02: Please speak softly

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No era mi lugar favorito, en especial al no poder acercarme y hablar con los otros. Me quede observando las cosas alrededor, en especial las fotos de nosotras de cuando íbamos a secundaria. Tome la foto que se encontraba en la repisa para verla mejor, estábamos en su recamara y hacíamos muecas raras frente la cámara. Días después Penelope llevo la fotografía a la escuela para un trabajo que teníamos.

La secundaria nunca fue mi época feliz, sin embargo, los recuerdos que tenía con ella eran mis favoritos y no los cambiaría por nada. De hecho, esperaba que ambas siguiéramos con esa bonita amistad los años siguientes.

—Nunca creí conocer a la chica que estaba en esa foto.

Estaba tan concentrada recordando lo sucedido en aquellas fechas, que no escuche cuando alguien se acercó a mí. Di un pequeño brinco desde mi lugar y giré un poco para ver a la persona que platicaba conmigo. Era Spencer, no despegaba la vista de la fotografía y se notaba bastante pensativo.

—Yo no creí que Penelope la tuviera aquí.

—Y en su oficina. Dice que es su favorita.

—No me sorprende —sonreí—. La mostró a nuestros compañeros y antes de irme me dio una de las que le sobraban.

Esperaba no aburrir a Spencer con esa conversación, solo quería platicarlo con alguien que pudiera entender las locuras de mi mejor amiga.

—Perdón, pero, ¿cuál dijiste que era tu nombre?

Fruncí el ceño, quise decir algo, aunque me arrepentí de último momento y le respondí a su pregunta.

—Avneet.

—Un gusto, soy Spencer.

Una vez más, me tragué lo que tenía para decir y sonreí.

—Lo mismo digo.

Sin embargo, parecía no haberme escuchado. Se quedó mirando un punto fijo, y pensé que estaba en esos momentos donde sus pensamientos eran más grandes que lo sucedido a su alrededor. Suspiré, tal vez lo mejor era irme del lugar, así que dejé el marco donde se encontraba.

—Avneet... —susurro de pronto—. Es un nombre interesante, ¿sabes? Es de origen hebreo y significa: "el padre es la luz", aunque también se cree que es de origen hindú, donde significa: "la tierra".

Me quedé perpleja, sin saber que contestar exactamente. Lo miré un par de segundos, los cual pareció no importarle.

—Wow —dije por fin—. No lo sabía.

—¿Nunca te dio curiosidad saber que significa tu nombre? —preguntó confundido.

—Una vez, pero nunca me animé a preguntarle a mis padres.

Eso y que pasaban un momento muy tenso en su matrimonio, por lo que preferí guardarme la pregunta. Ahora solo faltaba preguntar por qué habían elegido ese nombre.

—Es una lástima —me dijo.

—¿Así eres siempre?

Quise bofetearme, se supone que debía ser amable con el amigo de Penelope, por algo ella quería que nosotros dos nos conociéramos. Pero, fue algo que no pude evitar.

—No sé a qué te refieres.

—Aquí están.

Penelope apareció de pronto frente a nosotros. Tenía una enorme sonrisa en el rostro, aunque no sabía cuales eran sus planes en ese momento. Eso si, estaba segura que no eran nada buenos.

—¿Pasa algo?

—No, solo les quería decir que ya podemos pasar a comer. Los estamos esperando.

—Claro —dijo él.

Spencer se fue, mi amiga y yo nos quedamos solas.

—¿Cómo van las cosas entre ustedes?

—Es raro.

—Haré de cuenta que no dijiste eso, lo acabas de conocer y estoy segura que serán muy buenos amigos.

—No prometo nada.

—No es lo que espero tampoco. Con saber que lo intentes, es suficiente.

—Vámonos, no hagamos esperar a los demás.

El resto de la noche resultó bastante incómoda para mí, todos platicaban entretenidos y yo no sabía que decir, por lo que me quedé en silencio comiendo y escuchando lo que decían los demás.

No pude dejar la casa de mi amiga a la hora que me lo propuse por no querer interrumpir la platica de los presentes. Por esto, fui la última en quedarse, aunque no me molestaba ya que quería platicar con ella un poco.

—¿Pasa algo, Avneet? No hablaste en toda la noche.

—No quiero hablar de eso ahora.

—De acuerdo, cuando quieras hablarlo aquí estaré.

Solo platicamos un poco porque ambas ya estábamos cansadas y Penelope no quería que me fuera a casa tan tarde.

Al llegar a mi hogar, cambiar mi ropa y alistar todo para por fin dormirme, el silencio del lugar me hizo recordar aquellos días de pesadilla, en especial al escuchar la gotera de la llave de la cocina. Tape mis oídos con la almohada y empecé a contar ovejas para quedarme dormida, no funcionó, pero me quedé dormida rato después sin que me diera cuenta.

Playing God // Spencer Reid ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora