Me estiro en la cama intentando eliminar el dolor que tengo en el cuerpo, pero es inútil. Si alguien me viera pensaría que soy un fantasma, uno bola de sabanas retorciéndose en la cama. Me detengo resignado, por más que me mueva el dolor no se irá.
Pero no estoy tan mal, antes estaba peor, con calentura, dolor de huesos de y cabeza. Soy feliz de solo tener un poco de dolor, pero no tanto si tomo en cuenta de que mañana mi equipo se va al torneo nacional. Solo a Ryan Ramirez se le ocurre enfermarse unos días antes del torneo.
Escucho que se abre la puerta de mi habitación y el sonido de unos tacones en el piso, debe ser mamá. Siento como el colchón se sume del lado derecho y una mano casi imperceptible entre tanta colcha comienza a tocar mi pecho
-¿Ryan? ¿Sigues vivo? - susurra la dulce voz de mi madre.
Golpeo levemente su mano para que sepa que no estoy muerto.
-¿Ya te sientes mejor? - pregunta intentando quitar mi fortaleza.
-Ya - contesto débilmente.
-Entonces saca la cabeza antes de que te asfixies ahí dentro - me regaña suavemente.
-Es que no encuentro la salida - río intentando quitarme todo lo que tengo encima.
Escucho a mi madre reír, y luego suspira. Al fin puedo sacar la cabeza entre el mundo de sábanas y observarla, está vestida con un pantalón formal y su blusa beige favorita, su cabello castaño está amarrado en una impecable coleta alta y sus ojos están fijos en algo sobre mi buró.
-Ya me siento mejor - digo sentándome en la cama.
Ella voltea sus ojos color almendra hacia mí y sonríe.
-Mi niño, me siento mal por dejarte solo así - dice un poco decaída.
-No lo hagas, tengo mi maleta lista, mañana puedo irme con los chicos al torneo.
-Ya hablamos de eso Ryan - espeta poniéndose seria -, tu te vas a quedar aquí, no estás en condiciones para viajar, imagínate si te pasara algo...
-Pero no es mejor que quedarme solo en casa - la interrumpo.
Sí, quedarme solo no es algo que quiera hacer. Mis padres se van mañana a un viaje por el África, Samantha se va a un campamento de supervivencia, lo cual no entiendo aún. Se supone que yo también debería irme, pero mi suerte es perfecta. ¡Gracias calentura, serás mi única compañía!
-Ya sé que es la primera vez que te vas a quedar completamente solo, por eso fuimos a la compañía de seguridad que contratamos para poner cámaras aquí la vez pasada, ahí donde trabajas. Le dije al jefe que no podías ir porque estabas muy enfermo y que necesitaba que instalaran las cámaras de nuevo, le pedí el favor de que te vigile, y si ve que estás peor, que te ayude.
-¿Mamá enserio hiciste eso?
-Sí, tu jefe es un hombre muy bueno. ¿Cómo se llamaba?... ¿Juan?... ¿José?...
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Anónimos ||Pausada||
Teen FictionLa vida siempre da giros inesperados, y tal vez eso es lo que la hace divertida, la curiosidad de saber que te depara el destino. Sin embargo, la sorpresa no siempre es grata. Las vacaciones navideñas son una época para compartir con la familia y lo...