Los ladridos de Panda se escuchan por toda la casa. Se encuentra sobre dos patas, apoyado en la isla de la cocina exigiendo que le sirva más rápido su comida.
—Si Jorge nos viera en este momento, creo que nos correría de su casa inmediatamente — le digo al perro, pero él solo mueve la nariz olfateando su alimento.
Lo empujo de manera suave para que regrese a la tierra, después me dirijo hacia el patio para dejar su comida. Panda corre detrás de mí y se abalanza sobre el tazón antes de que pueda colocarlo en el piso.
—Sí que tienes hambre — menciono viéndolo comer como si no hubiera mañana.
El sonido de mi celular hace que regrese a la cocina. Se trata de un nuevo mensaje.
Daniel: Tengo algo que decirte.
Ryan: ¿Qué cosa?
Contesto de inmediato. Él sigue en línea, abre el mensaje y después se desconecta. Pasan unos minutos en los que no me despego de la pantalla esperando su respuesta.
—Sí que era importante — me quejo al ver que ni siquiera se conecta.
—Muy importante — menciona Cristhel.
Volteo hacia la puerta, pero no la veo ahí. No sé que poder tiene para aparecer y desaparecer cuando quiere. Me quedo esperando su regreso, esta vez no me agarrará por sorpresa.
Ella asoma la cabeza y me observa desde la entrada. Nos vemos fijamente por unos segundos sin saber bien porqué, hasta que el sonido de mi celular me hace desviar la mirada.
Daniel: Paciencia mi querido amigo, paciencia.
Es lo único que escribe.
—¿En serio? ¿Solo eso? — cuestiono sin entender que es lo que intenta.
La risa de Cristhel me hace recordar que sigue aquí. Bloqueo el celular y me vuelvo hacia ella.
—¿Se le ofrece algo señorita? — pregunto al ver que no deja de mirarme.
—Lo único que quiero es dormir — contesta apoyándose en el marco de la entrada.
—Nadie te manda a salir de tu casa a medianoche en lugar de estar durmiendo — le recuerdo.
—Sí, nadie me ordenó hacer eso — contesta en un tono que no distingo — He estado pensado en algo — cambia de tema.
—¿En qué? — pregunto interesado.
—En las investigaciones — responde — El caso de mi padre avanza, pero el otro no. Lo último que supe fue que encontraron las cajas negras del avión, no han dicho nada más.
—Deberíamos preguntarle a Rodolfo, él debe saber algo — sugiero.
—No lo creo. La otra vez parecía discutir con ellos, presiento que aún no le han dicho nada — explica desviando la vista hacia un lado.
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Anónimos ||Pausada||
Подростковая литератураLa vida siempre da giros inesperados, y tal vez eso es lo que la hace divertida, la curiosidad de saber que te depara el destino. Sin embargo, la sorpresa no siempre es grata. Las vacaciones navideñas son una época para compartir con la familia y lo...