Tiempo después
Spencer:
Separé la mirada de la puerta por un par de segundos, ya que necesitaba descansar la vista. No dejaba de golpear el piso con el pie, parecía algo desesperado y debía tranquilizarme antes de que alguien me viera raro.
Regresé la vista a aquella puerta, esperando ver la melena rubia de Penelope para acercarme a ella, pero se estaba tardando más que otros días.
Desde que Avneet fue internada en el hospital psiquiátrico, Garcia dijo que esperaría un poco para revisar la lista y ver cuando saldría. Después de eso, al salir del trabajo, me acercaba a ella para preguntarle si faltaba mucho para ver a Avneet de nuevo.
Una parte de mí presentía que faltaba menos para reencontrarnos y, como le había dicho, estaría esperando. En todo ese tiempo, lo único que hice fue extrañarla y darme cuenta que cada segundo la amaba más que el último día que nos vimos.
Me levanté de un salto y apresuré mi paso una vez que vi a Penelope, quien puso sus ojos en blanco en cuanto me miró. Llegué rápido a lado suyo, y escuché que lanzó un suspiro.
—¿Qué noticias me tienes? —pregunté.
Detuvo sus pasos y giró hacia mí, parecía molesta.
—Spencer, estoy cansada de que todos los días me preguntes lo mismo. ¿Acaso crees que no la extraño? —sollozó—. Lo hago cada día y tener estas conversaciones contigo me pone peor.
—Y por eso mismo necesito saber cuánto falta —suspiré—. Quiero verla de nuevo y no sentir que me ahogo en estos sentimientos.
Penelope limpió sus mejillas con la mano y recobró la compostura.
—Por ahora no tiene fecha de salida, pero en cuanto esta aparezca, serás el primero en enterarte. ¿De acuerdo?
—Gracias.
—No agradezcas, mejor vete a casa a descansar un poco. Ambos lo necesitamos.
Aunque fui a casa como Garcia lo pidió, me dormí horas después por pensar en Avneet y contar cuantos días pasaron desde que ella se fue. Dolía contar uno más y no saber si la vería pronto.
*
Después de mi conversación con Penelope no volví a molestarla, sabía que para ella también eran tiempos difíciles y no ayudaba con mis preguntas sobre su mejor amiga a cada momento.
Pasaron un par de semanas y me ponía bastante intranquilo por no tener noticias. Al hablar con Penelope por cosas del trabajo, esperaba con ansias que dijera "faltan pocos días para ver a Avneet". Pero eso no sucedió.
Comenzaba a perder las esperanzas de verla ese año. Así que me resigné a que no tendría noticias de ella por un largo tiempo, lo único que me daba ilusiones era saber que seguía con vida y siguiendo al pie de la letra el tratamiento.
Dos días más tarde, Penelope se acercó a mí a la hora de entrada. Estaba por entrar al ascensor, cuando paró mi movimiento y me llevó a la puerta.
—¿Qué pasa, Garcia?
—Pasa que Avneet saldrá hoy, a mediodía.
—¿Qué? —pregunté, tratando de no alzar la voz—. ¿Por qué no me dijiste?
Penelope sonrió.
—Después haces preguntas. Vámonos.
Corrimos al estacionamiento y fuimos a su auto. Manejó por varios minutos, en los cuales no pude dejar de pensar en lo feliz que estaba por reencontrarme con la mujer que más amaba. ¿Ella también me seguiría queriendo? Negué, no debía de pensar en eso. Lo mejor era concentrarme en que por fin había llegado el día que estuve esperando.
Llegamos al hospital, pero como todavía faltaban horas para que Avneet saliera, nos quedamos en el auto comiendo o ayudando a nuestros compañeros en el nuevo caso.
Faltaban cinco minutos cuando nos atrevimos a salir del vehículo. Penelope no dejaba de caminar de un lado a otro y murmurar muchas incoherencias por culpa de los nervios. A pesar de que me encontraba escuchando las frases sin sentido de Garcia sobre el posible comportamiento de su mejor amiga, no despegué la vista de la puerta.
Entonces, sucedió. Las puertas se abrieron y noté la pequeña figura de Avneet salir.
Miró a ambos lados y sonrió cuando nuestras miradas se cruzaron. Tomó su pequeña maleta y empezó a correr hacia nosotros. Penelope fue la primera a la que abrazó. Entre gritos y lágrimas no pararon de decirse cuanto se querían y extrañaban.
Luego, cuando lograron tranquilizarse y limpiar sus mejillas, Avneet caminó hacia mí, y no dudó ni un segundo en abrazarme.
—Te extrañé mucho, Avneet —susurré.
—Y yo a ti, Spencer.
La abracé tan fuerte como pude, no quería que se separara de mí otra vez. Sin embargo, ella se quiso ir cuando escuchó otra voz.
—¡Adam!
La dejé ir, ella corrió al encuentro de su amigo y se abrazaron, felices de volverse a ver.
—No pensé verte aquí.
—Penelope me dijo que saldrías hoy y no dude en pedir permiso un rato en el trabajo para venir a verte.
—Ay, Adam, no tenías que hacer eso.
Al acabar los abrazos, nos dispusimos a ir al departamento de Avneet.
En el auto me tocó sentarme a un lado de ella, mientras Adam y Penelope iban al frente conversando de la cena que querían hacerle esa misma noche. Me atreví a verla, y justo en ese instante Avneet miró a mi dirección.
—¿Y cómo has estado estos meses? —preguntó en susurros.
—Extrañándote y sin dejar de pensar en ti en un solo segundo.
—Pensé que encontrarías a alguien en este tiempo.
Estiré mi mano en el asiento, alcancé la suya y junté nuestros dedos.
—Te amo, Avneet y, hasta que tú lo decidas, dejaré de esperar por ti.
—Yo tampoco he dejado de amarte, Spencer. Y sería muy tonto de mi parte si pidiera que te fueras.
Penelope avisó que habíamos llegado al edificio, por lo que ya no pudimos seguir hablando en el camino.
Avneet abrió la puerta de su departamento, Garcia y Adam entraron porque tenían hambre y sed, estaba a punto de seguirlos cuando Avneet me tomó de la mano.
—Espera, seguimos teniendo una conversación pendiente.
—¿De qué?
—De nosotros —sonrió—. Mira, quiero pasar el resto de mis días junto a ti. En serio que es lo que más deseo en este momento, pero no sé si tú quieres lo mismo.
—Por supuesto que sí.
—He cambiado, Spencer, y quiero que volvamos a comenzar. Que te enamores de mí tanto como yo de ti. Sin decir más mentiras o lastimarnos.
—Claro que quiero, Avneet. Lo he querido desde que te conocí.
Ella sonrió y se puso de puntitas para besarme en los labios. Sin dudar un segundo, correspondí a su gesto.
Teniendo en cuenta nuestra situación y el acuerdo al que acabábamos de llegar no debíamos besarnos, pero estaba enamorado de Avneet Daugherty. Y estaba dispuesto a intentarlo con ella una vez más.
*******
Mañana o el jueves subo el epílogo :')

ESTÁS LEYENDO
Playing God // Spencer Reid ✔
Fanfiction***Advertencia: Esta historia contiene temas sensibles que pueden afectar al lector, como la ansiedad, depresión y abuso*** Avneet ha tomado la decisión de volver a su ciudad de origen por insistencia de Penelope, su mejor amiga de la infancia. Sus...