Observo desde la ventana de la sala como la lluvia cae en el patio, deslizándose tranquila por las enredaderas hasta terminar en el pasto. Toda la noche se pasó lloviendo, y no creo que la cosa mejore este día. Con este clima me dan ganas de volver a la cama y quedarme ahí sin hacer nada.
—Buen día — saluda Cristhel alegre a mi espalda.
Volteo hacia la puerta pero no logro encontrarla.
—¡Bú! — exclama alguien a mi lado.
Giro rápidamente, retrocediendo por inercia. Cristhel se encuentra allí, de pie con una enorme sonrisa.
—No me asustaste — aseguro recobrando la compostura.
—Si tu lo dices — menciona ella ampliando su sonrisa.
La observo por unos segundos. Lleva puesta una sudadera gris, un pants negro holgado y unas esponjosas pantuflas de cerdito.
—Te gustan mis cochitos, ¿verdad? — pregunta de repente.
Levanto la cabeza velozmente. Yo que creía que la estaba viendo discretamente.
—Mira, tienen colita.
Ella gira un pie dejándome ver el lado trasero de la pantufla, donde se encuentra una cola rizada que simula ser la del animal.
—No creí que usaras ese tipo de calzado — digo apoyándome en el marco de la ventana.
—Me las regalaron, ¿por qué no usarlas? Además son cómodas, calentitas y muy bonitas.
—¿Tienes planes para hoy? — cambio de tema, viendo como las gotas de lluvia siguen cayendo afuera.
—¿Ver películas en mi camita bien abrigada cuenta como un plan? — pregunta golpeando su barbilla — ¿Crees que sea buena idea hacer que un repartidor venga? Tengo hambre, pero sigue lloviendo.
Me encojo de hombros, sin saber que contestar. Ella mira a través de la ventana, hasta que un sonido la hace llevar su atención hacia el bolsillo derecho de su pants, de donde saca su celular.
—¿Bueno? — dice contestando la llamada — Enterada — finaliza después de unos segundos.
—¿Algo importante? — me aventuro a preguntar.
—Vienen por nosotros en diez minutos — avisa viéndome de arriba a abajo — Creo que estás bien así — menciona antes de salir corriendo a las escaleras.
Analizo mi vestimenta sin reparar mucho en ella, una playera, unos jeans y unos tenis. No sé si sea un buen atuendo para salir con lluvia, pero no traje topa adecuada para este tipo de clima.
Sin nada que hacer, voy hacia la cocina, dónde una improvisada barrera de cartón aisla a una fiera del resto de la casa. Panda está acostado en el piso, con la cabeza en lo que debería ser su cama. Me aseguro de que tenga agua y alimento suficiente para cuando despierte.
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Anónimos ||Pausada||
Подростковая литератураLa vida siempre da giros inesperados, y tal vez eso es lo que la hace divertida, la curiosidad de saber que te depara el destino. Sin embargo, la sorpresa no siempre es grata. Las vacaciones navideñas son una época para compartir con la familia y lo...