24: Broken things

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Avneet:

Desde la última vez que había visto a Danielle, mi vida cambió.

Como prometí no me acerqué a Spencer en los siguientes días, aunque sabía que requería de mucho esfuerzo para no ir a su búsqueda y contarle lo sucedido. No pasó ni una semana cuando me encontraba leyendo periódicos para encontrar un trabajo, ya no quería molestar más a mi amiga en su propia casa y necesitaba hablar con mi madre para saber que nada malo le estuviera pasando.

La advertencia de Danielle empeoró mi estado de ánimo, cada hora era una tortura, sentí que algo le sucedería a mi mamá por el simple hecho de vivir con Penelope. Si Danielle me tenía vigilada como pensaba, entonces necesitaba huir para mantener a salvo a mi progenitora. Por eso evité contacto con Spencer y cualquier otro miembro del equipo.

A los pocos días encontré un trabajo en una oficina en el departamento de servicio al cliente, gracias a esto pude irme de la casa de Penelope un par de semanas más tarde. Encontré un pequeño departamento amueblado un par de cuadras lejos de la casa de mi amiga, y fui ahorrando dinero poco a poco para comprar muchas cosas que necesitaba.

A pesar de que la mayoría de mis planes estaban saliendo de maravilla, mis días se habían convertido en una especie de rutina, pero cuando estaba a punto de dormirme pensaba en Spencer, en nuestros momentos juntos y en las cartas que me había escrito antes de que dejáramos de hablarnos. Lo extrañaba mucho, sin embargo, debía cuidar que mi madre estuviera a salvo.

No tuve noción del tiempo que pasó, hasta que un día al llegar a casa noté que tenía una llamada perdida de Penelope. Lo pensé mucho antes de marcarle, pero al final decidí hacerlo, la extrañaba mucho y quería saber que pasaba en su vida. Cuando contestó, balbuceaba muchas cosas que no comprendí y por más que intentaba decirle ella continuaba hablando.

—Penelope, no te entendí nada.

Lanzó un suspiro cansado.

—Avneet, ¿no leíste los mensajes que te dejé?

—No, acabo de llegar al trabajo.

—Léelos, por favor.

Le hice caso y puse el celular en altavoz mientras iba por las aplicaciones y abriendo el chat que tenía con mi amiga. Solo había tres mensajes: Danielle, Spencer y enamoramiento.

—No entiendo —dije.

—Que Danielle está enamorada de Spencer e hizo muchas cosas que, en mi opinión, son de una obsesionada. ¿Por qué no me dijiste que te tenía amenazada?

—Porque iba a revelar algo que me correspondía a mí y porque dijo que le hará daño a mi mamá si me acercaba a Spencer.

—Ay, Avneet.

—No quería poner en peligro a mamá.

—Pues ya no tienes por qué preocuparte.

—¿De qué hablas?

—De que Danielle se fue de la ciudad. Y dijo que ya no hará nada contra ti.

Sentí una clase de liberación cuando dijo esas pequeñas palabras, fue tanta mi emoción que comencé a llorar mientras le agradecía a Penelope por contarme lo sucedido.

*

Al día siguiente, cuando regresé de comprar unas cosas para la comida aprovechando que me tocaba descanso, Penelope me marcó diciendo que ocupaba mi presencia con mucha urgencia en su trabajo. No pregunté para qué, solo salí corriendo de mi casa y fui para allá.

En cuanto llegué, hice preguntas a los que se aparecieron en mi camino. Minutos después, aparecí en su lugar de trabajo, pero este estaba vacío y no había señas de mi amiga. Tomé mi celular y con desesperación le marqué. No me contestó ninguna de las tres llamadas, luego noté que su teléfono estaba en el escritorio.

—¿Penelope? ¿Qué pasa?

Giré sobre mis talones al escuchar esa voz, aquella que tanto extrañaba y que se encontraba presente en mis sueños. Spencer dejó de hablar y ambos nos quedamos viendo por un par de segundos. Carraspeó y apartó su mirada de mí.

—¿Qué haces aquí?

Me dolió escuchar el tono de voz que utilizó, pero fingí que no provocó algo.

—Vine a buscar a Penelope, me mandó un mensaje diciendo que ocupaba mi ayuda.

—Qué extraño. A mí me mandó el mismo mensaje.

No iba a quedarme en un lugar donde claramente no me necesitaban y no quisieran verme, guardé mi celular y caminé a la salida. Traté de abrir la puerta, pero esta se encontraba cerrada con seguro.

—Estamos encerrados.

Spencer se acercó a la puerta y movió el picaporte varias veces, y por supuesto no logró abrirla. Entonces, comenzó a golpearla con fuerza.

—Abre, Penelope, no es gracioso.

Nadie contestó. Ambos nos encerramos en nuestros celulares para buscar a alguien que nos ayudara a salir, pero nadie contestaba. Al final dejamos de insistir y decidimos esperar a que nuestra amiga llegara para irnos.

Estuvimos unos minutos en silencio, esperaba que él fuera el primero en hablar, aunque sabía que eso no sucedería. Me tragué mi orgullo y hablé de aquello que tenía preparado desde hace varias semanas, no importaba si me escuchaba o no.

—Quiero aprovechar este momento que estamos juntos para decirte algo —tomé asiento junto a él—. Nunca fue mi intención mentirte, Spencer, pero no quería que alguien más se enterara y su vida corriera peligro. Eres muy importante para mí y no quería que por saber de los negocios de mi padre te pasara algo.

—Avneet, ahora no es momento.

—¿Y cuándo lo será? ¿Cuándo pasen varios años y nos demos cuenta de la historia tan maravillosa que pudimos crear? No, Spencer, no quiero pasar el resto de mi vida arrepentida por no contarte la verdad.

—Ahora eso ya no importa...

—Claro que importa. Debí ser honesta desde que comenzamos a hablar, y también tuve que decirte sobre las amenazas de Danielle y mi pasado con Adam.

—El que debería disculparse, soy yo. No fue justo de mi parte molestarme contigo por algo que tú debías decidir.

—Eso ya quedó en el pasado —tomé su mano—. No te quiero lejos de mi vida, Spencer.

Levanté la mirada, sus ojos brillaban como nunca había visto. Spencer, con algo de duda o miedo, rompió poco a poco la distancia que existía en nosotros. Logrando que nuestros labios tuvieran un pequeño roce y, sabiendo que no pasaría de eso, lo tomé del cuello de la camisa y lo besé. 

Playing God // Spencer Reid ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora