Camino lo más rápido que puedo hacia la agencia, Ryan trota detrás de mí intentando seguirme el paso. Sé que pudimos tomar un taxi para llegar más rápido, pero la emoción no me dejó pensar bien después de lo que Rodolfo me dijo.
Si la noticia de las cajas negras es cierta, significa que nos acercamos cada vez más a descubrir que sucedió realmente en aquel vuelo. No quiero sacar conclusiones apresuradas, es por eso que he intentado no pensar tanto en ese accidente, pero ahora, podemos dar con la verdad.
Sonrío por inercia, pero luego recuerdo que esa información no traerá de vuelta a Alex. Suspiro acelerando el paso para atravesar más rápido el parque.
—Cristhel, ¿puedes ir más despacio? — jadea Ryan detrás de mí.
—No voy corriendo — contesto reduciendo la velocidad.
Él llega a mi lado.
—Creo que no estoy en forma — comenta sonriendo.
—El capitán del equipo no puede caminar rápido, que decepción — me burlo de él.
—Mis piernas ya caminaron lo suficiente paseando al perro — dice riendo levemente.
Camino a su ritmo, sintiendo como la adrenalina se desvanece de mi sistema nervioso. Unos mechones de cabello caen sobre mi hombro, y es cuando recuerdo que por salir corriendo olvidé atarme el pelo. Intento peinarlo con mis manos pero es inútil, el viento lo ha enredado.
—¿Por qué a mí? — me quejo en voz baja. Ryan me observa de soslayo pero lo ignoro.
Busco en los bolsillos mi sudadera alguna dona o liga que pueda usar para atarlo, pero lo único que encuentro es un papel arrugado. Lo observo, luego a la sudadera y me doy cuenta de que lo que traigo puesto no es mío.
Suspiro resignada. Estás cosas solo me pasan a mí. Desdoblo el papel para ver su contenido, es un dibujo de un gato medio raro con el nombre de Alex escrito debajo. Sonrío acariciando el papel, recordando a mi amigo, luego lo guardo nuevamente. Ryan me observa pero no dice nada.
Al fin llegamos a la agencia, la adrenalina vuelve a mi ser y subo corriendo las escaleras hasta el departamento de inteligencia. Camino rápidamente hasta la oficina de Rodolfo, la puerta está abierta, él se encuentra apoyado en su escritorio hablando por teléfono.
—Entiendo su punto, pero déjeme recordarle que los agentes en cuestión trabajaban para nosotros. Usted no puede...
El gesto en su rostro me hace pensar que la persona en la otra línea lo ha interrumpido. Se pasa una mano por el cabello, frustrado, logrando que su peinado se arruine. Siento una mano en el hombro que me hace dar un respingo.
Volteo encontrando a Ryan, quien me mira divertido. Lo ignoro y regreso mi atención al jefe de Inteligencia.
—Sé que está en su territorio, pero... Sí, pero... No... Usted... Infórmeme lo que descubran — finaliza la llamada volteando hacia la puerta.
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Anónimos ||Pausada||
Roman pour AdolescentsLa vida siempre da giros inesperados, y tal vez eso es lo que la hace divertida, la curiosidad de saber que te depara el destino. Sin embargo, la sorpresa no siempre es grata. Las vacaciones navideñas son una época para compartir con la familia y lo...