estaba sentando ahí, sin dudarlo buscó un lugar donde esconderse, no quería que el bicolor se diera cuenta de las marcas que yacían en su cuello; logró colocarse en un escondite seguro, claro está que desde ahí podía observar al mitad albino, por lo que podía observar Shōto estaba bien arreglado, como si fuera a salir.

«¿Acaso tiene una cita?»
El que Todoroki tuviera una cita lo molestaba de una sobre manera. Ahí permaneció, quería saber sí el bicolor tendría una «cita» o sólo se estaba haciendo ideas equivocadas.

Díez minutos pasaron cuando se escuchó una voz llamar a Shōto.

—¡Todoroki! —exclamó la pelinegra mientras se acercaba a Shōto—. Disculpa por hacerte esperar.

—Esta bien Yaoyorozu, no estuve esperando mucho.

La azabache le regaló una sonrisa al bicolor para después decirle:

—¿Te parece bien si nos vamos ahora?

El mitad pelirrojo sólo movió su cabeza de arriba hacia abajo en forma de afirmación.

—Bien vamos.

Con eso último fue como ambos adolecentes salieron de de la estancia.

El cenizo se encontraba en completamente asombrado, no podía creer que Todoroki estuviera saliendo con la vicepresidenta de la clase, pensar sólo éso hizo que su corazón doliera.

[...]

—Me alegro de que por fin aceptarás mi invitación a salir —habló mientras caminaba al lado del bicolor.

Todoroki sólo se encogió de hombros sin dar una repuesta.
Los últimos meses había estado muy distante con la azabache, eso lo hacía sentir mal, Yaoyorozu es su mejor amiga, es la persona a la que más confianza le tiene, sin embargo no se habían atrevido a contarle sobre su enamoramiento por Bakugō y mucho menos le había dicho de las cartas que había escrito, sentía pena el decirle que le gustaba Bakugō; rechazaba las citas de Yaoyorozu porque sabía que terminaría por decirle todo (así de débil era ante su mejor amiga), aunque también era cierto que extrañaba el salir con la pelinegra para comentar las vidas ajenas de las demás personas.

En todo el camino hasta una pequeña cafetería la cuál frecuentaban ambos fue en silencio, sin embargo Momo iba decidida a qué Todoroki le contará sus problemas, está vez no lo iba dejar escapar, puesto que estaba preocupada por su amigo.

Al llegar a la cafetería tomaron asiendo, en poco tiempo su orden fue tomada por un mesero. Esperaban sus respectivas órdenes en silencio, era algo incómodo, pero para suerte de ambos tampoco demoraron en llegar, Todoroki se disponía a comer, pero la voz de la pelinegra llamó su atención.

Cartas para el chico de ojos rubíes [TodoBakuTodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora