05: It's only the real world

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Tenía las intenciones de cambiar mi rutina en aquella ciudad, pensaba que eso me permitiría avanzar y tratar de olvidar mi pasado. No sabía por dónde empezar, podía comenzar con un montón de actividades y acomodarlas por el resto del día. Quería mantenerme lo más ocupada posible.

Lo primero que hice fue tomar un baño corto, luego camine hacia mi armario y busque que ponerme. La idea de ponerme una falda —como mínimo— aún me aterraba, solo las observé colgadas y al mismo tiempo me preguntaba cuando volvería a usar una. Tomé un pantalón de mezclilla, una blusa blanca de manga larga, un suéter de color vino, y mis zapatos favoritos. Después de vestirme, estuve frente al espejo, evitando ver mi rostro y tratando de concentrarme en mi cabello mientras lo peinaba.

Bajé las escalaras, no tenía hambre, así que comí una fruta y luego agarré mi celular, también algo del dinero que tenía ahorrado por si llegaba a utilizarlo.

Mis nervios se elevaron con el simple hecho de pensar en que saldría de casa y tendría que ver gente a mi alrededor. A veces me pasaba cuando iba al trabajo, sin embargo, en ese momento se trataba de salir por diversión. Di un largo respiro y me repetí sin parar que era algo necesario y no tenía que esconderme para siempre.

Caminé por varios minutos, pensando en otras cosas para calmar mi ansiedad. Al principio parecía funcionar, pero al avanzar esta aparecía y hacía más difícil la tarea.

Cuando sentí que no podía más con esa sensación, vi cerca de mí una biblioteca pública y sin pensarlo mucho entre ahí. Lo único que lograba escuchar era unos pequeños susurros y el carrito que un joven no mayor de diecisiete utilizaba para ir por los pasillos y dejar los libros en su lugar.

Con pasos tímidos y un ligero temblor en mis manos me acerqué con la señora que estaba en la entrada atendiendo a todo aquel que llegaba. Salude y ella dedujo que era nueva en la ciudad porque me entregó un formulario para darme una tarjeta y poder sacar los libros que quisiera. Iba a decirle que ya tenía la mía, pero me detuve al recordar lo sucedido con mi apellido y que tal vez ya se había vencido la que tenía. Llene mis datos con rapidez y le di mi identificación para que pudiera comprobar algunos. Un par de minutos más tarde, me entregó mi nueva tarjeta.

—¿Esta bien su nombre completo?

Mis ojos revisaron con detenimiento mi nombre y apellido, aun me parecía extraño leerlo. Avneet Daugherty. Con el tiempo lograría acostumbrarme, o eso esperaba.

—Sí. Todo está en orden.

—Bueno, eso es todo. Puedes sacar libros las veces que quieras a partir de hoy.

—Muchas gracias.

Pase por varios pasillos para encontrar algo que me llamara la atención y leerlo. No hubo ninguno que lo consiguiera y tomé uno que no leía desde que dejé la cuidad.

Busqué un lugar donde sentarme a leer, y hallé uno lejos de los demás. Me senté, puse algo de música en mi celular y comencé mi lectura. Estaba tan sumergida en las palabras del autor que perdí la nación del tiempo que solo me distraje cuando vi a alguien sentarse a mi lado.

Levanté la vista un segundo, pero la volví a levantar al darme cuenta de que conocía a esa persona.

Era Spencer Reid.

Creía que a esa hora se encontraba en el trabajo, luego recordé que todavía tenían vacaciones, así que me deshice de la idea de preguntarle. Él también se veía concentrado en su lectura, tal vez ni siquiera me notó al sentarse. Tenía, mínimo, como unos diez libros en apilados en la mesa, el que se encontraba en sus manos lo leía con una rapidez impresionante que me pregunté por un segundo si eso era posible o si solo pasaba su vista por la página.

Spencer al parecer sintió mi mirada porque levantó la vista. Sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Hola, Spencer.

—Hola.

Puso un separador en donde se quedó y centro su atención en mí.

—Perdón, no te había visto. ¿Tienes mucho aquí?

—Un par de horas, creo. No te vi llegar, ¿cuánto tienes aquí?

—Solo unos minutos.

—Oh, entonces ya no molesto tu lectura.

Ambos regresamos nuestra vista a los libros y no volvimos a hablar. Cuando regrese al mundo real Spencer ya no estaba, estaba el libro que leía cuando nos saludamos en la mesa y un post-it en la portada.

Lo acerqué a mí por alguna razón. Tenía curiosidad de saber que había escrito.

"Avneet, tuve que irme. Espero verte mañana y conversar de los libros que leímos hoy.

-Spencer."

Quité la nota adhesiva y leí el título del libro. Me pareció bastante interesante, así que lo escribí en las notas de mi celular. Sería mi lectura de la siguiente semana.

Playing God // Spencer Reid ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora