XVIII

859 138 52
                                    


«Aborreced las bocas que predicen desgracias eternas».
Rubén Darío.

Había seguido al chico a una parte de la escuela donde pocos alumnos acudían, dado que el lugar era muy alejado de la escuela, así que a la mayoría de alumnos le daba pereza el sólo pensar ir.

Al llegar el chico de orbes esmeralda volteó para mirar al bicolor el cual se hallaba totalmente confundido y un tanto preocupado.

Shōto al ver como el pelieverde no daba indicios de hablar optó por empezar la conversación él.

—¿De qué querías hablar, Midoriya?

Por fin el bicolor había soltado las primeras palabras, aunque no fueron respondías como el tenía pensado.

Sintió como el puño de Izuku golpeaba fuertemente su mejilla, eso lo tomó tan de sorpresa que no pudo evitar el golpe.

—¡¿Que diablos te pasa?! ¡¿Por qué me has golpeado?! —Exclamó con enojó el chico. Llevo su mano hasta su mejilla (la cuál se encontraba de un color rojizo), y comenzó a sobarla.

—¿Por qué te he golpeado? Vamos no te hagas el idiota.

—No sé de qué estás hablando. —expreso confundido.

—¡Eres un maldito hipócrita! —Grito para intentar volver a golpear a Todoroki, pero para suerte de Shōto logró evadir el golpe—, ¡Tú quieres quitarme a MI novio!

Shōto quedó sorprendido ante ello; se volvió a distraer que no vio venir el golpe que impacto contra su nariz. Un quejido salió de su boca, sostuvo su nariz la cuál ya se hallaba sangrando.

—Creí que eras mi amigo, y ahora me quieres quitar lo que es mío.

—¿D-De dónde has sacado esa idea? —Cuestionó nervioso—, yo no te quiero alejar de Bakugō.

«Acaso se enteró de...»

Su pensamiento fue interrumpido por una risa en un tono sarcástico que escapó de los labios de Izuku.

—Creías que no me iba a enterar sobre tus estúpidas cartas.

Los ojos del bicolor se abrió con sorpresa, mientras con su manga del saco intentaba limpiar la sangre.

—Pero ¿cómo sabés de eso? —susurró, no tenía idea de cómo el pelieverde se había enterado, sólo él y Bakugō tenían el conocimiento de esas cartas.

Una sonrisa se dibujo en los labios de Midoriya, una nueva idea para alejar al bicolor había llegado a su mente.

—Obviamente fue por Kat-chan, ¿quién más podría haberme mostrador esas cartas?

Shōto quedó impacto ante aquella respuesta, nunca se imagino que el rubio compartiera las cartas que le había mandado con otras personas; saber eso le había dolido de una sobre manera.

Al ver la reacción del chico el pelieverde observó que su pequeño plan improvisado estaba funcionando, mejor que su plan original, el cual era golpear a Todoroki.

—No sabes la diversión que le causan tus cartas a Kat-chan, nunca las tomo enserio, era estúpido creer que él lo haría.

Esas fueron las palabras que hicieron que el corazón de Todoroki terminara de romperse, jamás imagino que Katsuki se burlara de su amor.

Guardó silencio y bajo su mirada y observó hacia el suelo, se sentía decepcionado del rubio.

Midoriya sonrió satisfecho, sabía que eso le había dolido al bicolor, ahora sólo falta dar su golpe de garcía para alejar a Shōto por completo de Bakugō.

—Rinde te Todoroki, tu amor para Kat-chan siempre significó una burla, algo más de que reírse; aléjate de él, nuca lo tendrás porqué sólo fuiste una diversión.

Fueron sus últimas palabras para el heterocromico, dió la media vuelta y se fué, dejando solo a Shōto.

«Fuí una diversión más...» 

Calló de rodillas directo al piso, de los ojos de distinto color comenzaban a salir lágrimas, aquellas palabras habían dolido demasiado

[...]

Llegó a su habitación, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, se quedó llorando un buen rato en aquel lugar donde lo había llevado Midoriya.

Su nariz y mejilla aún dolían, pero ese dolor no se comparaba ante las palabras dichas por el oji esmeralda, sólo recordarlas lo hacían querer romper en llanto.

No quiso darle más importancia al asunto, lanzo sus cosas en algún lugar de la habitación y se acostó en la cama, poco le importo qué su uniforme aún tubería la sangre seca que anteriormente había salido de su nariz, lo único que quería en ese momento era dormir y olvidar todo, ojalá todo hubiera sido un sueño; ojalá nunca hubiera mandado aquellas cartas, se hubiera ahorrado tanto dolor.

No quiso darle más importancia al asunto, lanzo sus cosas en algún lugar de la habitación y se acostó en la cama, poco le importo qué su uniforme aún tubería la sangre seca que anteriormente había salido de su nariz, lo único que quería en ese mom...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cartas para el chico de ojos rubíes [TodoBakuTodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora