La lluvia ha menguado, y aunque el clima es frío, David lleva encendido el aire acondicionado. Ryan va distraído en la ventana, observando por el vidrio que se empaña gracias a su respiración.
Del otro lado está Brandon, un joven muy listo y bueno en la computadora, que por ahora va muy concentrado en su celular. Al frente están David y Rodolfo, enfrascados una plática que no llama mi atención.
Me retuerzo en mi lugar buscando una posición más cálida. Brandon se pega más a la puerta del auto, huyendo de mis movimientos. Ryan me observa confundido.
—¿Por qué no pides que apaguen el clima? — susurra en mi oído.
Me limito a negar mientras intento pegarme más al respaldo del asiento. Mi amigo sonríe, pero antes de decir o hacer otra cosa, la voz de David lo interrumpe.
—Llegamos — informa estacionando frente a una casa.
—¡Me estaba congelando! — me quejo estirándome al salir del auto.
—Me hubieras pedido que encendiera la calefacción — reclama David, viéndome con cierta burla.
Rodolfo se aproxima a la entrada con Brandon siguendo sus pasos. Yo doy un salto para poder cobijarme bajo el volado de la casa, e impedir que la llovizna me moje. Ryan se burla de mi acción, mientras lo veo disfrutar de las pequeñas gotas que caen sobre él.
—Te vas a enfermar otra vez — predigo viéndolo seriamente. Él solo ríe y termina de llegar a mi lado.
El jefe de inteligencia llama a la puerta con tres fuertes toques.
—¡Voy! — grita una voz femenina desde el interior.
Pasan unos segundo y la puerta de abre, una mujer se asoma sonriente. Su cabello está lleno de canas, sin embargo, luce joven y llena de vida.
—Buenos días. ¿Qué desean? — saluda con voz dulce.
—Buen día señora. ¿Aquí vive Rogelio Santos? — pregunta Rodolfo.
—Si, claro — responde la mujer recorriendonos con la mirada — ¿Para qué lo buscan?
—Necesitamos hablar con él — es la única explicación que da.
Ella asiente y regresa al interior de la casa. A los pocos minutos aparece un hombre que nos observa con cuidado.
—¿Rogelio Santos? — cuestiona el jefe de inteligencia.
—Sí. Dígame, ¿qué se le ofrece?
—Soy Rodolfo Robles, Agente de la ASP, Agencia de Seguridad Privada — explica enseñando su placa —. ¿Reconoce este lugar?
Brandon le enseña la imagen de la bodega que tiene en su celular. El señor ajusta el teléfono para poder ver la imagen, un tanto confundido, pero luego su expresión cambia.
ESTÁS LEYENDO
Anónimos ||Pausada||
Teen FictionLa vida siempre da giros inesperados, y tal vez eso es lo que la hace divertida, la curiosidad de saber que te depara el destino. Sin embargo, la sorpresa no siempre es grata. Las vacaciones navideñas son una época para compartir con la familia y lo...