Playing God // Spencer Reid ✔

⚠ 19: One of those ghosts ⚠

***Advertencia: El siguiente capítulo contiene temas que pueden afectar la sensibilidad del lector. Leer bajo tu propia responsabilidad***

No miré atrás por más que quería regresar con Spencer y decirle lo mucho que lo amaba, pero me repetí hasta el cansancio lo necesario que era alejarlo de mi vida antes de que saliera lastimado.

Me quedé un rato en el parque, sentada en una banca derramando algunas lágrimas, recordando cómo lo había tratado, y lo cobarde que fui. No importaba cuantas veces pasara mi mano por mis mejillas, las gotas saladas continuaban saliendo y su rostro aparecía en mi memoria. Era doloroso.

Cuando logré tranquilizarme, me levanté del asiento para irme a casa. Sin embargo, vi a Danielle caminando hacia mí, su rostro no se miraba del todo amigable y no trataba de ocultarlo ni por un segundo.

—Hola...

—Ahórratelo —dijo furiosa—. ¿Acaso creíste que no me daría cuenta de tus encuentros con Spencer?

—No sé de qué hablas.

—No mientas, los acabo de ver juntos.

—¿Ahora nos espías?

—Avneet, lo que estoy tratando de evitar es que le hagas algo malo a Spencer. No sabemos quién eres en realidad.

—No digas mentiras, Danielle.

—¿Crees que todas somos como tú? —se cruzó de brazos—. No, Avneet, no todas nos refugiamos en una mentira sabrá el creador para qué.

—Pues dentro de poco no tendrás que preocuparte más por Spencer y que le suceda algo malo. Me iré y nunca voy a regresar.

—Es lo mínimo que puedes hacer —sonrió—. Me alegra saber que por fin aceptaste que no eres suficiente para él.

Dio media vuelta, parecía que la conversación había terminado, pero yo tenía una gran duda.

—¿Y tú si lo eres?

Danielle se giró a verme y con una gran sonrisa contestó mi pregunta.

—Por supuesto, ¿no es obvio? Yo jamás le mentiría, y no me alejaría de él.

—Hazlo feliz.

Se encogió de hombros y continuo con su camino.

Estaba tan cansada de llorar que solo me resigne a volver a casa, aunque ahí también se encontraba mi otra pesadilla y recordatorio constante de porque jamás sería suficiente para el hombre que amaba.

*

En los últimos días notaba a mi papá bastante nervioso. Revisaba su celular varias veces al día y se frustraba cuando miraba sabe qué cosa en la pantalla de este. Otras veces recibía llamadas y salía al patio para atenderlas, como si yo no supiera de que se trataban aquellas llamadas.

El día anterior, me encontraba realizando actividades de la casa cuando él salió, no puse atención a lo que decía, pero no pasó desapercibido su tono molesto. Me imaginaba que su último plan de negocio no había salido a la perfección y no sabía cómo sentirme al respecto.

Tampoco sabía porque se regresó a Quantico. Según tenía entendido, era muy feliz en Los Ángeles, con toda esa gente retorcida y su disque negocio. ¿Para qué regresó si nunca le gustó esa ciudad en primer lugar? Todo era muy confuso y no pensaba preguntarle porque estaba segura que sus respuestas no me convencerían del todo.

Lo único que me quedaba era esperar el día en que él volviera a su lugar favorito para poder escapar de él y que nunca pudiera encontrarme. Ni él, ni aquellos que llamaba socios.