Capítulo 8

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Corro las cortinas que cubren la ventana de mi habitación, la abro dejando que el fresco aire de la mañana inunde mis pulmones

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Corro las cortinas que cubren la ventana de mi habitación, la abro dejando que el fresco aire de la mañana inunde mis pulmones. Bostezo involuntariamente viendo a un pequeño pájaro parado en las enredaderas de la barda.

Anoche me quedé hasta tarde esperando a mi padre. Ryan solo salió de su nueva habitación para cenar, hablamos sobre el torneo, y como ninguno de nuestros amigos se ha comunicado con nosotros, luego se fue a dormir. Yo me puse a ver películas hasta que el sueño me venció y tuve que subir a la cama. Mi padre no había llegado.

No es tan raro, casi siempre se queda muy tarde en la agencia. Pero hay algo en mi estómago que me incomoda, y no creo que sea hambre. Usualmente cuando mi papá va a llegar tarde, o no va a hacerlo, siempre me manda un mensaje. Esta vez, no hubo ninguno.

Me visto para ir a la agencia, tomo mi mochila y salgo de la habitación. A medida que bajo las escaleras voy escuchando el agua del grifo de la cocina. Llego hasta el lugar para saber de que se trata, veo a Ryan cerrando el grifo y secándose las manos. Al notar mi presencia voltea a verme.

—Buen día Cristhel — saluda sonriendo.

—Hola — contesto simplemente.

Abro el refrigerador y saco un yogurt de durazno.

—Voy a la agencia — informo —, quiero ver a mi papá.

—Espera un momento, iré por mis cosas para que vayamos juntos — contesta Ryan.

Lo veo salir corriendo hacia las escaleras. Me bebo el yogurt mientras él regresa, boto el envase a la basura justo cuando Ryan termina de bajar las escaleras. Salimos juntos de casa y emprendemos el recorrido hacia la agencia.

La mañana está fresca, el sol lucha por calentar a las personas sin tener mucho éxito. El viento se cuela entre mi ropa haciendo que se me erice la piel por el frío, y es aquí cuando me arrepiento de no traer mi sudadera.

—Hace un poco de frío — menciona Ryan distraídamente.

—Ya lo creo — contesto cubriéndome con mis brazos.

No decimos más. Caminamos por la acera hasta llegar al parque. Muchas personas caminan hacia donde vamos, algunas van hasta corriendo. Esto es extraño miro hacia los lados solo para comprobar que todos llevan la misma dirección.

—¿Qué pasa allá? — escucho que dice Ryan.

Volteo a verlo, pero él tiene la mirada en un punto lejano, sigo su visión dando con un grupo grande de personas, parecen estar rodeando algo. La curiosidad invade mi ser, así que troto hasta llegar a la multitud, me interno entre las personas qué, dando codazos y empujones, intentan ver lo que hay más allá de la barrera humana.

—Despejen el área por favor — pide uno de los policías que intentan calmar a la multitud.

Me paro de puntas para lograr ver que pasó. ¿Asesinaron a alguien? ¿Habrá un cuerpo? Pero no veo nada de eso, solo un auto estacionado a media carretera con la puerta del piloto abierta. Mi corazón se detiene, la gravedad hace su trabajo regresando mis pies al suelo, mientras mi mente no deja de reproducir esa imagen.

Anónimos ||Pausada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora