La gotera de la llave de la cocina era más clara para mis oídos, siempre era así cuando terminaba la pesadilla. Y, aunque sonara a locura, era un sonido reconfortante.
Menos esa noche...
No importaba cuantas gotas hubiera contado desde que me fui a la cama hasta que él llegó, al final ni eso podía tranquilizarme. Recordaba el piso de madera rechinar, aun cuando me lo imaginaba ir de puntitas de la cocina a mi recámara, cerraba la puerta detrás de él y me pedía silencio con un solo gesto. Cuando terminaba mi pesadilla, él dejaba que la cobija cubriera mi frío cuerpo, susurraba que nos veríamos después y abandonaba la habitación.
Lo único para lo que me quedaba fuerzas era para llorar en silencio, ansiando el momento en que pudiera irme de la casa.
Cerré los ojos con la clara intención de dormir, pero la puerta volvió a rechinar. La respiración se volvió anormal y escuché con claridad los latidos de mi corazón, tenía miedo de que él las escuchara.
Escuché los sollozos de alguien más, pero no me atreví a moverme de nuevo.
—Cállate —dijo él—. No querrás que te pase algo.
—Por favor —habló una mujer—, lléveme a casa... prometo no decirle a nadie.
—No. Sabes demasiado.
Quería gritar que la dejara en paz, que no se le ocurriera ponerle una mano encima y no pude porque sentí la garganta cerrada. Por más que lo intentaba, no podía gritar. De ese momento hasta que por fin logré despertar fueron los minutos más eternos de la noche. Al abrir los ojos, mi respiración era irregular y tenía la cara empapada de sudor.
Revise la hora en mi celular, eran las tres de la mañana. Intenté volverme a dormir, algo que no logré por estar repasando el sueño por media hora, y luego quedé pensando en el beso con Spencer.
¡Había besado a Spencer Reid!
Amé recordar ese pequeño momento, así como en sus ojos brillando cuando me separé de él porque la puerta de la oficina se abrió. Conversamos con Penelope y al final ella reveló que fue su idea dejarnos encerrados en ese lugar para que nos reconciliáramos. Al salir, Spencer dijo que nos viéramos en la biblioteca el día siguiente.
Y, esa madrugada, por pensar de qué quería hablar conmigo no pude dormir por otro rato.
En el trabajo fue un día tranquilo, no tuve tantos pendientes y terminé mis encargos a tiempo, aunque eso no impidió que este pasara con lentitud.
Al salir de este, tomé mi camino a casa para ir a comer y esperar que fuera hora de ir a la biblioteca. Pasé esas horas leyendo una novela juvenil y escuchando algo de música.
Cuando me preparaba para irme, el timbre de la puerta sonó y tuve que abrir. Penelope me sonrió al verme, pero yo no correspondí su gesto porque aún no olvidaba la travesura de la tarde anterior.
—Me contó Spencer que tendrían una cita —dijo.
—Yo no la llamaría así.
—Por favor, Avneet, es obvio.
Tal vez para ella, pero para mí no. Creía que solo me reuniría con él para terminar de hablar sobre mi pasado y el tema de Danielle. En serio quería que Spencer me perdonara.
—Entonces —sonrió—. ¿Te irás con la ropa del trabajo?
. . .
Spencer:
Había repasado las palabras que le diría a Avneet un par de veces porque, cada que la veía, no podía pensar en otra cosa más que en sus lindos ojos o en su bella sonrisa... en pocas palabras, lo que le pediría era: "intentemos darnos una oportunidad". Porque eso fue lo que quiso dar a entender en nuestra última conversación, ¿cierto?
Y, si no era así, por lo menos lo intente.
Aunque esperaba que dijera que sí y volviéramos a besarnos.
Levanté la vista cada que escuchaba la voz de la señora Wilson saludar a alguien, pero ninguna de esas personas se trataba de quien esperaba. Intenté varias veces distraerme leyendo un libro de los que había en la mesa, pero escuchaba otra voz y, cuando me enteraba que no se era Avneet, perdía el párrafo que leí.
Cuando escuché su voz, rápidamente cerré el libro y lo acomodé en el lugar que estaba antes. Mi corazón se aceleró al verla, se miraba hermosa.
—Hola.
—Hola, Spencer —dijo tomando asiento junto a mí—. Perdona el retraso.
Estaba tan emocionado y ocupado viéndola que no me importó si había llegado tarde.
—No hay problema.
Comenzamos a hablar del tiempo que no nos vimos, del trabajo y otras cosas que sucedieron en aquellas semanas. Avneet me contó de sus nuevos compañeros de trabajo y de su departamento, yo le platiqué de los lugares a los que viajé y el tema de Danielle.
—En serio, me hubiera gustado contarte sobre sus advertencias —Puso su mano sobre la mía—, para que no pensaras que me alejaba de ti solo porque sí.
—Eso ya quedó en el pasado y —me acerqué a ella—, podemos intentar...
Las palabras se me fueron, había cometido el error de levantar la vista y mirar sus bellos ojos... provocando que sucediera lo que más temía.
—Sí, Spencer —dijo ella como si leyera mis pensamientos—. Si podemos intentarlo. Quiero hacer contigo nuestra propia historia de amor.
****
Cada que escribo de la señora Wilson, imagino que soy ella para ser testigo de lo que se dicen estos dos o ser como cupido con las cartas jajaja :3Y pues con las malas noticias de que ya quedan dos capítulos y el epílogo para que la historia termine :'(
Gracias por leer, votar y por sus comentarios (los leo todos aunque se me olvidé contestar) ❤️ nos vemos la otra semana
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Playing God // Spencer Reid ✔
Fiksi Penggemar***Advertencia: Esta historia contiene temas sensibles que pueden afectar al lector, como la ansiedad, depresión y abuso*** Avneet ha tomado la decisión de volver a su ciudad de origen por insistencia de Penelope, su mejor amiga de la infancia. Sus...