Capítulo 12

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Me paso una mano por el cabello, frustrada

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Me paso una mano por el cabello, frustrada. No puedo creer que las investigaciones no estén avanzando. ¿O tal vez pido demasiado en tan poco tiempo? Posiblemente así es.

Los agentes que Rodolfo envió ayer trajeron noticias sobre el caso de mi padre. Al parecer la policía no quiere soltar las riendas, pero aceptó compartirlas. Les dieron las pertenecías de mi papá y les informaron lo poco que han descubierto.

Esa fue la noticia que el jefe de inteligencia me dio anoche, y la que hace que me parta la cabeza ahora. Me dijeron que la policía revisó las cámaras de seguridad, pero no pudieron encontrar nada. La grabación se atora justo a las 12 de la noche, retomando el curso una hora después, dejando ver el auto de mi padre en la misma posición que cuando lo vi en persona.

El teléfono que está en el escritorio suena sacándome de mis cavilaciones. Lo tomo y contesto sin muchas ganas.

—Cristhel, necesito que vengas de inmediato. Tenemos más noticias.

Reconozco la voz de Rodolfo. Cuelgo la llamada y salgo rápidamente hacia el departamento de inteligencia, un piso más abajo. Al entrar noto que todo sigue igual a la ultima vez que estuve ahí. Distingo a Rodolfo cerca de la mesa semicircular, así que avanzo hacia él sin pensarlo demasiado.

—Que bueno que estás aquí — dice al verme — Tengo que mostrarte algo.

Me lleva hasta un cubículo que se encuentra al fondo de la oficina. Ahí me señala la computadora.

—La agencia española nos ha enviado su primer informe. Detalla las partes recuperadas del avión, pero aún no tienen nada que indique cual fue la razón de que cayera.

Leo el reporte que mi tía ha enviado, comprobando las palabras de Rodolfo. No han encontrado nada valioso, pero esperan que sea pronto, prometen mantenernos al tanto de nueva información.

—Algo es mejor que nada — comento al finalizar mi lectura.

—Eso es cierto. Quiero informarte que esta mañana envíe a un equipo para que ayude a la policía — informa — Si todo va bien, pronto veremos resultados.

—Es lo que esperamos. Gracias — menciono e intento salir de la oficina.

—Recuerda que la oferta de colocarte una escolta sigue en pié — menciona antes de que logre salir.

—Mi respuesta sigue siendo la misma — afirmo volteando hacia él.

Lo veo sonreír. Deduzco que no dirá más y salgo de su oficina con rumbo a la sala de entrenamientos. Puede que sea la jefa, pero eso no significa que deba dejar de entrenar.

 Puede que sea la jefa, pero eso no significa que deba dejar de entrenar

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Anónimos ||Pausada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora